CASI 500 SONETOS


 

DESDE EL CÓSMICO UMBRAL DE LA MEMORIA

 

FRANCISCO HENRÍQUEZ

 

ANTOLOGÍA DE SONETOS

Poesía

 

© Francisco Henríquez, 2021

 

© de esta edición: Ediciones Deslinde

Edición y maquetación: Francis Sánchez

Diseño de cubierta: Manuel Iznaga

Corrección: Ileana Álvarez y Rosa Luna Martínez

Primera edición

Colección: Poesía

ISBN: xxx

Depósito Legal: xxx

http://www.edicionesdeslinde.com/

 

Impreso en Madrid, España, 2021

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pedidos@edicionesdeslinde.com

Ediciones Deslinde

Apartado Postal: 20008

28027, Madrid, España

Autor: carta_lirica@yahoo.com

 


Casi 500 sonetos concebidos a través de muchos días y noches, meses y años; con todos sus defectos, no pretende sentar ejemplo de perfección en el soneto. Solo intenta agrupar en un tomo casi medio millar de sonetos ya publicados en libros y cuadernos desde el primer libro, Reflejos, publicado en Nueva York en 1973. Tomadlos pues, con indulgencia y benevolencia.

El autor

 

Buenos Días, Adiós, Hasta Mañana

Verso endecasílabo de Eugenio Florit

 PRESENTACIÓN

Un libro no presume en su conjunto
resumir la visión de quien lo escribe,
su quehacer es del alma si describe
de lo malo o lo bueno cada punto.

Por lo tanto no quiero ni es mi asunto
pregonar en su esencia lo que exhibe;
solamente el lector es quien concibe
si ha de darlo por vivo o por difunto.

No temo ni a las flores ni a los cardos:
A mi alforja sin fondo van los dardos
que pudiera lanzarme el vulgo hiriente.

Que piense cada cual como le guste.
Nada habrá que de veras me disguste.
¡Si los hice pensar ya es suficiente!  

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EN LA VETUSTA CASA DEL PLANETA

I

El huésped de la Casa de la Tierra

(se pudiera decir, estirpe humana)

se debate entre ayer, hoy y mañana

y vive de la paz estando en guerra.

Cuando a la casa temporal le cierra

la puerta que conduce a la fontana,

se limita a observar por la ventana

los postreros fulgores de la sierra.

Se muere su existir sin más salida

y, faltándole el hálito a la vida,

reduce su expresión a la mitad.

Se rodea de túmulos sin lumbre

y al tornarse obsoleta muchedumbre

maldice de su propia humanidad.

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II

A partir del absurdo hacinamiento

ya no ve más allá de lo que toca;

nada nuevo sus ánimos provoca

ni se sustrae del enclaustramiento.

Sigue el mundo su ruta, raudo, lento,

tal vez en marcha de existencia loca,

y el mejor día, sin saberlo, choca

contra la piedra de su sentimiento.

La humanidad entera es un ser loco

que se está destruyendo poco a poco

con las armas monótonas que inventa.

Cada vez el incendio es más voraz,

pues el hombre presume de una paz

que en su fuero interior no representa.

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III

La humanidad (el hombre) toma, lleva,

con orgullo la antorcha del progreso,

y al mismo tiempo se le nubla el seso

con las vagas neblinas de la cueva.

Cuanto más en su torpe afán se eleva

más parece estancarse en retroceso,

como si fuera insostenible el peso

que el duro sino que asumió conlleva.

Así, cargado va de incertidumbres

y si cree que es el dueño de las cumbres

lo sacude, de pronto, airado sismo...

Porque siempre la altura de la cima

está sólo a unos pasos de la sima

que viste con sinónimo de abismo.

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IV

Esta Casa, además del ser humano,

la habitan el volcán y el remolino;

la oveja, la paloma y el felino

y las fauces violentas del oceano.

La habitan la lechuza y el milano

y la hiena de diente de asesino;

el perro con sus hambres de canino

que el hombre reconoce por hermano.

Esta casa vetusta del planeta

la habitan el prosaico y el poeta,

la habitan el tahúr y el indigente.

Y en medio del estruendo y el barullo

se apagan con las risas del murmullo

los gritos de socorro de la gente.

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V

La adornan majestuosos robledales,

los ríos, las praderas, las montañas...

y conserva en sus íntimas entrañas

las minas de petróleos ancestrales.

El oro —superior en minerales—

que lo falso y sin luz de brillo baña,

deslumbra y a la vez tuerce y engaña

la sensible visión de los mortales.

Con el oro se compran las conciencias

y se doblegan las inteligencias

cual débiles arbustos ante el viento...

Ese mal es tan viejo y tan profundo

que cubre las esencias de este mundo

como un manto de vil encubrimiento

.20

VI

Esta casa, mitad de paraíso

y mitad de covacha tenebrosa,

alberga los encantos de la diosa

rubricada en alado compromiso.

Es un fuego de amor en el hechizo

de la tarde serena y luminosa,

y la gracia del cielo la desposa

con el halo solemne del bautizo.

Se acicala con tintes de arrebol

y pretende que sube al mismo sol

a bañarse de luz en su reflejo.

Se mira en el espejo del crepúsculo

y Adán le muestra su rosado músculo

desde el lado invisible del espejo.

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VII

Si brillara algún rayo de esperanza

más allá de los valles y colinas,

y arroyuelos con aguas cristalinas

trajeran la ilusión y la bonanza...

Si se viera asomar por lontananza

sobre paños de nubes blanquecinas

bandadas de radiantes golondrinas

con cantos de amorosa remembranza...

Entonces de la fe volviera el grito,

como voz que surgió del infinito

para darle al que sufre su consuelo,

deshacer de la tierra el signo malo,

haciendo que fulgure como un halo

de perenne alegría, todo el cielo.

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VIII

Parece que el Amor que el Niño puso

para fértil semilla en la llanura,

no pudo hacer de la pradera oscura

jardín florido y de fulgor profuso.

Quizá su mano, sin saber, dispuso

contra la gracia de otra luz más pura,

y en vez de un huerto de mejor ventura

cavó un abismo, y se marchó confuso.

Tras hablarnos de bíblica conciencia,

se fue deprisa y nos dejó la urgencia

de vivir con las almas en tropel...

Veremos si es verdad o si es mentira,

pero es claro que el gesto hurgó en la ira

del gran Dios que reinaba antes que Él.

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IX

Desde entonces al hombre lo vigila

la mirada secreta de un dios alto,

que dormido en su casa de cobalto

tiene un vidrio de azogue en la pupila.

Baja a la tierra por la tarde lila

y toma las praderas por asalto,

para ver cómo crece el sobresalto

del rebaño que al verlo se encandila.

Cuando vuelve a su casa con su luz

seguida por el signo de la cruz

la diosa de la sombra se divierte

y en hálitos de gloria transfigura

las tinieblas que invaden la llanura

con presagios miríficos de suerte.

24

X

Se espera que una mano salvadora

levante del abismo la pobreza

y que reine en el globo la nobleza

del triste, del que sufre, del que llora...

Se espera que una voz liberadora

libere al desvalido. La tristeza

ya no cabe en el vaso. La pereza

se debe disipar ante una aurora

que despunta, rosada, por Oriente

con fulgores de un astro permanente

que se ve cada día más cercano...

Así corre este mundo del profeta.

Así existe la “casa del planeta”

y vive, sin vivir, el ser humano.

 

 

Sonetos de fe

Glosa por un soneto de la poeta

Marisol de la Caridad García, de Tamarindo, Cuba.

I

Marisol es de allá, de Tamarindo,

pueblo con nombre y con olor a fruta

que lo alcanza, cualquiera, por la ruta

que Dios le hizo en el paisaje lindo.

De torpe sueño y vanidad prescindo;

lo que tuvo el pasado no me inmuta,

porque yo sé que el corazón disfruta

cuando ante el alma de su voz me rindo.

Me encontré a Marisol una mañana

de un junio no reciente: por cubana

me recibió feliz; agradecida...

Lo más hermoso de la vida es eso:

de nada vale el temporal regreso

si te quitan lo bello de la vida.

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II

Si te sientes morir a cada instante,

y notas que tu espíritu flaquea

dale dosis de alientos a la idea

y revive la vida agonizante.

Lo pasado pasó, queda delante

de nosotros un cielo que flamea,

hay un futuro que relampaguea

y una estrella fugaz pero constante.

Si el horror te persigue y te tortura

derrama tu pasión y tu ternura,

que con ello se alivia el sufrimiento.

Y aunque todo te falle en la intención,

no dejes que fenezca tu ilusión:

sobrevive en lo digno del intento.

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III

Hemos llegado al existir sin nada

y después el Señor nos lo da todo:

nos da el agua sin lodo y la del lodo;

del río hondo y la sutil cañada.

Nos presta vida ruda y vida holgada

para que analicemos, de ese modo,

si vamos a la vuelta de un recodo,

donde vive la fiera agazapada.

Mientras más alcanzamos, más queremos

y nos desorbitamos en extremos

que llegan a una forma desmedida.

Mas si naciste sin comida y paz

¿por qué sientes un miedo pertinaz

si te quitan la paz y la comida?

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IV

Ama la vida material, la gente...

porque no sabe que el materialismo

le conduce a la orilla del abismo

donde sucumbe irremediablemente.

Rechaza la humildad; el subconsciente

se le nubla de nieblas de egoísmo.

Para vivir a bien con uno mismo

la bondad debe ser omnipresente.

Toma lo material como una prenda

que te da bienestar, no de prebenda

ni para construirte un monumento,

aunque llegues a ser dueño del mundo,

porque el amor es algo más profundo...

no le restes grandeza al sentimiento.

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V

La libertad del mundo actual peligra,

dondequiera se opaca su ejercicio.

De una parte se queda el beneficio,

pero otra parte de su tierra emigra.

El hombre libre con la luz transmigra

huyéndole al injusto sacrificio,

y espera en la distancia por el juicio

contra aquel que lo acosa y lo denigra.

En pasiva actitud pasa los años

cuando las nieves de los desengaños

lo cubren en un mundo de aislamiento.

Rebélate y reclama tu igualdad,

pues tendrás que morir sin libertad

si te quitan lo libre del aliento.

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VI

Donde la libertad es de unos cuantos

absoluto y sagrado patrimonio,

mandan a los más pobres al demonio

y envuelven en sus dogmas a otros tantos.

De sombras y penurias y quebrantos

dan las muertes y abusos, testimonio,

y queda sin castigo el matrimonio

que celebran heréticos y santos.

La justicia en las manos de unos pocos

solo aumenta el rebaño de los locos

con una humanidad más dividida.

No gozará de amor el mundo entero

hasta que no mantenga en su alto fuero,

la verdad, la justicia compartida.

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VII

Como hiciera Jesús con sus verdugos

después de la primera bofetada,

vira tu rostro y deja tu mirada

que se asombre de látigos y yugos.

Si te niegan los fiambres y los jugos

de manera constante y racionada,

conforme los recoge la manada

recoge, sin protesta, los mendrugos

que te ofrece quien lleva el rifle al hombro.

No sufras ni protestes; ni un asombro

debe, en tus labios, encontrar salida.

Y aunque sientas arder tu vida entera

en tu angustia más dura y lastimera

haz un verso de amor por cada herida.

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VIII

Repartir de lo mucho que nos sobra

no tiene gracia a mi entender; yo creo

que si dar es lo noble del deseo

aun sin que nos sobre, dar es obra

que el filántropo cumple. La zozobra

se adueña de la idea del ateo:

cuando da, su tamaño es de pigmeo

¡y parece un gigante cuando cobra!

En amor y en la mesa, parte el pan

lejos y libre del mezquino afán

de esperar recompensa en el momento.

Comparte lo que puedas, que es hermoso.

Cuando todo se agote: sé copioso

y reparte bondad como alimento..

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IX

¡Cuántos seres nos quitan los bribones

que hacen las guerras y comercializan!

Constructores de bombas que idealizan

con rezos de ternura sus acciones.

Criminales de todas las regiones

que en las altas esferas socializan,

que sin ser religiosos simpatizan

con ciertas respetables religiones.

Luego de bombardear tiemblan de miedo

y piensan que si dicen cualquier credo

ya se libran del crimen y el pecado.

¿No pondrías tu credo en otras creencias

que marchen a la par de ocultas ciencias

si te quitan los seres que has amado?

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X

Hay veces que nos quitan hasta el aire

y en el agua nos ponen aditivos,

para que no sintamos los motivos

que nos crece en el íntimo donaire.

Y con la anatomía de un desaire

nos infligen conceptos punitivos

que, aunque tengan efectos negativos,

son efectos que ocurren al desgaire.

Si te quitan de todo lo que tienes

una mínima parte, te sostienes

con la parte que guardas todavía.

Pero nunca podrás vivir contento

donde nace la luz y su elemento

si te quitan la fuerza y la alegría.

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XI

Hay veces que es mejor llorar a mares

en plena soledad y en sitio oculto,

que sufrir el sarcasmo del tumulto

que quiere dar alivio a tus pesares

pero vegeta tras lejanos mares

donde reinan el vago y el estulto.

Un dolor vivirá siempre insepulto

por encima de sombras y avatares.

Pero si una tristeza te sepulta

para toda la vida en esa oculta

covacha que el amor no ha transitado,

no olvides tus recuerdos más hermosos

ni los sitios del alma, misteriosos,

esconde algún recuerdo, el más preciado.

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XII

El átomo y la brisa no se ven:

son algo de tan fina transparencia

que no exponen la esencia por su esencia

sino que surgen por la voz del bien.

De la misma manera Dios también

se hace un eco a través de la conciencia,

y aunque no se le palpe su presencia

rige en todos los predios del Edén.

Decir que Dios no está, que Dios existe,

porque nunca lo has visto ni lo oíste,

me parece liviano. Siempre insisto

que regreses a ti y a tu reencuentro,

y en la parroquia de tu más adentro

ama a Dios aunque nunca lo hayas visto.

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XIII

Detrás de un sabio pobre otro más pobre

va recogiendo míseros rastrojos

y descienden, voraces, de sus ojos,

lágrimas de la pena más salobre.

Va descalzo y raído; vaga sobre

pedregales floridos en abrojos

y tinieblas; no tienen sus despojos,

si los quiere vender, valor de cobre.

Sin embargo el mendigo substituye

la sombra por la estrella porque intuye

que un día va seguido de otro día.

Si contemplas la vida en derredor

habrá muchos que cargan más horror,

y verás que al horror de una agonía.

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XIV

Siempre acude una mano misteriosa

que alienta al cojo, le da luz al ciego,

y cubre con un manto de sosiego

la paz espiritual donde reposa.

Detiene la tormenta que lo acosa,

obedece el turbión al sacro ruego,

y una lámpara azul de claro fuego

resplandece en un asta luminosa.

Es que Dios está aquí: sólo se ve

a través de los ojos de la fe

—la virtud que no tiene el anticristo—.

No pretendas buscar la salvación

de tu ser en un mar de confusión...

sólo puede salvarte la fe en Cristo.

Octubre, 2000

 

Romance entre patos

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EN EL PATIO FLORIDANO DE ANA Y FRANK.

BAJO EL TECHO DE LA TARDE

Junto a un lago sereno, cristalino, profundo,

un pato y una pata de un patio muy florido,

buscaban afanosos dónde formar un nido

distante del bullicio perturbador del mundo.

Vino el pato primero y, casi en un segundo,

consiguió dónde hacer el hogar preferido;

después vino la pata y dio su buen sentido,

fijando el dulce nido bajo el sol rubicundo.

El viviente común no hubiera imaginado

que la plúmea familia pusiese allí su amado

nidal, y en siete días multiplicara en siete.

En aquel ornamento, como una chimenea,

la pareja de patos con orgullo procrea

y navega la tarde, sobre el lago, al garete.

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LA COSECHA

Aquí está la vitrina que exhibe la cosecha

producto del amor, del tiempo, la constancia,

y los dueños del patio que, con su tolerancia,

han hecho ya posible completar esta endecha.

Si sigue este proyecto por la ruta derecha

vendrán días de vuelo, de brisa y de fragancia,

de patitos siguiendo junto al lago y la estancia

la que pudo haber sido blanco vil de una flecha.

Siempre hay almas que cuidan las cosas naturales

las que sobre el asfalto pueden crear un monte

y darle a sus riberas color de matorrales;

hacer que un gajo pueda serle nido a un sinsonte,

que dan calor al nido, confort a sus nidales

y pintarle una rosa de sol al horizonte.

45

EN EL SÉPTIMO DÍA

En el séptimo día la séptima postura

terminó de poner la mamá, suavemente,

y dispuso su cuerpo con la sangre caliente

a dar vida a los huevos con su temperatura.

Tras las cuatro semanas de fija cobertura,

unos plúmeos pichones brotarán de repente

como fruto sagrado de aquella diligente

pata-madre criadora de tal empolladura.

Hacia el día vigésimo octavo, esta pareja

ha de ver como cada patito rompe y deja

los estrechos estuches de aquellos cascarones.

Y después de haber sido por natura entrenados,

siguiendo con los hábitos de sus padres plumados,

por la orilla del lago volarán los pichones.

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EL PROCESO

Cuatro cuartos de luna que toma el empollado

atraviesa por riesgos que Natura ha previsto:

––Natura siempre tiene para ese riesgo, listo

el remedio preciso y además adecuado––.

Ante el riesgo presente la “madre” ha preparado,

de su propio plumaje, lo que aquí ya hemos visto:

una manta que cubre los huevos…¡Hasta Cristo,

si lo viera, muriese de asombro inusitado!

Sucede que la madre de vez en cuando sale

a cumplir exigencias de la fisiología

y cuida no dejar a la intemperie hostil

aquello que va a ser su más preciada cría.

Sin mucha extravagancia para hacerlo se vale

del amor más sublime y el valor más sutil.

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SIGUE EL PROCESO

Rodeada de esa manta de plumas, pensativa,

como si en el futuro pensara, en el presente,

aquí vemos la madre del futuro, silente

cual si del sacrificio fuera la estampa viva.

¿Qué misterio profundo del arcano motiva

que se aleje tranquila de la suave corriente

del lago donde puede nadar plácidamente

con el bando de amigos que fue su comitiva?

Solamente una madre se sacrifica tanto,

solamente una madre soporta el sufrimiento

y no conoce un límite la pena de su llanto.

Aquí de cuerpo y alma, con todo el ser sediento,

va ganando la gloria del cariño más santo

y ella misma se erige su mejor monumento.

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EL PARTO

Fueron largos los días, los días de la espera

pues fueron veintiocho los días que esperamos.

Fue la luna completa. Pero al fin aquí estamos

con los recién nacidos; es la familia entera.

¡Qué si valió esperar!, pues no de otra manera

mostrarían los rostros el placer que gozamos.

De ahora en adelante veremos qué inventamos

para que el entusiasmo que sentimos no muera.

Hay que buscarles nombres a los siete patitos,

sugiero Lunes, Martes, Miércoles, Jueves, Viernes

y Sábado y Domingo… ¡Qué mejor que los días

de la semana en nombres para siete angelitos!

Y serán grandes patos los patitos en ciernes:

¡sin contarse los sueños y algunas fantasías!

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PARIENDO

Dos de los nuevos críos murieron al nacer,

no sé si por asfixia, si por algún infarto…

Sólo cinco de siete rebasaron el parto;

ya Sábado y Domingo han dejado de ser.

Al menos ya estos cinco se empiezan a mover

y pronto los veremos vagar por el reparto

en forma de bandada, mientras versos yo ensarto

bajo las suaves brisas del tibio atardecer.

He aquí la prueba viva con estos cascarones

donde incubó Natura cinco formas de vuelo

en un nido de piedra. ¡La cosa no fue fácil!

Ya el parto llega al fin y, a saltar, los pichones

se alistan con la madre vigilante en el suelo,

todos con un plumaje de la hechura más grácil.

50

EL PRIMER AVENTURERO

Como todo en la vida siempre el más atrevido

es el que se aventura y el terreno examina,

aquí el primer patito con cuidado camina

después de haber dejado la ternura del nido.

Tras este aventurero de pronto lo han seguido

los otros adornados de pluma diamantina

y hacia el lago de un agua serena y cristalina

a darse un chapuzón el quinteto ha corrido.

Unas horas de vida sólo cuentan los nuevos

personajes que habitan esta parte del mundo

y ya tienen más fuerza que un muchacho de trece

primaveras cumplidas… Atrás quedan los huevos

y la angustia del parto, pues segundo a segundo

ya cada uno de ellos con vida propia crece.

51

LA PRIMERA EXPERIENCIA

Aquí juntos los cinco con su madre y maestra

comienzan a tomar lecciones que, aprendidas

conforme a la Natura, pudieran salvar vidas

en los casos más graves de sequía siniestra.

La madre profesora, con esta noble muestra,

sólo imparte conductas por ella conocidas

y con estas virtudes, con bondad repartidas,

la gran sabiduría de su estirpe demuestra.

Ya con estas premisas la evolución se plasma

y es un hecho feliz para un nuevo escenario

en donde ha sucedido. Según dicen los dueños

(y lo dicen de un modo que al oído entusiasma)

la familia emplumada recorre el vecindario…

¡Y aunque no se sonrían, ya se ven muy risueños!

55

 

Erotismo vegetal

PAPAYO

Papayos hembras-machos reflorecen

en los huertos fecundos del planeta;

el macho airoso en la heredad vegeta

donde sus flores las lloviznas mecen.

Tienen el polen que después ofrecen

a las hembras de al lado. Se completa

el coito vegetal cuando en la meta

las papayas, del tallo, airosas crecen.

Así es como este amor un dios realiza

cuando a la hembra el macho poliniza

sin lo cual no encintasen las papayas.

De este erotismo vegetal se inunda

la brisa entera con la que fecunda

la rica flora desde tiempos mayas.

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EVOLUCIÓN VEGETAL

Las abejas trabajan en labores

de refinado y hacendoso estilo;

cruzan la flora de albahaca y tilo

y juntan mieles, sales y colores.

Regresan presurosas a las flores,

se posan sobre el rojo verticilo,

y en la herida sedienta del pistilo

depositan su esperma de sabores.

En las colonias de la orilla ajena,

son parte necesaria de la escena

aves, ardillas, grillos y lagartos…

De luces bellas la estación se pinta,

¡pues acaba de ser natura encinta

y Diana espera frutecidos partos!

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EROTISMO DE LA PIEDRA

Andando el bosque de mi lar un día,

donde natura encantadora medra,

y la ventisca del turbión no arredra

los follajes de inmensa lozanía…

encontréme una hiedra que subía

la pendiente porosa de la piedra

y viví la pasión con que la hiedra

los besos en la piedra repartía.

No creo raro que la flora envuelva

de amor florido y vegetal la selva,

sin que nadie lo haya descubierto.

Yo no dudo que salga a medianoche

un ceibo, y que derrame su derroche

de erotismo en la ceiba de su huerto.

58

LA ENREDADERA

El bejuco que sube por la cerca,

aun siendo del uvero o del ubí,

de pasiones lo toca un frenesí

y a cierto goce genital lo acerca.

La pasión del bejuco, firme, terca,

del madero al alambre tiende allí

sus brazos de erotismo, y para sí

abraza el dulce género que alterca.

La bejuqueda hasta parece haber

convertido a la cerca en su mujer

por la erótica forma en que la abraza.

En la noche, al cruzar los asteroides,

hay un rocío de espermatozoides

que tenue surco en la dehesa traza.

59

EL MUSGO

El musgo no florece ni da fruto,

pero vive abrazado a la humedad

de los brocales y en la oscuridad

de pedregales de color hirsuto.

Y goza, al parecer, cada minuto

de aquel abrazo con la soledad…

al pie del muro de la eternidad

se convierte en mural de lo poluto.

Y está todo el erial humedecido

por las múltiples veces que ha caído

su lluvia seminal en las paredes…

Cualquier aeda recreado en Eros

podría concluir que sus arqueros

obedecen a eróticas mercedes.

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EL MAÍZ

Aunque crezca frondoso, de raíz

exuberante, en hojas y buen tallo,

no alimenta la casa del vasallo

si no llega a mazorca con maíz.

Así muere la planta que, infeliz,

no produjo rollones para el gallo,

ni alimento vital para el caballo,

para los hombres y la codorniz.

Pero creciendo con las otras, junto,

recibe el polen fecundante ¡y punto!:

Poliniza la planta, y en mazorca

regala el oro del maíz que adoro,

esa riqueza de gramínea. ¡El oro:

digno de hacerse codiciada ajorca!

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LOS JAGÜEYES

He visto a los jagüeyes cuyos brazos

se abrazan de los árboles vecinos,

los abrazan con gestos masculinos

y se vuelven eternos esos lazos.

Los he visto en laderas y ribazos,

a la orilla de arroyos y caminos,

dominar a los cedros y a los pinos

con la fuerza vital de sus abrazos.

Los he visto soltar sus abundantes

leches de las cortezas excitantes,

sobre las otras plantas femeninas…

Y he visto en singular metamorfosis

las leches que, siguiendo la simbiosis,

transformaron las leches en resinas.

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EL CACTO

Preso en el hábitat que lo rodea

sobre la arena del desierto hostil

surge en pareja de pasión febril

y allí se nutre del amor que crea.

Asimismo del agua que gotea

a manera del semen más sutil,

del útero arenoso hace pensil

donde, erótico, el ojo se recrea.

Canta el dios Eros por el regocijo

de ver el cacto con un nuevo hijo

del erotismo que produjo el acto.

El desierto ha parido un niño rubio

con sangre vegetal por el connubio

que sostuvo la arena con el cacto.

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GESTACIÓN

Echa el hombre de campo la simiente

sobre el surco —vagina de la tierra—,

como espermatozoide que se aferra

y se enraíza en la humedad caliente.

Es verano y la luna está en creciente,

soplan húmedos vientos de la sierra,

la ventana del día Febo cierra

y se tiñe de rojo el Occidente.

Transcurren los minutos y las horas;

se impacienta el vergel con las demoras

del reloj, de los días y la fecha…

El huerto, exuberante, ha florecido

y se apresta el gañán agradecido

para el goce frutal de la cosecha.

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LA CHAYOTERA

Sube los empalados a manera

de bejuco. Su rama muy coposa,

reproduce una fruta voluptuosa

que grácil baja de la enredadera.

Se le conoce por la chayotera:

y su chayote como un seno posa,

o semeja su carne a la pulposa

cosa de la mujer que desespera.

Abajo húmedo suco, yuca, cangre,

junto a la clorofila de la sangre

tornan el huerto en sol y papalote…

En una voz sexual se yuxtaponen

chayotera y yucal… Juntos exponen

las virtudes sexuales del chayote.

67

 

 

EROTISMO SENIL

Después de uno envejecer, la llama

del erotismo erecto se amortigua;

entonces arde como llama antigua

donde se goza lo que más inflama.

En este punto el sexo no reclama

nada más que la parte más exigua

de la carne que yace más contigua

a la esencia que el género derrama.

Lo que fuera delito en otra edad

deja los miedos de la pubertad

e inventa idealidades del delito.

Es otra forma de erotismo ardiente

y atrevido, que pasa por la mente

y goza con entrar en lo inaudito.

68

RAPTO

¡Vamos! —le dije y la trepé en el anca

de mi potranca, que se hinchó de brío,

y nos fuimos cantando hacia el bajío

donde empieza a elevarse la barranca—.

La desnudé sobre la yerba, blanca

de neblinas, de luna y de rocío,

junto al recodo donde duerme el río

y la corriente del pudor se estanca.

¡Nada turba la escena!: ni un rumor.

Las vírgenes del sexo y del amor

hacen de brújulas y de astrolabios.

Ella, con su pasión y mi locura…,

mientras yo recorría con premura

el mapa de su cuerpo con mis labios.

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EN EL BAÑO

Para darte este baño de ternura

con mi lluvia de besos te cubrí,

y fue tan fuerte el erotismo en ti

que fui marcado por tu calentura.

En tu boca, tus senos, tu cintura…

todo ardía en un mismo frenesí;

igual temblor se apoderó de mí

y fui una parte de la quemadura.

Luego pusimos la pasión a arder,

y fue infinito el goce del placer;

como el deseo de la carne, extraño.

El amor del placer no se consume:

es así, como un frasco de perfume

que sobrevive más allá del baño.

70

UN NIDO

Posé mis labios en tu tibio cuello

para que el cisne del amor un nido

te hiciera, sobre el árbol florecido

y perfumado, de su talle bello.

Tu erótica mirada fue un destello

que jamás otro cisne ha conocido,

y anidó… ¡Primavera había venido

para ser un fulgor de todo aquello!

Urgido de insaciables fantasías

el cisne de tus ansias y las mías

entre eróticas alas se acurruca.

Al calor de tu sangre y de tu pecho

jamás antes un cisne como lecho

tuvo un nido de nácar en tu nuca.

71

VIOLADO

¡No me toques! —me dijo— y la miré

con un vacío corto de por medio.

Esta —me dije— debe ser el tedio

que vino a verme pero ya se fue.

Me tomó de la mano y la dejé

que fuese ella su mejor remedio.

Acortó la distancia en el asedio

y con locas pasiones la besé.

Entre mis brazos se rindió lo mismo

que las princesas del romanticismo…

Tócame —dijo— donde quieras, toca:

toca mis manos, mi cintura y entre

lo que te veda mi corpiño. ¡El vientre

se deshizo en panal para mi boca!

72

AVENTURA

Era poca la miel y la sed mucha:

Pensamos en buscar otro destino,

donde el amor signara nuestro sino

y el intento no fuera insana lucha.

Hicimos noche en la primer casucha

que, olvidada a la orilla del camino,

se caía a pedazos junto a un pino

que la crudeza natural serrucha.

Una vela alumbraba un catre viejo.

Desnudamos la lumbre del reflejo

y el candil fue señal para los dos…

Al otro día, entre hechizados nudos,

la luz del sol nos encontró desnudos

¡conforme al mundo nos trajera Dios!

73

INMATERIAL

Era un poeta de la edad confusa

—de los tantos que viven de la rosa—

que quiso hacer una adorable diosa

de lo que sólo fue su pobre musa.

Le dio belleza de la más profusa;

vírgenes labios, tez de mariposa

y la besaba como aquella cosa

que de verdad el erotismo abusa.

Enloquecido con el “ser” fantasma

—invento suyo— tanto se entusiasma

que se invade de idílicos veranos.

Y corre como un loco por la calle

sin la blanca materia de aquel talle

¡y dos senos quemándole las manos!

74

NOCTURNAL

En el lago de linfa azul violeta,

bajo el amplio reflejo de la luna,

recostada en un ceibo yace una

ninfa rosada de vestal silueta.

A los ojos lascivos de un poeta,

la limpia cabellera lacia y bruna

resalta la belleza y la embetuna

de cierto misticismo de paleta.

El poeta le canta un himno al lago,

un lente que retrata como un mago

los senos en las aguas cristalinas.

Las aguas, a manera de un espejo,

bajo el palio lunar son un reflejo

que se tiñe de gracias femeninas.

75

RECUERDO

Siempre recuerdo la mujer aquella

que me dijo su “no” una y mil veces,

multiplicándose como los “peces,

como los panes”, mi pasión por ella.

La vi distante como azul estrella

en mis más ardorosas desnudeces,

pero la amaba y le canté mis preces

que la elevaron cada vez más bella.

Amor platónico otros llaman a esto,

pero el impulso del amor y el gesto

cuando dejan de ser romanticismo,

aun sin tener la carne y sin tocarla,

puede darnos motivos para amarla

hasta donde nos quema el erotismo.

76

BÚSQUEDA

Busco a quien todo mi deseo sepa

—como todas las cosas del delirio—

frondoso huerto del otoño. Un lirio

que por el cuerpo del hechizo trepa.

Una muchacha que en mi cuarto quepa

y sepa hacer connubio del martirio;

que sepa en la alta noche ser un cirio

para alumbrar mi desolada estepa…

Unos oídos que el clamor recogen;

unas pupilas que el deseo acogen

cuando los senos erizados tremen…

Rumor que fije donde el árbol ronda

y crezca como un nido en una fronda

para los tibios pájaros del semen.

77

CAMINO DE BELÉN

Cuando una diosa mi lugar visita:

primeramente a sus ojazos miro;

de sus mejillas en el mar me tiro

y remo con las cruces de mi ermita.

Todo mi corazón se desorbita...

me rebajo a sus pies donde deliro

y por sus formas nacaradas giro

como quien un loquero necesita.

De sus muslos de mármol y marfil

formo peldaños de ilusión febril...

y en ese mismo luminoso edén

comienzo mi ascensión hacia su talle

por el bello camino de ese valle

que conduce a la entrada de Belén.

78

SUBLIMACIÓN

Por tus valles de carne, bajé ardido

como un río que corre y desemboca

donde el alma del tiempo se disloca...

El ayer ya es un sueño revivido.

La suerte del amor, pájaro herido,

dejó su nido en la distante roca,

y en la tibia azucena de tu boca

reconstruyó, con ilusión, un nido.

El nido creció en alas y voló

hacia otras tierras; desapareció

por las riberas de países bellos.

Y ahora mi pájaro sin nido y nada,

hace un nido nostálgico en almohada

que entibiaron tus cálidos cabellos.

79

ÉXTASIS DE MEDIANOCHE

Por cada estrella de esta noche mía

brilla la sangre del amor ardiente;

yo ya sé que tu cielo es diferente,

más limpio, más sereno. La pedrería

que asoma de las linfas de tu ría

tiene más luces que mi sol naciente:

Tu cielo es un collar fosforescente

que cuelga de tu cuello. ¡Cómo ansía

deleitarse mi boca en tu blancura,

ser náufrago en el mar de tu cintura,

beber del pozo que tu miel derrama,

y ser, en fin, tan ciego como un niño

que piensa que si pierde tu cariño

pierde la luna, el sol, el panorama...!

80

PRIMOROSA

Por ti, diosa, mi verso se hace rosa

que enjardina los valles de tu sueño,

junto a un río de miel donde despeño

las aguas de la sed más ardorosa.

Contigo fue la noche primorosa,

y el día más soleado y más risueño,

me sentí como rey: quizás el dueño

de los vergeles de tu mariposa.

¡Ah, qué mieles había en tus panales!

y de cuántos aromas tus rosales

circundaron mi antigua rosaleda.

Tus erectos jazmines eran dos

palomas que volaban hacia Dios

con plumaje de nácar, oro y seda.

81

AFIEBRADO BESO

Después del beso que afiebrado hería

los contornos del nácar de tu cuello,

fue una llama sublime tu cabello

y en tus ojos un huerto florecía.

No sé qué néctar sin cesar fluía

de la fontana de tu talle bello,

y supe que en el ala del destello

mi pájaro de amor me renacía.

Te quedaste suspensa, delirante,

sobre blanco algodón alucinante,

junto al sueño de amor por ti tejido...

y ya no quise abandonar el lecho

de un árbol que creció desde tu pecho

para que un pájaro tuviera un nido.

82

EX PROFESO

Si el amor de la carne es el exceso

que vuelve a los espíritus felices,

vale un mundo besar las cicatrices

de la mordida que dejara el beso.

Ese amor delirante que ex profeso

se ha dejado llevar por los deslices

siempre viene cubierto de matices,

de erotismos, ardores y embeleso.

No lo apaga ni el cierzo ni el relente

porque el fuego fulgura permanente

como una combustión en la ceniza.

Al choque de dos cuerpos ese imán

se convierte en el magma del volcán

que erupciona la carne y la erotiza.

83

¡ESTA DAMA...!

Si con su gracia a mi burdel baja,

primeramente le desrizo el pelo,

y en sus mejillas desarraigo un celo

libre de polvo, de penumbra y paja.

Mi enjuto corazón se desencaja,

se olvida de las prédicas del cielo,

y deshielan mis labios todo el hielo

que por las venas del deseo viaja.

La beso desde el pelo a la cintura;

sigo ese norte que me configura

la más perfecta estampa del vergel

donde Eva y Adán, solos, desnudos,

se ataron para siempre con los nudos

que tejieron las manos de Ella y de Él.

84

SEXO

El amor no es aquel arrobamiento

que a impúdicas pasiones nos empuja,

ni la fuerza diabólica que embruja

los goces pasajeros de un momento.

Debe ser un profundo sentimiento

que nos toma, nos quiere y apretuja;

la flor eterna, que si más se estruja

mejor satura su perfume el viento.

La pasión de la carne, amor sexual,

puede ser inexacta; amor vacío,

si no viene hermanada a un ideal.

Y el amor idealista es inconexo,

inaceptable, incomprensible y frío,

si no viene hermanado con el sexo.

85

 

Sonetos de la Buena Muerte

87

Breve prólogo a Sonetos de la Buena Muerte

A

Si hay una Muerte Buena y una mala

¿por qué no decidirse por la buena?

¿qué misterio ancestral nos encadena

y por mundos sin sol nos acanala?

La Muerte mala es esa que nos hala

y nos tira en la sombra de la arena;

la Muerte buena de fulgor nos llena

donde el suspiro posterior se exhala.

Uno debe saber cuándo se muere

(cuando piensa morir) para si quiere

su círculo de amigos, pues que asista

a su fiesta mejor: la de su Muerte.

¡No todos han gozado de la suerte

de vivir una Muerte a toda vista!

88

B

La Muerte debe ser como una fiesta

de amistades, familias y vecinos,

entre bailes y chiste y buenos vinos,

con el ritmo sonoro de una orquesta.

Ni el llanto del adiós ni la protesta,

ni los mustios laureles ni los pinos

desgajándose tristes, mortecinos,

han de estar desluciendo la floresta.

Una palabra “fúnebre”, que enluta,

no ha de ser una sombra es esta ruta,

que jamás otra Muerte ha transitado.

Cuando la gente aprenda esto de cuna

todos aquí ––sin excepción alguna ––

¡querrán montarse en su corcel alado!

89

 

90

C

La sangre derramada de la herida

como el podre que fluye de la llaga

es la deuda caduca que uno paga

por habernos burlado de la vida.

Y lo mismo sucede, en gran medida,

con el óxido antiguo de la daga,

o el aumento continuo de la plaga

que deja la cosecha consumida.89

Vivimos a merced del cuento sacro

que, a manera de burdo simulacro,

en el prisma del tiempo luce bien…

Tras la Muerte se va quien ha creído

que vive por la Muerte perseguido,

y el que no lo creyó se va también.

90

D

Muchos se escalofrían de la Muerte

porque la pintan fea en noche oscura

mostrando ensangrentada dentadura

de chuparle la sangre al cuerpo inerte.

Pero esa no es la muerte que divierte

o que nos saca de esta vida impura;

yo le he dado a la Muerte otra figura

que nos puede llevar a mejor suerte.

Imagino una Muerte que ha montado

sobre las ancas de un corcel alado:

que se siente feliz de su partida…

¿De qué sirve una Muerte inesperada?

Yo pienso en una muerte celebrada:

¡la Muerte en que uno sea quien decida!

91

I

Morirse lentamente a edad madura

no puede ser glorioso ni importante;

morirse por un dardo de diamante

nos da la Muerte que mejor perdura.

Ninguno aquí, para morir, se apura,

y en vez de recibir muerte elegante,

con lo más deprimido del instante

muere de escalofrío o calentura.

Morirse de un puñal o de una bala

después de todo no es de suerte mala…

––por el contrario marca buena suerte ––.

Yo pienso en un flechazo de zafiro

que venga acompañado de buen tiro

¡y con la gracia de la buena Muerte!

Junio 17, 2011

92

II

Morirse siempre ha sido una aventura

que mucha gente desvelada espera,

y la espera el gentil como si fuera

grandiosa fiesta de inmortal ventura.

Pero es triste morirse frente a un cura

que exhibe el crucifijo en la collera

y pensando en la viuda que él quisiera

ser dueño de su herencia y su cintura.

Cuando “uno” no sube ya ni baja,

su lecho más precioso es una caja,

y su muerte más lógica es un tiro.

Morirse de una muerte apaciguada

es irse lentamente hacia la Nada,

sin honor que contar y sin retiro.

93

III

Cuando un caballo ya no tiene cura

y tropieza a menudo en el ribazo,

duele menos la muerte de un balazo

que estar viviendo con la matadura.

Yo no hablo de mí, pues en mí dura

todavía de tiempo un gran pedazo,

y soy capaz aún en fuerte abrazo

marcar con indeleble quemadura.

Por lo tanto la fiesta del mortuorio

demora mucho tiempo. Mi velorio

queda pospuesto indefinidamente.

La bala guardo junto a mi cuchillo:

esperaré feliz sobre un banquillo

por la Parca que venga de repente.

94

IV

Si el Clero se ha metido con el mundo,

¿por qué no defendernos de ese Clero

que se revuelca en el revolcadero

de ese infinito lodazal inmundo?

¿Acaso no se ve a cada segundo

caer al más sagrado y más austero?

¡Pedir permiso a Dios es lo que quiero

y su permiso me ha de dar, rotundo!

A cierta edad la gente es un estorbo.

¿Por qué tendría yo que oír al morbo

una vez que yo tenga mi permiso?

La religión, de Dios vive muy lejos

(bien apartes de sí), con sus consejos

jamás han de ensuciar mi Paraíso

.95

V

¡Si a mí me hubieran un velorio dado

cada vez que he caído en esta vida,

ya no hubiese un vacío: una cabida

donde poner un muerto amontonado!

De mil entierros me han desenterrado

para ofrecerme el vino y la comida

en una fiesta que no fue investida

con el estilo que yo había esperado.

Cuando vuelva a morir, moriré a gusto,

¡—a gusto mío—! ¡¿Qué más da el disgusto

que en otros cause; qué más da la furia?!

Mi derecho es morir como yo quiera,

no como quiere la guadaña fiera

que simboliza la ¡sagrada curia!

96

VI

Si Dios abandonó a su hijo en la cruz,

cuando más esperaba de su ayuda,

¿cómo van a esperar que ahora acuda

a traerte, en sus manos, pan y luz?

Si seguimos a modo de avestruz

hundiendo la cabeza en playa ruda

moriremos llevándonos la duda

cubiertos por su mísero capuz...

Una cosa es amar, sentir, creer...

y otra pensar que del supremo Ser

siempre llegan los hálitos mejores.

Si de Dios son la tromba, sismo, trueno,

sin saber qué es lo malo y qué es lo bueno,

más vale no esperar por sus favores.

97

VII

Una amiga gentil, que siempre aboga

contra mi voluntad de darme un tiro,

con un susurro, que es mitad suspiro,

trata de convencerme ¡y me dialoga!

¿Un tiro no es mejor? El que se ahoga

tirándose en los mares, da otro giro,

y la guásima hiere a aquel que miro

colgarse de sus ramas con la soga.

Si queremos morir con elegancia

debemos entender qué diferencia

distingue cada Muerte. La distancia

puede ser saludable a la conciencia.

¡Una Muerte con propia tolerancia

nos salva de morir en la demencia!

98

VIII

La Muerte aquí no dio señal de vida,

temprano se asomó, pero con miedo,

al fin ya la he sacado de este ruedo

y nadie me ha servido una bebida.

Conciencia despertó medio dormida,

pero fue recobrando su denuedo;

de la Parca sombría siempre quedo

en espera de mesa bien servida.

Esperaba escribir mis cien poemas

sin entrar en confusos anatemas,

pero traigo cincuenta solamente.

En vista de la grave soledad

me asusta la divina cristiandad

y mi despido ¡religiosamente!

99

IX

No quiero que la Parca me sorprenda;

yo soy quien debo sorprender la Parca

entrando a media noche a su comarca;

quitándole del rostro su gris venda.

La Muerte mía no estará en su agenda

ni en todo ese dominio que ella abarca,

no le permito que en su inmunda charca

trate de ahogarme con el agua horrenda.

Ya yo tengo a la Muerte acorralada

y la apuñalo con argenta espada…

¿¡No la han visto en el suelo ya caída!?

No ha de quitarme lo que no me dio;

mi hacienda es mía y la manejo yo,

yo soy quien debo terminar mi vida.

100

X

Esa loca, la Muerte, no me asigna

ni el sitio, ni la hora ni la fecha

en que se debe disparar la flecha

para matarme de manera digna.

Yo tengo mi designio. La consigna

la repito a menudo en una endecha.

—Yo sé que mi proclama no está hecha

para el que arrodillado se persigna—.

Aquí la idea no es vivir del lloro

sino saber marcharse con decoro,

no cuando uno ya llegó a guiñapo.

¿Qué gana el hombre si fallece viejo

cuando ya la osamenta y el pellejo

lo desalojan de su edad de guapo?

101

XI

Si la ilusión de un viaje está tomada

por acuerdo, consciente y decidida,

¿qué importa que se dé fin a la vida

por medio de la acción premeditada?

Toda muerte debiera ser planeada

como desea quien la lleva uncida,

no dejar que un extraño lo decida

que de nosotros no conoce nada.

Ni siquiera al Señor le admitiría

que decidiera con la Muerte mía;

si la quiero con danza, son o rumba...

Lo que me van a dar que me lo den

ahora, en este día, antes que el tren

departa con destino hacia la tumba.

102

XII

A la Muerte la pintan de fantasma

con estómago virgen y de abstemia,

no sufre de diabetes o de anemia

pues la sangre bien roja la entusiasma.

Cuando la gente en soledad se pasma,

hace su ronda nocturna, bohemia,

y estornuda regando su epidemia

sobre los débiles que acosa el asma.

Pero a mí no me engaña entre los blancos

mármoles, donde ocupa sendos bancos

y a los que ancianos, al azar, espera.

La sorprendo en su estado de abandono,

la increpo, la remato y la amontono

junto a otros huesos de su calavera.

103

XIII

No concibo la Muerte en esa forma

que la concibe la sagrada iglesia,

que cree que la Muerte es anestesia

que, para así morir, nos cloroforma.

Que trasmutamos pero en la reforma

hay altísimas dosis de una amnesia

con rasgos de una fábula milesia

que en nada configura ni conforma.

¿Entonces para qué tanto misterio,

por qué tomar la idea tan en serio

cuando se piensa en la divina Parca?

Pues a mí, si me llega en alta noche,

me subiera sin susto al negro coche

que en la tiniebla de la vida aparca.

104

XIV

Yo pienso en una Muerte transitoria

—Muerte que se realice con licencia—

a ver cómo es la vida —la existencia—

en donde habita la supuesta gloria.

Una vez que me grabe de memoria

cómo es la vida allende la conciencia,

entonces a mi antigua residencia

volvería a contar la exacta historia.

Sin duda esta ha de ser una salida

y una buena razón para que en vida

tengamos la visión del otro lado.

Esos que yo conozco que se han ido

no han vuelto para darnos un sentido

.105

XV

En el patio, detrás de la alta cerca

que se viste de hiedras y de espinas,

la Muerte, con sus garras asesinas

y sus dedos de púas, se me acerca.

Sacude las paredes de mi alberca

y envenena mis aguas cristalinas

con su pus y su tos y sus neblinas;

persistente, atorrante, sucia, terca…

Por eso siempre lo repito: en cuanto

pueda, a sus intentos me adelanto:

no puedo permitir que Ella, la Muerte,

me remate en su predio a sangre fría…

Nadie puede ordenar la Muerte mía;

¡con mi sangre, ni el Diablo se divierte!

106

XVI

Con mi sangre vital no te alimentas

tú, que apareces por la noche oscura;

mi sangre roja es demasiado impura

para darse en sustancias suculentas.

Pues guarda tus filosas herramientas:

la guadaña, y el pico y la herradura,

para que entres en otra sepultura

donde sólo se pudren osamentas.

Voy esta noche a vigilar tu ronda

para lanzarte la candente onda

que ha rato carga la fulgente flecha…

Cuando te vea inerte, derrumbada,

sobre tu sombra de nocturna helada

voy a prender mi luminosa mecha.

107

XVII

Nunca antes la Muerte se me había

presentado con tanta donosura,

tan esbelta, tan blanca… su figura,

de este mundo carnal me parecía.

La tuve entre mis brazos, le cogía

las manos y los senos… la cintura;

no sé cómo de aquella calentura

pude sobrevivir…Yo, por hombría,

no quise desnudarla… para asombro

mío, lagrimeaba sobre mi hombro

como una colegiala-Magdalena…

¡No la beso! —me dije—, ¡no la estrujo!,

y todo el gran incendio se redujo

a consumirse con la Muerte buena.

108

XVIII

Siempre en su traje de erizada ropa,

la Muerte ahora quiere ser mi amiga,

y en vez de darme la erizada ortiga

me ofrece vino de la vid de Europa.

Los dos bebemos en la misma copa,

los dos comemos de la suave miga,

y, cuando la impaciencia nos fatiga,

los dos tomamos de la misma sopa.

Pero no me confío porque venga

tan agradable y en sus manos tenga

la rosa del amor, medio escondida.

Al fin yo sé lo que su afán persigue:

hacer que me desgaste, me fatigue

y entonces adueñarse de mi vida.

109

XIX

Una Muerte que venga como arma

que por su parecer nos intimida,

es un arma con rasgo de homicida

que de las voluntades nos desarma.

Aquí precisa despertar la alarma

a ver si la espantamos enseguida

y no nos roba esa preciosa vida

que no le pertenece. Por el karma

suyo, ya van a pronunciarte muerto,

en medio de la selva o del desierto,

por seguir el sagrado fanatismo…

Pero será una Muerte muy barata.

¿Es la Muerte, no tú, la que te mata?,

¡pierdes el gozo de morir tú mismo!

110

XX

Muerte: yo me divierto a carcajadas

cuando visito tu jardín de cráneos

donde crecen claveles instantáneos

que alternan margaritas mutiladas.

Rosas y clavellinas claveteadas

sobre filas de huesos simultáneos

y gardenias de otoños espontáneos

con sangre del pasado lloviznadas.

De un antiguo esqueleto vibra un piano

que hicieron de la cama de un anciano,

y afinaron ex prófugos —ex presos—…

El tiempo se me ha ido: la hora muerta

me acaba de cerrar la última puerta…

¡he de pasar la noche entre los huesos!

111

XXI

Insisto que la Muerte que le cuesta

menos al mundo y a su sociedad,

es aquella que en plena oscuridad

se realiza sin miedo ni protesta.

Deberíamos ver como una fiesta

al que se vaya por su voluntad

y no se muera de calamidad

en un asilo donde todo apesta.

Quien espere a morir en un asilo

no muere con orgullo ni tranquilo,

pues es matado con la lentitud

de una Muerte caída en lenta gota...

Luego lo meten con el alma rota

en un cofre cuadrado: ¡El ataúd!

112

XXII

Esos que escogen el morirse a plazo,

se mueren de los pies por la mañana,

se suicidan de un ojo en la ventana,

un brazo muere ya, luego otro brazo.

Dejan que se les muera el espinazo

con la débil tristeza de una cana,

y se les muere la ilusión temprana,

por cada amanecer, otro pedazo.

Yo no quiero morirme una pulgada

ahora y la otra luego, donde nada

garantice que habrá fijo remedio…

No vale prolongar tanto la esencia

de la vida, y más tarde la impaciencia

nos obligue a matar, a plazo, el tedio.

113

XXIII

El fuego del amor nunca se apaga,

y lo mismo se quiere con la rosa

tan de poeta como de preciosa,

que cuando padecemos una llaga.

El río del amor no se encenaga

en ninguna pradera cenagosa

sino que vuela como mariposa

que con la miel del ideal halaga.

Por beber en las aguas de tu ría

yo puedo posponer la Muerte mía

por el momento, todavía ausente.

Puedo dejar en blanco sitio y fecha

hasta que te decidas satisfecha

y nos muramos ¡paralelamente!

114

XXIV

Las leyes de esta Muerte necesitan

que todas de inmediato se suspendan,

es eso lo que aquí nos recomiendan

los nuevos dioses que el solar habitan.

Ya los antiguos dioses no gravitan,

y es necesario que la vida entiendan,

que traigan otras leyes donde vendan

las que nos matan y nos resucitan.

Yo pienso en serio que la Creación

marcha en proceso de renovación…

Por eso para el próximo Congreso,

donde reúnan al Señor y al Diablo

deben tratar la cosa... ¡Si yo hablo

sólo sería para hablar sobre eso!

15

XXV

No quiero que ni sátiros ni brujas,

cuando ya los suspiros se me caigan,

que como cálidos consuelos traigan

la idea de aguantarlos con agujas.

No me acerquen a templos ni cartujas

que de la realidad me desarraigan;

quiero que los suspiros me distraigan

y creer que me voy entre burbujas.

Si aparecieran por ahí las ninfas

para ofrecerme las doradas linfas

con el único afán de que envejezca…

en su propósito no habrá cabida,

porque no pienso permutar la vida

por nada que la Muerte no merezca.

116

XXVI

Supongamos que al huerto de la vida

le cuelga una manzana verde y dura,

puede esperar hasta que esté madura,

mas no esperemos a que esté podrida.

Cuando llega a este punto está perdida

para el humano que en su gusto apura

de su huerto esa miel sabrosa y pura

que más tarde al gusano da comida.

Todo tiene su tiempo: cuando llega

esa Muerte, y se juntan en la vega

la verde primavera y el verano…

a esperar por otoño y por invierno,

y todo lo que fue fragante y tierno

muere: se acaba con dolor huma

117

XXVII

Si me halaran la alfombra de mi piso

y de bruces me mato en duro suelo,

que no le vengan a ofrecer consuelo

a los deudos llorosos del occiso.

Las condolencias por el compromiso

de sólo quedar bien, son puro velo,

que en nada van a remediar el duelo

aunque manden al muerto al Paraíso.

Así que dejen de mover mi alfombra;

––la de la claridad o de la sombra;

de la vida de carne o la ficticia—…

Perdonen al que muere; al que se mata;

pero no si es matado, pues se trata

de una Muerte causada por malicia.

118

XXVIII

Yo no quiero morirme de una hartura,

de lo que más me gusta y que no debo

degustar; lo que como y lo que bebo

requieren que los mande a la basura…

Los excesos de vino, pan, fritura…

que ingería en los años de mancebo,

hoy me dicen que son parte del sebo

que no dejan que baje la gordura.                                                                                                                                       

Así que de esta Muerte nos advierte

la ciencia, ya con datos. Es la Muerte

que evitar debe uno a toda costa…

Y no quiere decir que olvide el vino,

el cordero, la vaca, el langostino,

el queso, el bacalao y la langosta…

119

XXIX

La vida, como efímera paloma,

revolotea por el sur del huerto;                                       

en la rama del pino casi muerto

una mirada del espacio toma.

La vida nace de cualquier maroma:

de la vida del padre es un injerto;

pobre grano de arena del desierto

o residuo de un huevo de carcoma.

Para hacerla creer que sigue moza

recargan de floreros la carroza

en su último viaje al camposanto.

La gente no lo sabe y yo tampoco,

por qué la vida durará tan poco;

ni por qué durará la Muerte tanto.

120

XXX

La vida es un paréntesis de piedra

detenida entre el antes y el después;

la vida es hueco de un engaño y es

profundo pozo donde nada medra.

Por su pared la trepadora yedra

sube con manos y ligeros pies,

abracando el brocal sigue a través

como verde tentáculo que arredra.

Aquí es donde la Muerte se solaza

la vida que es dos veces perseguida:

la persigue la Muerte con guadaña

y la vida que siempre la acompaña:

¡la Muerte vive aliada con la vida!

121

XXXI

No le llamo a la Muerte despiadada

sé que ha de acogerme compungida

al pie del resplandor de la alborada.

No importa que la pinten desgreñada,

harapienta, indigente o mal vestida;

la Muerte será siempre la escogida

cuando la vida ya no ofrece nada.

¡Que no os asuste si su dentadura

presenta de la Muerte esa premura

por la sangre que roba: su alimento.

¡Ni os asuste su rostro de alabastro;

ni su pisada gris que deja un rastro

con brillo de color sanguinolento!

122

XXXII

No conozco el minuto ni la hora

que vendrá de visita al bosque mío,

pero yo he esperar junto a este río

la dulce y peregrina arrobadora.

Si adelanta su tiempo o lo demora,

ella puede encantarse a su albedrío,

pero yo guardo un tiempo y un vacío

que es necesario que se llene ahora.

Su tiempo de llegada se avecina,

y aunque tiene su fama de asesina

lo cubre con la gracia de su plectro.

Así que la sorpresa no trasciende

más allá de la llama que se prende

al choque de la vida con su espectro

.123

XXXIII

No imagino tortura de más lloro

que la Muerte infligida por el asta

del toro que en la hora más nefasta

mata al torero sin ningún decoro.

De angustia delirante gime el coro

que forma la exquisita y pura casta,

pero aplaude gloriosa y entusiasta

cuando el ágil torero mata al toro.

Con la Muerte del toro —que perturba—

se siente complacida aquella turba

que en alegre balcón su codo empotra…

Y mientras toda dignidad se extingue,

la morbosa conciencia no distingue

la Muerte de aquel toro ¡de la otra!…

124

XXXIV

En una bella gran ciudad de Europa:

creo que Roma, no París ni Atenas,

mataban a los presos en escenas

para el disfrute de la injusta tropa.

Leones entrenados, cuerpo y ropa

les comían del pelo hasta las venas,

donde reyes con almas nazarenas

brindaban vinos de abundante copa.

¿A quién culpar de la violenta Muerte?

¿Al león que mató siendo más fuerte?

¡A lo mejor si al preso hubiese sido

preguntado qué Muerte él prefería…

hoy fuera muerto igual, pero tendría

el honor de un deseo complacido

125

XXXV

Hay otra Muerte que entender no hallo:

y es esa que entre el polvo y el serrín

las espuelas de un gallo han puesto fin

a la vida del otro… ¡Ha muerto un gallo!

Por la breve milésima de un fallo

se ha perdido y ganado un lance ruin;

ya uno muestra triunfante el espadín

y el otro se desangra… ¡Yo me callo!

¿Merece el triunfador toda la gloria?

¡Y la Muerte!: ¿no tiene una victoria

con irse apresurada de este abismo?

Lo injusto es que el occiso no pidió

morirse de esta forma en que murió,

¡sin la alegría de matarse él mismo!

126

XXXVI

La Muerte no persigue ni desvela

la vida que he vivido como quiero;

si decido morirme, yo me muero

con frío, con el agua o la candela.

No quiero que me pongan una vela

que un pabilo sin nada fue primero,

ni pido que me pongan un florero

con rosas que a rosales ya no huela.

Si quieren en la piedra de mi losa

escribirme un soneto, ya la cosa

me pudiera invocar algo profundo.

Con velas y con rosas no deliro,

pues la rosa se muere en un suspiro

y la vela se gasta en un segundo.

127

XXXVII

Una Muerte que atónitos nos deja

es la Muerte de un árbol por un rayo

que le cae en la copa en pleno mayo

y su verde armazón se desmadeja.

El árbol no ha emitido ni una queja,

pero por su tristeza y su desmayo

luce que de la Muerte viste el sayo

y de su bosque el festival se aleja.

El árbol —ya sin pelo y sin pupila—

su sangre natural —la clorofila—

a raudales derrama en las llanuras.

Viéndolos en contraste mortecino

ya ceibo, ya laurel, ya palma o pino,

semejan esqueletos sus figuras.

128

XXXVIII

Repugnan, de verdad, esas camillas

de los hospicios, como crucigrama,

donde cuidan al muerto por su fama

reviviendo sus últimas bombillas.

Para que no se escape en zancadillas

de aquella burda imitación de cama,

lo sujetan muy bien con su pijama

y suben, de nivel, las barandillas.

Este muerto no puede escapar ya

pero quieren que siga por acá…

¿quién envidia vivir la Muerte suya?

La experiencia me dice que la vida

no merece alargarla tan sufrida…

¡que me traigan el sebo y la cabuya!

129

XXXIX

El costo de la Muerte está en subida:

las cruces, los floreros, y el osario;

el sermón que da el cura y el rosario,

cuestan un ojo del que da la vida.

También hay que pagar la despedida,

y el costo de ese arreglo funerario

requiere que en expreso itinerario

los guardias tracen hora de salida.

¡Nada!, que en este mundo conflictivo

cuesta tanto morir como estar vivo…

Así que seguir vivo no es un ahorro.

Los que no mueran, por economía,

que no esperen tampoco hasta ese día

a que se mueran con la edad del Morro

130

XL

A través del placer o de la pena

del fuego destructor o luz bengala,

se reconoce que la Muerte mala

no lleva el eco de la Muerte buena.

La Muerte mala irrumpe y enajena

si lentamente la existencia escala,

pero la Muerte buena es azul ala

para un vuelo delirio y azucena.

Cuando cada pensante por sí escoja

su modo de morir, no ha de ser coja

la Muerte que nos toque: ni peluda,

ni ciega, ni temida… ni a destiempo,

por la vida vendrá, pues a su tiempo

quitaremos la sombra de la duda.

131

XLI

Para no tener susto de lo muerto

es preciso, primero, haber estado

con hambre, sed y frío, en desolado

sitio donde perece todo huerto.

Es haber de un sahárico desierto

el inhóspito imperio atravesado,

y haber, sin un rescate, naufragado

a mil leguas de orillas y de puerto.

Una vez que la idea se aclimate,

la Muerte no será la que te mate,

que a su vez tu memoria mataría.

Si uno va por sí mismo, va a la gloria,

pues se lleva consigo la memoria

que la Muerte —al matarte— mataría.

132

XLII

Mi Muerte es cosa de mi propiedad

y yo soy quien la velo y la administro,

¿por qué debiera ser algún Ministro

—inmundo instigador de sociedad—?

¿Por qué del hambre y la calamidad

ha de verse mi Muerte en el registro

para ser de alimento o suministro

en festines de infausto y vanidad?

¡A mí que no me cuenten ese cuento

para tenerme en el “hacer” contento

y obligarme a morir con lentitud.

No creo que haya rosas sin espinas

ni que pueden volver las golondrinas

con los inciensos de la juventud…

133

XLIII

Aquí todo se altera o se pospone,

se le pega una tira o se apuntala;

se le duerme con éter, se acicala,

y esperan a que no se desmorone.

Si todo se imagina o se supone…

¿qué medida tomamos por escala?

¡El mundo se derrumba o destartala!

¿y el remedio?: ¡mañana se le pone!

Un hombre es esqueleto apuntalado

si toda su osamenta han claveteado

con puntas afiladas y amarillas…

el día que esta intrusa se lo trague,

la misma dama puede ser que pague

tragándose una cuba de puntillas.

134

XLIV

Mi padre —campesino y carretero—

les decía a sus bueyes como halago:

“a mí ese buey que no me sale vago,

jamás he de mandarlo al matadero”.

Así que, cuando tuvo Marinero

cierta edad de retiro, como pago

pastaba libremente junto al lago

y nadie lo acosaba en el potrero.

Pero, a pesar de sus bonitas obras,

seguía su sostén de puras sobras

a través de su vida ya caduca…

Simplemente su premio fue migaja:

¡pudo haberlo premiado con la alhaja

de una bala de oro en plena nuca!

135

XLV

De la vida en el áspero paseo,

la Muerte es silenciosa y solapada,

pero, a veces, en quieta madrugada

nos idiotiza con su chachareo.

Por el ojo de vidrio que la veo,

me parece la efigie de una espada

que encima de mi tumba fue clavada

para darle esplendor al mausoleo.

Con tinta de esta pluma —tinta roja—

ha escrito no sé quién en una hoja

de cartulina ingenua, un epitafio…

Pero a la tumba aquella, en su vacía

desolación, no han dicho todavía

qué occiso ha de ocupar el cenotafio.                                   

136

XLVI

La casa de la Muerte es una gruta

que, con sus lámparas de estalactitas,

abrillanta sus noches y sus cuitas

y sus días también. La dama astuta

se reparte la sombra y la disfruta,

si se trata de otros. De exquisitas

bellezas hace gala. Estalagmitas

de mármoles pulidos son su ruta.

El vivo la contempla con envidia

y la maltrata con bestial perfidia:

¡sabe que afronta un enemigo duro!

Al saber que la Muerte luz derrama,

se hace enemigo de su propia llama

y, por irle en su contra, muere oscuro.

137

XLVII

La Muerte se ilumina, se engalana

con las perlas y túnicas que roba

a las víctimas muertas en la alcoba

con pisos de chinesca porcelana.

Cuando viste a manera de sultana,

no enseña su emblemática joroba;

rechaza su quehacer de fiera loba

y se vuelve la oveja más cristiana.

Ya no tiene el mirar de la enemiga

y parece más dulce que una hormiga

que puede custodiar la miel de abeja.

A una muerta con tanta galanura

la podemos tomar por la cintura

y vivirla por siempre de pareja.1

138

XLVIII

La Muerte, que llegaba decidida

a sumirme en el mar de la derrota,

huye de mí con la cabeza rota

y su pata de palo toda herida.

Espero que se vaya convencida

que conmigo no gana ni una nota:

ni un pelo, ni una uña: ni una gota

de sangre me quitó. ¡Tengo mi vida!

La nocturna del antro fronterizo

yo sé que ha volver con el hechizo

que en su ronda fatídica amalgama.

Pero no me confunde su requiebro:

en el fondo inmortal de mi cerebro

¡el esplendor ha devenido en llama!

139

XLIX

La Muerte ya no llega ni me habla,

ni me intimida con ningún contagio;

todo su paripé no es más que plagio

de parecerse al Ángel siendo Diabla.

Ya conmigo la insípida no entabla

una conversación con el presagio

de quien, en la agonía del naufragio

nos tire, por piedad, la última tabla.

Ni vamos a esperar que Dios la tire,

nos salve por un tiempo y se retire

a ver si naufragamos de otro sismo.

Que la Muerte y el Diablo, sus asuntos

con el Ángel trabajan siempre juntos:

¡todo es obra infinita de Dios mismo!

140

L

Adiós, Muerte fatal: en tu velorio

me voy a divertir mucho esta noche;

te llevaré mañana en negro coche

a darte entierro con tu vejestorio.

Purgarás en insomne purgatorio

tus culpas por haber, en un derroche,

demorado, paciente y sin reproche,

la fecha del consciente velatorio.

Me glorío de haberte aniquilado

con cuchillo de acero niquelado;

con navajas de filo de azucena.

Tú fuiste por ti misma condenada;

yo, como no comparto con tu Nada,

¡aquí me quedo con la Muerte Buena!

Julio 10, 2011

141

 

La Conquista de América

Primer Premio V Centenario (1492-1992)

143

I

América se inclina en reverencia:

Se descubre ante España y la saluda.

Resulta natural que un hijo acuda

donde la madre que le dio su esencia.

Por la misma razón de la existencia

que en un lazo de sangre nos anuda,

y por esa intuición que nos ayuda,

volvemos al lugar de procedencia.

Por la exacta verdad que relaciona

los nacidos hispanos de esta zona

con los hijos de Iberia la Inmortal,

celebremos el Quinto Centenario

y que conste en el nuevo calendario

como fiesta de gloria universal.

144

II

Aquellos domadores de los mares

salieron con un sueño desde España,

y realizaron la más grande hazaña

que recuerdan los tiempos seculares.

Marinos que sufrieron los azares

de las olas, el viento y la cizaña,

hasta que vieron una tierra extraña

muy lejos del calor de sus hogares.             

  

En el principio, en su ideal, Colón,

no pensaba encontrar esa región

sino nuevos caminos hacia Oriente.

Y fue un aliento de valor profundo

descubrir el vergel del Nuevo Mundo

sobre el mapa del vasto continente.

145

III

Cuando quiso partir del patio ibero,

muchos problemas por salvar había,

de barcos, provisiones ni dinero.

Visitó más de un trono aquel viajero,

recabando recurso y compañía,

y la reina Isabel, que en él confía,

le dio su ayuda contra todo fuero.

Una vez que consigue los avíos

reorganiza su gente y sus navíos

y una mañana venturosa, parte...

¿Qué persigue Colón? Una esperanza,

que se pierde cual luz en lontananza,

¡con la voz de Castilla y su estandarte

146

IV

Navegaron las noches y los días

por un mar infinito y proceloso,

seguidos por la sombra y el acoso

de las fieras del mar, y las bravías

tormentas que producen averías

en los frágiles barcos, y el borroso

confín de la distancia, tenebroso,

por esos bosques de las lejanías.

Un barco tras el otro; rumbo cierto

mas sin saber si encontraría puerto;

ni siquiera el amparo de una rada...

El fin que procuraba era impreciso:

fuera de todo necesario aviso

nadie tenía certitud de nada.

147

V

Pero la fe que los mantuvo alertas

nunca a su gente le llegó a faltar

y continuaron frente al restallar

del destino y sus ráfagas inciertas.

Tocaron muchas nebulosas puertas

en la casa marina, en alta mar,

hasta que un día, casi por azar,

vieron las abras de la gloria abiertas.

¡Tierra!, gritaron los exhaustos hombres,

y aquellas islas recibieron nombres

de princesas, de príncipes y reyes...

En los valles, al pie de las montañas,

se elevaban las frágiles cabañas

de los taínos y los siboneyes.

148

VI

Sobre el rigor de las inmensas millas

llegaban los valientes navegantes

a unas islas situadas muy distantes

del calor de la patria y sus orillas.

Llegaron hasta el mar de Las Antillas

en luchas contra vientos y menguantes,

y encontraron un suelo de abundantes

arroyuelos, cascadas y avecillas.

Al ver cercano el litoral verdoso,

sintieron en los ánimos reposo

y bajaron las velas de improviso...

Admiraron, estáticos, las tierras

en cuyos valles y elevadas sierras

el cielo cobijaba el Paraíso.

149

VII

Rielaban sin cesar por las estelas

de un mar a todas horas intranquilo,

siguiendo el rumbo sin perder el hilo,

de acuerdo con los palos y las velas.

Usaban las más rígidas cautelas

y obraban con el máximo sigilo.

Solían guarecerse en el asilo

costeño y proteger sus carabelas.

Por aquellos inhóspitos rompientes

vadeaban la presión de las corrientes

que formaban vorágines horribles.

Mas los hombres penurias resistieron

y fuerzas poderosas se impusieron

contra tantos obstáculos visibles.

150

VIII

Como si hubiera sido cartomántico,

su intuición visionaria le decía

que un mundo nuevo para él yacía

más allá del misterio del Atlántico.

Aquel divino amanecer un cántico

de esperanza a la hueste repartía,

para hacer la gloriosa travesía

que casi semejaba lo romántico.

Bajo el tibio fulgor de las estrellas

las tres naves flotaban por aquellas

interminables líquidas llanuras

y los líquidos montes del oleaje,

como si tras la realidad del viaje

viajara el genio de las aventuras.

151

IX

América brilló en el derrotero

que trazara Colón al Occidente.

Caminos para un mundo diferente

se abrían como mágico astillero.

Y este jardín de tropical venero

fue soplo grato para aquella gente,

pues al hallar la prodigiosa fuente

se colmaron la sed y el resistero.

Colón quedaba de poder provisto...

“Es la tierra más bella que hayan visto

ojos humanos”, ¡murmuró la tropa!

La historia tuvo su mejor segundo:

al saberse el hallazgo de otro mundo,

sufrió tremenda conmoción Europa.

152

X

Habían descubierto a Cuba o Juana,

como el Gran Almirante la nombró,

mas la flota, impaciente, continuó

viajando al grito alentador de Triana.

Después llegaron a Dominicana,

que Hispaniola la tropa la llamó,

donde tiempo más tarde se erigió

la primera ciudad americana.

La bravura y la fe se dieron cita

cuando erigieron la primera ermita

de la nueva región de la Corona.

Y es triste recordar el sufrimiento

de los nativos, tras el ahorcamiento

de su joven princesa, Anacaona.

153

XI

Esta tierra de inciensos tropicales;

esta tierra de sueños: la Hispaniola,

le bastó al almirante, por sí sola,

para tener las bendiciones reales.

Bartolomé Colón, con sus iguales,

exhibe de los triunfos la corola,

coronando la isla con la aureola

de todos los valores coloniales.

El férreo y triste Nicolás Ovando,

gobernó dicha isla con nefando

pensamiento de gente sin virtud.

Destruyó los santísimos orígenes

al darles a los pobres aborígenes

el tratamiento de la esclavitud.

154

XII

Llevados por las olas y el vaivén

del undoso Caribe y de la brisa,

la hora señalaba con más prisa

la presencia cercana de otro edén.

Con esas esperanzas en la sien

le aflora la ilusión en la sonrisa

cuando bañada en arrebol divisa,

como diosa de sol, a Borinquén.

Y penetra los montes cuyas faldas

parecen cordilleras de esmeraldas

que acollaran la magia de su sueño.

La bella isla de esplendor y canto

le brindaba a sus ojos el encanto

de aquel vasto paisaje caribeño.

155

XIII

Descubren a la vez islas hermosas

en ruta de Jamaica a Gran Caimán,

mientras tanto pasaba un huracán

por aquellas regiones borrascosas.

Por noches desoladas y lluviosas

navegan sin un débil ademán;

están urgidos por el noble afán

de aclararles las rutas a las cosas.

Al pasar la tormenta huracanada,

la suave brisa de la tarde alada

la blanca arena de las playas peina.

Y aquellas islas de exquisitas flores,

conjunto de cadencias y colores,

las bautizan: Jardines de la Reina.

156

XIV

Pero antes de seguir hacia adelante,

debe quedar en la mejor constancia,

lo que fue de muchísima importancia

para el viaje del ínclito Almirante.

Fue el hecho de llegar al fascinante

suelo canario, de cordial estancia,

que es la bella región, una distancia

del destino final menos distante.

Tuvo calor allí más que de amigo,

porque tuvo el afecto y el abrigo

de un pueblo laborioso y abnegado.

Tras de irse de aquellos territorios,

los cantos por Colón eran notorios

y aquel pueblo bendijo su legado.

157

XV

Las Islas fueron los divinos puentes

para unir a dos tierras muy lejanas;

las almas de las voces castellanas,

por ellas alcanzaron nuevas gentes.

Los marinos —históricos videntes—

dejaron las costumbres cotidianas,

y se fueron al mar en sus chalanas

en busca de horizontes diferentes.

En Canarias tomaron provisiones,

y con la ayuda de sus oraciones

surcaron el indómito elemento.

Fue Canarias ayuda que el destino

colocaba a Colón en el camino

de realizar el perdurable evento.                                                                                                                                                                                                     

158

XVI

Hasta el nuevo jardín americano

los canarios llegaron con su gracia,

y con el rico aroma de su audacia

vertieron de su amor y de su grano.

Las tierras cultivaron con la mano

bajo el techo del pino y de la acacia

y siguieron su marcha siempre hacia

las altas metas del sentir humano.

Estos maestros de la agricultura,

sembraron de su mágica ternura

las tierras de la América sonora.

Y, con la fuerza de una luz divina,

las aguas de la lengua cervantina

regaron, cual prodigio, por la flora.

159

XVII

Bajo el Sol, por el valle y la colina,

la simiente del Gran Descubridor

puso un noble canario sembrador

sobre cada parcela campesina.

Y fue un huerto la América Latina

—campiñas cultivadas con amor—

donde cada pequeño agricultor

rellenaba de fiambres su cocina.

La América se siente satisfecha

con haber recibido la cosecha

de manos del benévolo canario...

Y agradece también con noble tino

la asistencia que fue para el marino,

Canarias, en el tenso itinerario.

160

XVIII

A cinco siglos del grandioso evento,

por el mundo de estirpe castellana,

como grandeza de virtud humana,

le erigen a Colón un monumento

los seres de preclaro pensamiento

que están unidos a la fe cristiana,

con rasgos de una fecha tan lejana

como la misma del descubrimiento.

Pues el evento resultó tan grande

que por un ámbito sutil se expande

como una inextinguible claridad.

Y la voz del planeta agradecido

le rinde el homenaje merecido

por orden de la justa humanidad.

161

XIX

La fuerza colosal de aquel suceso

no tiene paralelos en la historia...

Los astros infinitos de la gloria

coronaron a España en el proceso.

Los nuevos moradores fueron eso:

guardianes de la tierra promisoria,

y entonaron cantares de victoria

por los valles uncidos al progreso.

Con la ayuda Divina y la del Trono,

se impuso la destreza del colono

floreciendo en la faz continental.

El dominio de España se extendió:

la nueva realidad la transformó

de nación a potencia universal.

162

XX

La conquista del suelo ultramontano

fue labor persistente de titanes

que llevaban consigo los afanes

del esfuerzo tenaz y sobrehumano,

más allá del ardor del resolano

y sufriendo ventiscas y huracanes;

a las tierras de bellos flamboyanes

llegaron bajo el sol del meridiano.

Penetraron las fértiles llanuras

y gozaron las verdes espesuras

exóticas en cantos y en belleza.

Tomó forma la nueva geografía:

la plétora de hechizos que ofrecía

su rústica y feraz naturaleza.

163

XXI

Tras haber conocido las regiones

por distintos sistemas rutinarios,

los decididos expedicionarios

organizaron las expediciones.

No había suficientes condiciones

para ver los distantes escenarios,

pero fueron haciendo itinerarios

y estableciendo comunicaciones.

Al Norte, al Sur, al Este y al Oeste,

sobre mar agitado o suelo agreste,

dio comienzo la acción exploradora.

Los indios atacados se ofendían

y sus fértiles tierras defendían

contra aquella misión renovadora.

164

XXII

Lucharon contra muchas inclemencias

de enfermedades, fieras y ciclones,

muy propios de las tórridas regiones

en tiempos de lluviosas persistencias.

Padecieron horribles experiencias

en las más miserables condiciones.

Se les perdían las embarcaciones

por motivos de varias procedencias.

No todo fue de brillo donde el oro

se esperaba que fuera ese tesoro

que persigue el marino aventurero.

Pero fue la grandeza del destino

que Dios iluminara ese camino

y otro mapa trazase aquel viajero.

165

XXIII

Al entrar los primeros efectivos

en las islas boscosas del Caribe,

la indiada resentida los recibe

con piedras y flechazos agresivos.

Si venían por medios muy pasivos

—según en las memorias se describe—,

la cuadrilla invasora no concibe

la iracunda actitud de los nativos.

Perecieron, allí, los españoles,

al perder, en el sitio, los controles

tomados por los indios y sus lanzas.

Es famoso el pasaje que se cuenta

de una matanza de verdad violenta

sobre la zona de la actual Matanzas..

166

XXIV

Luego, la burla vil contra el indiano

por encomienda a los encomenderos,

que hacían el papel de ganaderos

pastoreadores del vacuno-humano.

¡Cinco indios irán a don Marciano!

¡Cuatro negros irán a don Mederos!

¡Se venden más esclavos! Los potreros

tenían indios desde el monte al llano.

La trata de los indios se acentúa,

la esclavitud del negro continúa...

La conquista era lucha necesaria.

Y detrás de los pobres barracones

la tierra de los viejos callejones

lloraba a gritos la miseria agraria.

167

XXV

Cuentan que los caballos y los perros

fueron la estampa del terror al trote,

con la persecución que fue el azote

más allá del vibrar de los cencerros.

Aquellas marcas de candentes hierros

y otros hierros prendidos al cogote

que debían llevar como un lingote

por el trillo escarpado de los cerros.

El rastro que dejaron las cadenas,

todavía es un llanto en las arenas

de las playas de México, Brasil,

Colombia, Venezuela, Guatemala...

¡cual el brillo de azufre de una bala

cuando brilla en la boca de un fusil!

168

XXVI

Aquellos que tuvieron, por Colón,

los triunfos obtenidos y las famas,

quisieron abrasarlo con las llamas

del odio, de la envidia y la traición.

(El hombre, cuando tiene la visión

recubierta de espinas y de escamas,

de nublar los ajenos panoramas

no puede resistir la tentación).

Lo circundaba mucha gente pobre

—pobres del alma y corazón salobre—

como aquel corazón de Bobadilla,

que detiene a Colón y lo encadena;

lo juzga injustamente y lo condena

devuelto sin honores a Castilla.

169

XXVII

Bobadilla —señor de manos crudas—

gustaba cometer actos atroces;

quiso callar las disidentes voces

con represiones de miradas rudas.

Y con el mismo proceder de Judas

gritaba ofensas y tiraba coces...

Las mentiras volaban tan veloces

que despertaron reservadas dudas.

No fue por orden de los reyes todo,

pero la gente se revuelca en lodo

si subvierte los límites del mando...

Servidor o lacayo ¡lo que fuese!,

mas nadie le creía que lo hiciese

por orden de Isabel o de Fernando.

170

XXVIII

Repuesto del ultraje inverecundo,

siendo ya por el rey exonerado,

reorganiza Colón, más alentado,

la cuarta travesía al Nuevo Mundo.

Pero, devuelto a España, furibundo

el rey, no quiso verlo, y desolado

se fue a Valladolid; casi obligado

por la suerte, se viste de errabundo.

Y murió en el olvido y sin honor;

con título de Gran Descubridor

y muerte con pobreza de bohemio.

Se marchaba sombrío el Almirante:

genial conquistador del más brillante

camino para el Trono, ¡vaya gloria!

171

XXIX

Pero el mundo seguía su carrera:

Mandados por ajenos gladiadores

los indios se volvieron sembradores

y despojados de su propia esfera.

Conquistados y frente a la bandera

de los nuevos altivos mandadores,

tuvieron que sumarse a las labores

de la vasta y salvaje sementera.

Protegía el lindero el mayoral,

con el látigo en mano y la señal

del temido reflejo del machete.

Se diría que estaban ante un diablo

que engañaba a la oveja del establo

con atuendos de bíblico jinete.

 172

XXX

Juan Ponce de León, por la avenida

de los mares, al Norte se adelanta:

Salió de Borinquén y sentó planta

sobre tierra soleada y prometida.

Nuevo hallazgo lo eleva y enseguida

su nombre en la Corona se levanta,

y nombra al suelo donde el aire canta

con un nombre de sueños: La Florida.

Juan Ponce de León, según se cuenta,

procuraba un tesoro en la tormenta

de los tiempos cargados de inquietud.

Y en las costas del nuevo continente

descubrió los milagros de una fuente:

¡La fuente de la eterna juventud!

173

XXXI

Mas Ponce de León dejó los lares:

Pánfilo de Narváez llega luego

por la tierra del agua, del sosiego

y las grandes llanuras y pinares.

En el húmedo suelo de manglares

—vastas regiones de perenne riego—

y en elevados sitios, rojo fuego

de trópico encendía los lugares.

Narváez descubrió la maravilla

que soñara la reina de Castilla

para hacer un castillo de verano.

¡Era tarde, muy tarde! Ya Su Alteza

dormía el esplendor de su belleza

junto al regio castillo del Arcano.

174

XXXII

Velázquez, ingenioso Capitán,

ordenador de eximia inteligencia,

Adelantado fiel de Su Excelencia,

fue a la virgen región de Yucatán.

En todas las misiones que le dan

demuestra refinada consistencia.

Sobre Cuba labora con paciencia

y sale victorioso en cada plan.

Le ordena al Capitán Hernán Cortés

que fuera de los mares a través

al territorio de los mayas bravos.

Pero estuvo en difíciles momentos,

pues en la zona de los monumentos

los indios no querían ser esclavos.

175

XXXIII

Cortés redescubrió el país azteca

desde la maravilla de sus playas,

y vio que los aztecas y los mayas

eran gentes de templo y biblioteca.

Tenochtitlán representó La Meca:

pirámides, palacios y atalayas...

donde brillaban las ideas gayas

de la cultura y la visión tolteca.

La incógnita redime a Moctezuma:

que deja que el ayuno lo consuma

tras el flechazo de Guatimozín...

Aún perduran los días del misterio:

la majestad del portentoso imperio

tiene una historia de valor sin fin.

176

XXXIV

Navegaron ansiosos anchos ríos:

el Orinoco, el Magdalena, el Plata,

y el Amazonas... donde se desata

la corriente por ámbitos bravíos.

Bajo el cálido sol de los estíos,

entre el bullicio de la cabalgata,

donde el agua profunda se dilata,

se mecían, precarios, los navíos.

Es Hernando de Soto quien encuentra

destino lamentable, cuando entra

del Padre de las Aguas, por la ría,

porque sufre la muerte en el intento,

y su cadáver, desde aquel momento,

descansa inerme bajo el agua fría.

177

XXXV

Merece destacarse en esta loa

por marino gentil como genial,

intrépido y preclaro, sin igual,

Vasco Núñez Balboa (de Balboa).

Con un gesto grandioso puso proa

rumbo al lado de América Central,

y llegó hasta el inmenso litoral

llevando una ilusión en su canoa.

Cruza el istmo boscoso y elevado

y descubre ese mar azul dorado:

del Pacífico vio lo inmensurable...

Su hazaña portentosa quedó escrita

con la tinta más bella, que, suscrita,

se queda en el recuerdo, perdurable.

178

XXXVI

Escalaron las cumbres más enhiestas:

desde el salto del regio Tequendama

vislumbraron el ancho panorama

de montañas, de valles y florestas.

Caminantes perennes de las crestas,

fueron en busca de fortuna y fama,

pero también los consumía el drama

de caminar con el recuerdo a cuestas.

El Aconcagua se asomó imponente:

desde el punto elevado, el contingente

se acercaba al palacio celestial...

Y el inmenso Iguazú y el Chimborazo

fundieron las distancias en un lazo

bajo el fuego del sol meridional.

179

XXXVII

Recorrieron montañas y llanuras

de la rica región, y dondequiera

se hallaba la fulgente primavera

con frutas abundantes y maduras.

Arroyuelos crecidos de aguas puras

pasaban por los pies de la palmera,

y de un mar a otro mar el suelo era

como un huerto de nuevas aventuras.

Se formaron ciudades en las costas,

en la fértil campiña, en las angostas

salidas de los ríos, y hasta el monte

poblaron los valientes inmigrantes...

y fue mundo de pueblos fascinantes

¡hasta donde llegara el horizonte!

180

XXXVIII

Los nativos de América lloraron

frente al arma rival del extranjero,

y sucumbieron bajo el rudo acero

de los poderes que los dominaron.

Aunque mentes oscuras criticaron,

España no perdió su porte entero,

y como un incontable semillero

los habitantes se multiplicaron.

Tras la llama divina de la hoguera,

renació la esperanza de otra era

bajo el tibio rescoldo de las brasas.

Y logró su designio la concordia

con la santísima misericordia

legada por el Padre de Las Casas.

181

XXXIX

No temáis a la muerte: Le decía

Las Casas, con sermones, a la grey,

en tanto, dolorido, el jefe Hatuey

en la llama infernal se consumía.

La gente conquistada no entendía

si era santa o maldita aquella ley:

La orden nunca vino ni del Rey

ni de la Reina. ¿Quién lo disponía?

(La gente, como tenga cierto mando,

nada en la tierra la detiene cuando

quiere echar al vencido en el averno

poniéndolo a vagar por el abismo,

y usando como excusa el ateísmo,

niega la entrada en el Edén Eterno).

182

XL

En aquellos momentos de tortura,

para Hatuey era ilógico el bautizo.

¿Por qué la iglesia del advenedizo

cambiarle, urgiera, su creencia pura?

(Dios igual sabe oír allá en la altura

que en la pradera de terreno hechizo,

y lee lo mismo el español castizo

que la lengua vulgar de la incultura).

(Luego de recibir los santos óleos,

sin haber depurado los petróleos

del diabólico lastre mundanal,

el hombre se libera de ser brujo).

La materia se queda sin más lujo

y el alma implora su mejor sitial.

183

XLI

En la cumbre elevada del Turquino

la angustia se deshizo gota a gota,

y como una acuarela medio rota

se cayó sobre el Cauto cristalino.

De Cuba el cielo se volvió cetrino;

su mar compuso su más triste nota

y en un lugar de la región remota

se oyó el asombro del dolor taíno.

Se plasma la primera rebeldía

con un indio rebelde que moría

sin temer a la furia del flagelo...

Prefirió consumirse en holocausto

y no tomar el catequismo fausto

con cuya infamia llegaría al cielo.

184

XLII

La conquista de América cambió

la forma de vivir hasta estos días.

España, con sus nuevas energías,

el comercio del mundo dominó.

La tierra de este suelo floreció

tornando fuertes las economías;

el tráfico mundial, por varias vías,

los productos de América vendió.

Las ciudades crecieron una a una

por medio del trabajo y la fortuna

que trajo la riqueza bienhechora.

Debido a la misión de los cantones

llegaron a formarse esas naciones

que son ejemplo de unidad ahora.

185

XLIII

Las razas existentes, por la falta

de amigos en sectores comarcanos,

dejaron sus terrenos en los llanos

y se ubicaron en región más alta.

Temerosos del mal que los asalta

resisten con las flechas en las manos.

Sólo el dios de los indios araucanos

les ofrece su ayuda y los exalta.

(La historia debe ir con la verdad

del principio hasta el fin. En realidad

la historia que se dice muchas veces,

en vez de ser verdad es puro cuento:

La historia verdadera es un recuento

de las grandezas y las pequeñeces).

186

XLIV

En Perú se fundieron sangre y barro

para hacer de la cumbre sitio fuerte,

y fueron como un hálito de suerte

los hombres aguerridos de Pizarro.

Pero luego el desmán y el despilfarro

fulgieron como un látigo de muerte...

¡La opulencia en la altura se divierte

sin que importe la pena del guijarro!

Y Atahualpa moría como un ciervo

por las garras mortíferas del cuervo.

Pagó Almagro, el deseo, con su vida.

Pero el hijo de Almagro allí volvió

y el crimen contra el padre vindicó,

¡la muerte de su padre no la olvida!

187

XLV

Almagro, padre, que por Chile había

ganado tierras para el patrio suelo,

se fue sin glorias ni poder al cielo

por orden de Pizarro, ¡qué ironía!,

pues tiempos antes la amistad unía

a los dos hombres con igual desvelo.

¡Si el alma se rellena de oro y celo

se enloquece de infamia y cobardía!

Pero la historia no se acaba allí:

con la muerte del pueblo guaraní

¡lloraba tristemente el Paraná!

Y América volvióse una colonia

desde los llanos de la Patagonia

hasta el último valle en Canadá.

188

XLVI

Un cacique araucano sucumbió

flagelado por bárbaro tormento,

pero bajo el brutal hostigamiento

ni siquiera un quejido profirió.

Mas el sordo reproche se escuchó

sonoro como ritmo de alto acento,

y desde su corona hasta su asiento

la voz del Aconcagua retumbó.

La leyenda relata que el Quindío

no cupo de tristeza en el vacío...

¡Y si notan ahora que un volcán

despierta y erupciona en el reposo,

los indios imaginan que el coloso

siente la angustia de Caupolicán!

189

XLVII

Por el ancho dominio de Araucania,

después de los terribles estertores,

con ayes de dolor, desgarradores,

los indios perecieron en la insania.

Caupolicán, de condición titania,

tenía sus valientes seguidores,

pero no soportaron los rigores

de una era de crimen y vesania.

Cundidos de mortal desbarajuste,

la mano fuerte que llevaba el fuste

les negó todo acceso a sus aldeas

hasta el mero dominio de los incas,

y en las aldeas levantaron fincas

para usarlos en múltiples tareas.

190

XLVIII

Tras la huida fatal de los cobrizos,

se hicieron necesarios replanteos,

con negros africanos, pobres reos,

descalzos, temerosos y rollizos.

Y las sirvientas de los raros rizos

quisieron a los blancos europeos,

de cuyos posteriores devaneos

nacieron los mulatos o mestizos.

(Al entrar una raza en otra raza

la sangre más potente se adelgaza

y entonces la epidermis se refina).

Por eso lo mestizo no es foráneo,

sino bello producto extemporáneo

de un acto de ternura repentina.

191

XLIX

Ayudó la afluencia de otras razas,

en sus labores, a los cosecheros;

las cosechas llenaban los graneros,

las bodegas, los muelles y las plazas.

Pero siempre existían amenazas

de los corsarios y los bucaneros,

que tomaban los fáciles esteros

con su gente, navíos y barcazas.

La conquista fue dura, quienes digan

una cosa contraria es porque instigan

contrarios a fulgencias como el sol,

o viven con el alma sorda, inerme,

y se olvidan que el águila no duerme

donde duerme, sombrío, el caracol.

192

L

Al final del glorioso recorrido

resulta tonto censurar a España,

ni se debe decir que la campaña

no debió realizar so cometido.

Lo correcto pasó, ¿qué habría sido

de los iberos si en la hostil montaña

no hubiesen dominado y con su saña

los indios los hubieran perseguido?

Los indios, victoriosos, con su tropa

quizás hubieran invadido a Europa...

¡Viviría la América entre escombros,

manipulada por desdichas grandes,

donde se viera caminar Los Andes

sin estrellas gloriosas en los hombros

!193

LI

El Amazonas se hundiría sobre

las verdes dimensiones donde viaja,

y bajaría como un ser que baja

con la triste certeza de ser pobre.

Y en sus joyeles sobraría el cobre

sin anillos de sol; sin una alhaja,

tendría como albergue su mortaja

la negra tumba de la mar salobre.

Por mucho de ese desafuero rancio

mostraría a los siglos el cansancio

que recorre los viejos laberintos.

Ah, pero en cambio lo foráneo halló

más amplios horizontes y encontró

cauces abiertos, mejores y distintos

194

LII

Una mezcla de esencias eslabona

la cultura de aquellos moradores;

los industriales, los agricultores,

celebran el progreso de la zona.

La situación benigna proporciona

los frutos abundantes y mejores.

A nadie mortifican los rencores

que primero asediaban la Corona.

Por la nueva unidad tañen los bronces,

que lo pasado fue rencor de entonces.

Perdonan al verdugo de Atahualpa,

y hay voces de románticos donaires

desde el alto fulgor de Buenos Aires

hasta las calles de Tegucigalpa.

195

LIII

Los mediocres de turno han preferido

colocarle historietas a la historia,

pero no logran marchitar la gloria

de un evento de hermoso colorido.

Jamás los detractores han podido

sostener la insolencia acusatoria,

y dando vueltas a la misma noria

van cayendo en la noche del olvido.

Los que cundidos de mortal desidia

se alimentan del odio y la perfidia,

logran, apenas, rebasar el cieno...

Son Bobadillas de inmoral entraña

que, siendo hijos de la noble España,

desprecian las bondades de su seno.

196

LIV

Demos gracias al cielo por la etapa

que trajo la vital transformación,

con la rica amplitud de la región

que Castilla coloca al nuevo mapa.

La verdad de la gloria se le escapa

solamente a los pobres de visión,

porque a los seres de imaginación

la vivencia más fuerte los atrapa.

Las ideas que mueven al progreso,

muchas veces proceden con exceso

que, aunque sea brutal, es necesario.

Por eso la invasión, o la conquista,

fue el sublime ideal de un altruista

con profundo sentido visionario.

197

LV

El Niágara, imponente y colosal,

como un piano colgaba del paisaje,

y entonaba rumores de homenaje

por la voz de la América triunfal.

En el ancho escenario occidental

y por todo el inmenso balconaje,

se notan en la esencia del lenguaje

consensos de calor excepcional.

Nos unió la inquietud del español,

que tiende puentes bajo el mismo sol

y atraviesa los mismo meridianos.

Así nos abrazó la patria ibera

cual río de ternura verdadera

que riega a todos los americanos.

198

LVI

No quedaron ni sombras ni rivales:

sólo quedan palacios y avenidas

de suntuosas ciudades construidas

con rasgos de recuerdos coloniales.

Queda la magia de las catedrales

por voces españolas bendecidas,

y pequeñas parroquias concebidas

para los pobres de los arrabales.

Queda el romance de los malecones,

las marcas que dejaron los galeones

que llegaban en busca de fortuna.

Y quedan los paseos y glorietas

en donde recitaban los poetas

bajo el áureo reflejo de la luna.

199

LVII

Nos quedan los bucólicos jardines

que circundan históricas plazuelas,

y angostas y adornadas callejuelas

construidas con rojos adoquines.

Nos quedan los antiguos cafetines

a donde frecuentaban las mozuelas

y mozuelos del barrio, y las abuelas

traídas por sus coches o quitrines.

Y nos quedan costumbres: las tertulias

que nos salvan las horas —las abulias

de los mismos quehaceres y rutinas—

y amamos la guitarra y el flamenco

que acompañan con música el elenco

que alegran las parrandas pueblerinas.

200

LVIII

¡Que la historia relate lo que quiera!

¡Que la gente discrepe, qué más da!

Si la gloria se queda o si se va,

no cambia nuestro ser, ni degenera

la verdad o el querer, ni nos altera

la forma de sentir con Dios acá...

Pero es hora que el mundo sepa ya

que tuvo que pasar de esa manera.

Se padece mirando las desgracias,

pero gozamos si las democracias

reducen a ceniza a los tiranos.

El destino no es nada de misterio,

ni es preciso tomarlo por lo serio

ni debemos buscarlo en los arcanos.

201

LIX

El presente es un triunfo que rebasa

lo pasado, el esfuerzo y las penurias.

Cosiendo heridas, olvidando injurias

a una vida mejor el mundo pasa.

Si la gesta sin odios se repasa,

veremos que las faltas son espurias.

Llevamos sin rencor cinco centurias

cual dos familias en la misma casa.

Desde el Ártico frío al Cabo de Hornos,

para darles cadencia a los contornos

vibra un canto de gloria por América.

Y, para que el fulgor no se limite,

la canción de alabanza se repite

rindiendo culto a la nación ibérica.

202

LX

En lo más prominente de mi laudo,

donde el alma conserva sus diamantes,

la lengua que heredara de Cervantes

mantengo muy celoso, ¡a buen recaudo!

De aquella gente, con delirio aplaudo

las obras de sus vidas importantes.

La historia los recoge en sus estantes

donde no los arrastra el sino raudo.

De España recibí como diploma

la bella idiosincrasia de su idioma

¡digna de alzar el corazón del hombre!

Sus verbos no serán para mi abuso,

y merezco un castigo si los uso

para herir la nobleza de su nombre

.203

A JOSÉ SANTOS CHOCANO.

AUTÓCTONO CANTOR DE AMÉRICA”

Juglar excelentísimo de América,

con tu lira de sol, de monte y río,

cantan la fuente, el llano y el estío

una canción de claridad homérica.

La sangre virgen de tu voz ibérica,

con su influjo de incaico poderío,

sigue siendo un soberbio desafío

contra las voces de la edad histérica.

“Autóctono cantor” de un Continente

que se mece al vaivén intermitente

del fragor que genera el Iguazú.

Hoy vives inmortal entre los grandes

por ese monumento que los Andes

te erigen para siempre en el Perú.

204

Adioses a personajes y cosas caídos

207

A PABLO NERUDA

En el 31 aniversario de su muerte, el

11 de septiembre de 1973

Inmenso como el hondo Pacifico rugiente,

sueña Pablo Neruda bajo su losa fría:

La Isla será negra, mas su tumba es la vía

que cruza todo el orbe con puntos en Oriente.

Hasta el Sol necesita del índice fulgente

que señala su meta de luz y poesía.

En su barco de sueños Matilde dirigía

—su mejor consonante–– desde el alado puente.

Tú, Neruda, caíste bajo huracanes fieros,

por radas y bahías cruzaron tus veleros.

Caminaste la ruta cabal del hombre humilde.

Pero siempre tu barco —que las olas alegra—

carenaba en su isla: la preciosa Isla Negra

donde duermen su gloria tu musa, tú y Matilde.

Miami, 2004

208

A JUAN PABLO II

(1920-2005)

Sin Juan Pablo (Segundo) el cristianismo

se queda a la deriva en mar profundo:

pareciera que al irse, en un segundo,

tras su paso dejara un hondo abismo.

Patriarca del amor y el humanismo,

sirvió de faro orientador al mundo;

contra abuso y pobreza fue rotundo

—males que tuvo que sufrir Él mismo—.

Presumo que dirán que con su ida

perdió su timonel la fe cristiana...

Con los ojos del alma —ya sin vida—

se asoma de la Gloria a la ventana

para ver ¡hasta cuándo, desunida,

se debate sin luz la estirpe humana!

Miami, 2005

209

A OCTAVIO PAZ

La Parca, lentamente, por él vino:

En un monte de rosas y laureles

lo miro con sus versos y sus mieles;

con su luz, con su pan y su destino.

La Parca siempre llega con su sino,

que acompañan tormentas y lebreles,

y al igual que al infiel, a los más fieles

se los lleva en su inmenso remolino.

Para el alma del Verbo, que fue Paz,

la muerte debe ser como un voraz

incendio que consume y diviniza.

O, más bien, yo diría que es incendio

que reduce la vida en un compendio

de gloria y de fulgor ¡en la ceniza!

Miami, 1998

210

A LIBERTAD LAMARQUE

Novia de América y del mundo eres

porque no se termina lo que fuiste.

Dejas la tierra que habitabas triste,

y en un hechizo, de alegría, mueres.

Lo que soñaste ayer y ahora quieres

lo tendrás a tu lado. Lo que hiciste

fue mudarte de sitio. (Lo tuviste

que hacer así, ¡fugaz! Con eso adquieres

dimensión de elevada jerarquía.

Si estuviera en mis ámbitos, haría

de la tierra y el cielo un solo parque

de enjardinados surcos y canteros,

con techumbre de soles y luceros

para tu estancia, Libertad Lamarque.

Miami, 2000

211

A RAFAELA CHACÓN NARDI

(1926-2001)

Pierde el Parnaso la mejor estrella:

¡Cómo el adiós aceptará el Parnaso!

Dejaba chispa celestial su paso

¡y se queda la ruta gris, sin ella!

Sobre su paso quedará la huella

del albo trote de su azul Pegaso.

Cuando deje la puerta del ocaso

será en el cielo simplemente bella.

Para el brindis glorioso tengo el vaso

y tengo el vino que la historia sella

y que con sello de blancor, envaso.

Fue divina y poética doncella...

“¡Si la estrella mejor pierde el Parnaso

gana el empíreo la mejor estrella!”

Miami, 2001

212

A HEBERTO PADILLA

(1932-2000)

Ante la muerte de un poeta ilustre

las plumas de la tierra vierten luz,

y donde queda la materia en cruz

buscan el alma para ver su lustre.

Alto en el verso, de palabra erguida,

sigue el poeta un luminoso rastro;

sobre rutas de mármol y alabastro

se marcha con su antorcha definida.

Su verbo fácil trascendió la altura

de la gloria, y le deja su cultura

con su más indeleble permanencia.

Adiós cubano: portador del hombre

que iluminó el idioma y le dio nombre:

¡La historia brilla con tu rica herencia!

Miami, 2000

213

A LAS TORRES GEMELAS

(La caída de las torres)

I

Para decir la pena el verbo mío,

bajo la sombra del viciado duelo,

no sabe si buscar alas y vuelo

o disfrazarse de apacible río.

Para oponer el reto, el desafío

debe tener inmensidad de cielo,

y no sé si el enojo del flagelo

será la cura para el hecho frío.

Pedir que el cielo se desplome es pío;

querer que la palabra quiebre el suelo

me parece un remoto desvarío...

¡Por lo pronto me quedo con el río;

dejare que !a multa la dé el cielo

y más tarde lo apruebe el verbo mío!

214

II

La gente no se sale del asombro,

por eso no comprende todavía

¡cómo pudo del hombre la osadía

volver arcilla de guijarro un hombro!

El nombre lo silencio; no lo nombro,

pues es un gasto inútil de energía;

pero lo nombra el grito de agonía

de la voz de ceniza del escombro.

Como en una sangrienta letanía

me saco el corazón; ¡me lo descombro!

y doy con él la reticencia mía,

pues yo mismo hasta ahora todavía

no he podido salirme del asombro

¡ni creo que me salga ningún día!

215

III

De la piedra, del vidrio y del acero,

rebajados al temple de la acera,

sale el humo letal, como si hubiera

sucumbido la gloria. En desespero

se quedó la ciudad. El golpe artero

es más agudo cuando no se espera.

¡Se tornó su fulgor ingente hoguera

y la hoguera en oscuro cenicero!

Pero el tiempo será la noble obrera

que torne realidad una quimera...

Y el Señor ha de ser el jardinero

que baje por su mística escalera

y recoja los polvos de la acera

para hacer un jardín del cenicero.

Miami, 2001

216

FÁBULAS

No tomemos las fábulas en serio,

la fábula es mentira disfrazada.

A la gente que está fanatizada

le turba la razón con el misterio.

Quien quede dominado por su imperio

ya no puede jamás regir en nada.

Se queda a su merced la voz clavada

cual si fuera en terrible cautiverio.

El libro de las sabias conjeturas

está lleno de tantas chifladuras

que el necio las repite en un susurro...

El burro que tañó la flauta aquella

se extasió de una música tan bella

que soñó con ser sabio siendo burro.

217

POETAS LOCALES

Ese trovero que tan sólo canta

al pobre predio que lo vio nacer,

por vivir del monótono quehacer,

jamás su voz de lo pueril levanta.

La pasión infantil que lo amamanta

al pecho virgen que le diera el ser,

le niega la ascensión para entender

que entre logros efímeros se achanta.

El poeta moderno —el modernista—

no ha de ser comarcano o localista,

ni eterno soñador del mismo puerto.

¡cántale a tu rincón de vez en cuando,

sin que parezca que le estás llorando

a un ser amado que recién ha muerto!

218

VENDEMOS PROPIEDADES...

I

Tengo un buen plan que nos dará dinero

(digo que nos dará porque hay un socio

que quiere acompañarme en el negocio

y yo también, que me acompañe, quiero).

Ser fanático ardiente es lo primero,

después, hacerse acreedor del ocio.

Una vez que se abrace el sacerdocio,

cualquier engaño sonará sincero.

Venderemos espacios de conciencia,

hectáreas florecientes de inocencia

por hipócritas lagrimas regadas...

A cambio, pediremos donaciones,

y haremos parecer los corazones

como filas de hogueras apagadas.

219

II

Venderemos parcelas en el cielo

—muchos quieren comprar el Paraíso

y dieran, por tal cosa, si es preciso,

las deudas contraídas en el suelo—.

Nadie osará miramos con recelo

si rentamos el alma de un occiso,

o si vendemos la porción de piso

donde edifica la viudez el duelo.

Todo será vendible en esta empresa,

lo mismo una traición que una promesa.

Le pondremos un precio a la verdad.

El derecho al poder será vendido,

para que tenga el hombre envanecido

el mundo entero de la vanidad.

220

CREENCIA

“¡Qué dulce es evocar la noche aquella!”

Clara en el prisma que la ve el asombro.

Siento un golpe de sangre si te nombro.

¡Cómo sangra el fulgor que me atropella!

El hombre, que al revés sigue tu huella,

se asusta con la piedra del escombro,

y si ve que la llevas sobre el hombro

nunca te ayuda a padecer con ella.

Un hombre escribe. Muchos hombres leen.

Muchos lectores donde todos creen

todas las fábulas del hombre listo.

Porque en fábulas tontas nunca creo,

me han querido tildar de ser ateo...

mas yo creo en tu Padre, Jesucristo.

221

SOY PATRIOTA

Yo soy patriota universal. No duermo,

desvelado por África y su hambruna,

por la América hispana sin fortuna

donde olvidan al pobre y al enfermo.

Me preocupa la gente que en un yermo

país del Asia habite ardiente duna,

o que un solo habitante nos desuna

y nos legue un sentir de paquidermo.

Tiene un falso valor del patriotismo

quien padezca de patrio infantilismo

y piense que su patria es la más bella.

Ser patriota es cumplir adulta edad:

saldar sus cuentas con la sociedad

y no esperar retribuciones de ella.

Ocho sonetos a un poeta tinerfeño

225

I

Poeta de las tardes tinerfeñas.

¿De qué auroras divinas tomas fuego

para romper el nocturnal sosiego

de las islas hermosas donde sueñas?

Esas islas de gentes tan risueñas,

—remansos del pastor y del labriego—

que sienten por la tierra noble apego,

con sus costumbres netamente isleñas.

Yo estuve un día a visitar a Telde,

el pueblo de mi padre. Una rebelde

mirada recibí de cada roca...

El pasado está allí, casi sin irse.

Sobre todas las rutas puede oírse

ese recuerdo que el pasado evoca.

226

II

Subí del Teide a la escarpada cima

por una caprichosa carretera,

que me dio la impresión de una escalera

que a los reinos del cielo se aproxima.

Sobre su altura disfruté su clima:

el mar, el valle, la planicie entera.

A la nube blancuzca y pasajera

la montaña le sale por encima.

Deslumbróme en la cumbre del coloso

el ancho panorama esplendoroso

donde el poeta puede hallar un vuelo.

Al bajar de sus cumbres me sentía

como un viajero del Señor que había

vuelto de un viaje al colmenar del cielo.

227

III

Tanta belleza Tenerife imanta,

que le prende un relámpago a la idea,

y luego el corazón relampaguea

con una inspiración que se agiganta.

A Tenerife, de grandeza tanta,

en ese suelo donde el sol flamea,

entre el céfiro puro y la marea

enternecido el trovador le canta.

El canto noble del amor isleño,

que acompañan las liras del ensueño,

se escucha como un himno solidario.

Encantan los paisajes a la vista,

y desea quedarse quien asista

al lírico archipiélago canario.

228

IV

Entiendo al vate que dejara a Hinojos,

cuando, hechizado por celestes panes,

lo atrajeron montañas y volcanes,

que, aunque duermen, chispean en los ojos.

La suerte satisfizo sus antojos

con la magia de viejos talismanes,

v llevado por bíblicos imanes

deshizo los telúricos cerrojos.

Es su huerto divino el retamar,

su piano melodioso, el ancho mar,

el Teide, su simbólica tribuna,

Las Cañadas su hacienda de recreo,

y se va por Güimar en un paseo

sobre el potro plateado de la luna.

229

V

De los vientos alisios tiene dosis

de húmedas caricias en sus faldas,

y en una cordillera de esmeraldas

la fauna vitaliza la simbiosis.

Pero en una brutal metamorfosis

palidecen las múltiples guirnaldas,

y se pierden en mar de flores gualdas

que sufren incurables. La neurosis

del doliente malpaís, la torna ocre

en su lado sureño. La mediocre

llovizna, se evapora con el viento...

Desde Monte Dorado —el arrecife—

con su forma poética de esquife,

esplende por el ancho firmamento.

230

VI

La historia que idealiza a los menceyes

en las tumbas que tiene la Orotava,

nos cuenta de una estirpe pura y brava,

amante de sus tierras y sus leyes.

Contaban con sus príncipes y reyes,

y un reino de verdor y otro de lava.

El grito de los guanches se nos clava

como el grito de nuestros siboneyes.

Y retumba la queja de Acentejo

repetida en el aire con el dejo

de Añerve, Polinor y Benaharo...

El camino se vuelve policromo

cuando cubren las manos de Bencomo

la pena derramada de Tinguaro.

231

VII

Yo me siento atraído por los siete

contornos de color esmeraldino,

que bogan por el ámbito marino

como siete chalanas al garete.

Hay veces que me visto de grumete

y me voy hacia ellas. Mi destino

es hacer del Atlántico un camino

y volver al pasado sin grillete.

El hombre que regresa a sus raíces

recobra sus orígenes felices:

en mi caso especial, Islas Canarias.

La tierra luminosa de mi ancestro,

un edén de reposo para el astro

que llamaron Las Islas Purpurarias.

32

VIII

De júbilo el amor revolotea,

más allá del rigor del oceano,

y saluda al poeta y al hermano

que en un mundo de gloria se recrea.

El sol de las pasiones alborea

con plena juventud de meridiano,

pero la aureola de mi pelo cano

la entrada de las sienes me rodea.

Ojalá que este vuelo que imagino,

no le corte las alas el destino

y regrese al jardín de mis mayores...

El suelo de mujeres encantadas,

de riberas con olas sosegadas

¡y fuente de poetas y escritores!

Otros sonetos

235

 

TRÍPTICO EN HOMENAJE

A Juana de Asbaje —Sor Juana Inés de la Cruz—,

en el 360 aniversario de su fausto nacimiento

I

Siglo de fiebre, de misterio y sombra,

fue el siglo aquel en que naciera Juana

––Juana de Asbaje–– aquella mejicana

que con asombro la palabra nombra.

Tiende a sus pies iluminada alfombra

la esencia de la estirpe castellana,

para que cruce, altiva y soberana,

esta alteza gentil que nos asombra.

De aquella etapa, que pasó confusa,

la humanidad aún toma el ejemplo

de la noble y genial Décima Musa.

¡Que al siglo diecisiete entró la luz,

cuando de paz iluminó su templo

Sor Juana, libre de tiniebla y cruz!

236

II

Sor Juana Inés, excepcional figura

que tras siglos de ser nadie supera;

fue la impronta precisa de una era

donde al género suyo se clausura.

Pero el arte, el talento y la cultura

le dieron voz y sitio dondequiera:

así gana un espacio en la cimera

sociedad de su edad, invicta, pura.

A tres siglos y más de aquel evento

cuando nace la musa de más gloria,

se recuerda su fausto nacimiento.

Y se rinde homenaje a la memoria

de esta dama de altísimo talento

que jamás repetir pudo la historia.

237

III

Estamos frente al hecho del prodigio

que no sólo asombró su propia edad,

sino que, en la moderna sociedad,

aún conserva su voz y su prestigio.

Víctima fue ––Sor Juana–– del litigio,

del orgullo del hombre y su maldad,

del mundo y su incivil desigualdad,

que la marcaba con su gris vestigio.

Pero aquella mujer de hechura recia,

erguida contra males de costumbre,

demostró no ser débil, dual ni necia.

Y bajo el cielo que le dio su lumbre,

como una diosa de la antigua Grecia,

ganó su nombre la más alta cumbre.

238

REFLEXIÓN EN TIEMPO DE NAVIDAD

El niño que nació en aquel Pesebre

—entre regalos de abundante sobra

según testigos de la ingente obra—

fulgía de ternura y de alta fiebre.

Fue de la paz el soñador y orfebre:

mas el empeño de su afán zozobra,

porque la noble idea no recobra

aunque el humano, ciego, la celebre.

Pretendía zurcir a un mundo roto,

pero ese amanecer está remoto:

Al pesebre tomaron las harpías.

Y vemos agotarse en una hoguera,

sin salvación, la humanidad entera…

¿Aún esperan por Él las almas pías?

2010

 

239

CUANDO CORRÍA EL AÑO 2096

Un siglo misterioso transcurría...

y gentes con opuestas credenciales,

juntaron las razones desiguales

que desarmonizaban la armonía.

El abismo que al mundo dividía

fue un reguero de notas musicales,

y por montes y prados y rosales

de la Paz el fulgor se repartía.

Cada humano tomó lo que era justo

—ni de más ni de menos ni por gusto—.

El prójimo encontró el lugar debido.

¡Al fin por la llanura de la Tierra

sin odios, egoísmo, sed o guerra

el hombre no marchaba dividido!

240

¡NAVIDAD!

Sacude un Atlas negro su melena

percudida de aceite y nubes grises.

Hechos ríos de sangre, los países

desembocan sus males en la arena.

El conflicto del hombre desordena

la paz del huerto, y rostros infelices

se asoman a mostrar sus cicatrices

en las barandas de la Nochebuena.

¡¿Y qué ven las pupilas con horror

donde mismo naciera el Redentor,

sino llamas al pie del monte altivo?!

¿Dónde ha ido la luz del hado bueno?

¿Dónde está la señal del Nazareno?

¿Dónde el pan, la paloma y el olivo?

241

LA CASA DE DIOS

Dios está aquí donde yo estoy, no donde

me quieran convencer que Dios está.

Si siempre que lo llamo me responde,

¿por qué debo buscarlo más allá?

Dios no huye de mí; no se me esconde,

ni cambia, ni se muda ni se va.

Para que cerca de mi vida ronde,

me basta con llamarlo y viene ya.

¡Que la casa de Dios es la erigida

para adorarlo con pasión ungida,

contradice un principio de razón!,

pues la casa de Dios es esa casa

en la que el hombre con su fe se abrasa

y lo quema el incienso de la unción.

1991

242

CUANDO UN AÑO COMIENZA

1997

Cuando un año comienza mucha gente

se endiosa propalando predicciones,

al tiempo que nos da las soluciones

que resuelven los males del presente.

Pero el mundo prosigue indiferente,

porque gira a través de evoluciones

que le dieron impulso hay ya millones

de siglos. ¿Es posible que haya mente

que pueda predecir que Dios mañana

salvará del dolor la estirpe humana?

Se sabe que Dios es quien determina,

quien todo lo establece o desordena...

¡Se sabe que Él inicia una condena

sin saber en qué tiempo la termina!

243

TIEMPOS OSCUROS

Hice un nido de cirios en la Altura

para un mundo que pía sin consuelo.

Lo rocié con la miel de la cordura

por un árbol crecido desde el cielo.

Inventé sobre el nido la más pura

de todas las sonrisas. El anhelo

en el nido emplumó, con la premura

de quien busca más sol para su vuelo.

Sabemos que a Jesús, seres impuros

le partieron el alma: vientos duros

apagaron su estrella... Con la fiebre

del odio, lo acosaron en la orgía.

¡Pero el mundo lo espera todavía

al calor celestial de su pesebre!

1993

244

TODO VIENE DE DIOS

I

Todo viene de Dios, hasta lo adverso.

Con su influjo organiza y desordena.

Él sacude a los vientos la melena

y se mueve, a su paso, el universo.

El dominio de Dios es tan diverso

que lo mismo desata que encadena,

e impone su perdón o su condena

igual al inocente que al perverso.

Su fuerza nos desbanda o nos controla.

Nos da con los vaivenes de la ola.

Del relámpago enciende el alboroto.

Sopla para que crezca el huracán.

Le atiza las tinieblas al volcán

y nos habla a través del terremoto.

245

II

Todo viene de Dios: El río manso,

y ese mar, que, fantástico, sereno,

tendido duerme como un ángel bueno

que en dulces horas recibió descanso.

Viene en la suave candidez del ganso,

en la savia del árbol y en el heno.

En la gracia de un halo Nazareno

sobre el techo del bíblico remanso.

Y viene con la flor en el aroma,

en el vuelo sutil de la paloma,

en el beso ardoroso que nos quema,

en el claro fulgor de la mañana,

en el fresco bullir de la fontana

y en la música ardiente del poema.

1994

246

¡SE ESPERA OTRO DILUVIO!

Ya es hora de volver a la comarca

que un celeste fulgor cubriera un día,

y, envueltos en un manto de armonía,

deshacernos del mal qua nos abarca.

Si el ámbito del mundo es una charca

que en toda su extensión está vacía,

¿qué apremio entonces el Señor vería

en quienes piensan reinventar el Arca?

Somos libres de optar por el suicidio,

pero el daño de aquel “humanicidio”

no puede repetirse con sus lodos...

En caso de que hubiera otro diluvio,

tiene que ser que, por un sacro efluvio,

¡nadie se salve o nos salvemos todos!

247

EL MENSAJE DESOÍDO

El mensaje llegó junto al alero

del pesebre. La noche, detenida,

sollozaba en la sangre de la herida

del hombre —maltratado prisionero—.

Pero fue desoído el mensajero

y su santa misión desconocida.

Lo hicieron devolver su propia vida

en la hirsuta inclemencia del madero.

Dos milenios después de la ocurrencia,

consumimos el tiempo en la creencia

de que es base del símbolo más fuerte.

Aunque dure mil siglos la tardanza

no queremos perder esa esperanza

¡y vagamos con ella hasta la muerte

248

LA HORA UMBRÍA

Como un rezago de fulgor occiduo

se muere en el crepúsculo la huella

del último reflejo, y una estrella

se detiene a morir en su residuo.

El ojo observador del ente asiduo

que sigue la neblina en que destella

el vago resplandor de la centella,

rescata del misterio al individuo.

Sin aliento se abraza de la sombra.

El grito de la casa que lo nombra

tan solo será un eco si retumba

en los mármoles fríos de los muros

que protegen celosos los oscuros

y cuadrados confines de ultratumba.

1996

249

COMO UN DIVINO COLMENAR...

I

Estamos casi a fines de un milenio

en que la ciencia conquistó la luna,

y aunque poco logró nuestra fortuna

cubrió la gloria el terrenal proscenio.

Mas no ha podido concebir el genio

cómo salvar al mundo de la hambruna,

o aliviar a los tristes, que, sin cuna,

perecen como el hombre primigenio.

Si no fuera por tanta hipocresía,

a la humana ambición le bastaría,

de la tierra usurpada, con dos palmos.

Igual que, si sus bienes compartiera,

el valle inmenso en que vivimos fuera

¡cómo un inmenso colmenar de salmos!

250

II

El hombre ya domina cielo, tierra,

aire, mar, voluntad... y, corrompido,

defiende lo usurpado o lo adquirido

con la vil “diplomacia” de la guerra

que arrasa las ciudades y que aterra

al pobre, al desarmado al desvalido...

¡Hasta las mismas fieras han corrido

en busca de refugio en la alta sierra!

Si no fuera por tantas divisiones,

y el hombre contuviera sus pasiones,

o razonara en los momentos calmos...

viviera más feliz, más sano y fuerte,

sin temores al hambre ni a la muerte,

¡en un inmenso colmenar de salmos!

251

NAVIDAD TARDÍA

Todo es claro y sereno; ni la nieve

ni el cierzo del azul descongelado

pasarán este invierno por el prado

donde enero florido canta y llueve.

No perturba la paz ni la más leve

brisa del norte que parece helado

donde todo se enflora en ordenado

concierto natural que Febo mueve.

Junto al amplio contorno del bajío

cual sierpe de cristal serpea el río

sobre piedras de mágica blancura.

No se sabe qué trino ni qué mano

hicieron que la caja de este piano

de repente vibrara en la llanura.

252

BENDICIÓN DE LA HECATOMBE

I

La mañana se agita de repente:

Avalanchas de tierra estrepitosa

trepidan por la inhóspita pendiente

y arrasan la campiña que reposa.

A su paso febril vibra la tierra

y el hombre suele huir despavorido.

El ganado se pierde por la sierra

o corre por el prado enloquecido.

Luego paz y fulgor lo cubren todo.

El despegue terrino se hace lodo

con el agua que llega escurridiza.

De nuevo resplandece exuberancia

y vuelven la alegría y la abundancia

y la estéril región se fertiliza.

253

II

Provistos de sus burros y sus trastos,

los labriegos esperan la vendimia.

A juzgar por los cientos de canastos,

la cosecha promete ser eximia.

Parece que la tierra castigada

redime la hecatombe con su trigo,

puesto que antes estuvo desolada

y se viste de flor tras el castigo.

Se sabe que los sismos del planeta

afloran a su faz por una grieta

producto de atmosféricos reveses...

Pero el mundo subsiste y tiene techo:

¡A pesar del temblor que lo ha deshecho

es más prodigo el suelo dando mieses

254

CUANDO PARTA

Ya no me iré a la tumba con la pena

de no haber regresado al patrio suelo;

¡ya me pueden cubrir en hosco velo

los cementerios de la orilla ajena!

Cuando alcance la paz ultraterrena

ya la historia será sólo un desvelo,

pero yo gozaré llevando el cielo

del terruño adorado en cada vena.

Que en la ida también abrazo el duelo

de la gente que hoy llora sin pañuelo,

mientras sufre, del tiempo, la condena,

¡poco importa! Ya tengo blanco el pelo.

Cumplí con mi deber y con mi anhelo.

¡Lo que viene después es sólo arena!

255

EL POZO DE LA VIDA

Ya el pozo de la vida se me agota

y su piso de rocas, mustio, seco,

asemeja la forma de un gran hueco

donde toda existencia quedó rota.

La lluvia que lo ungiera gota a gota,

se esfumó con su nube, fleco a fleco.

Por su oscuro costado rueda el eco

de una voz que se pierde, por remota.

Del brocal hecho boca lacia y seca

se desgrana la angustia de una mueca

parecida al erial donde me escondo.

Y al mirar hacia el lecho de granito

se rompen con la piedra de mi grito

los ardientes cristales de su fondo.

256

REMEDIO PARA VOLVER A LA HABANA

I

Para ir a La Habana no es preciso

nada más que unos pasos y unos pesos:

los pasos son bien simples: sólo ésos

de crearse en la mente el compromiso.

Hay que olvidar el vanidoso viso,

no temer ni a leones ni a sabuesos,

no soñar con patrióticos excesos

ni poner a la patria por el piso.

Recorrer el camino hacia La Habana

se logra de la noche a la mañana.

El triunfo no está lejos del fracaso

ni ha de estar lo distante de lo cerca...

La distancia es un puerto que se acerca

desde el punto que des el primer paso.

257

II

Yo te juro que el viaje está logrado

si lo tomas en serio y con más prisa;

sólo tienes que armarte de una visa

teniendo el pasaporte actualizado.

En un mes estarás en el Vedado,

o tal vez puedas ir hasta Artemisa,

darte un largo paseo por la Lisa

y volver por los mármoles del Prado.

¿No podría un erial vestir de huerto?

¿No pudiera en el áspero desierto,

tener un río la nación cubana?

Señalemos la fecha para el viaje,

¡desde ya nos espera aquel paisaje

romántico del cielo de La Habana!

Junio de 2000

258

 

JOSÉ MARTÍ

En el 145 aniversario de su nacimiento

El mundo te habrá visto de soslayo,

pero tú proseguiste el derrotero,

que te trazara la visión de enero

para prender, de la justicia, el rayo.

Ni cárcel, ni cadena, ni desmayo

te aminoran el ímpetu guerrero.

Tu mirada brilló como un lucero

la tarde aquella del glorioso mayo.

Las alas y las crines de tu equino

volaron por encima del Turquino,

—monumento que nadie te derriba—.

Y al reflejarse tu figura ecuestre

sobre las aguas del Contramaestre,

la corriente corrió montaña arriba.

259

II

Ser que ascendía en la visión de un ala.

Trazó la ruta del destino patrio.

Virtuoso sin igual de la palabra,

le dio su sueño un horizonte amplio.

Colocó la bandera sobre el asta

y salió a combatir sombra y escarnio.

En vez del vino de extranjera savia

gustó su vino aunque le fuera agrio.

No temió ni al dolor ni al sacrificio,

y fue la Patria lo primero siempre.

¡Así la historia lo conoce, digno!

Porque aquel hombre de mirada simple,

usó la piedra de su verbo fuerte

para el cimiento de una Cuba libre.

260

LA MARIPOSA

(Flor nacional de Cuba)

Por tener inquietud de mariposa,

esta flor nacional del patrio suelo,

en la tarde soleada tiende el vuelo

y en una estrella tropical se posa.

Cierta elegancia femenil la endiosa

y es envidia del lirio. Por modelo,

la azucena la imita con recelo

y se desvela en el rosal la rosa.

De su nívea textura siente celo

la fuente cuando bulle rumorosa

y toda la campiña es un desvelo

de celeste belleza... Primorosa

fulge la luz que le regala el cielo

a la flor nacional: ¡La Mariposa!

261

EL TOCORORO

(Ave nacional de Cuba)

Símbolo de la patria. Venerado

desde los tiempos de la noble gesta,

cuando la sangre, con viril protesta,

tiñó los campos. El apostolado

curtió la vida del mambí abnegado

y fue su suelo una solemne fiesta.

Y entonces una joya como esta

disfrutó de su gloria y su legado.

Su plumaje brillaba con un brillo

de color de lucero. Como anillo

lijado al temple magistral del oro...

y en verde, rojo, y en azul y gualda

volaba con sus plumas de esmeralda

por los montes de Cuba, el tocororo.

262

LA PALMA REAL CUBANA

(Árbol nacional de Cuba)

Yo conozco los pinos y los robles

que he visto prosperar de polo a polo.

¡Los árboles!: No olvido ni uno solo,

comprendo que los árboles son nobles.

Pero en Cuba, mi patria, un árbol crece,

que se empina y que casi toca el cielo:

es la palma, la real, que tiene un vuelo

que a su vez extasía y estremece.

Se levanta orgullosa en la llanura,

y tal es su simbólica figura

que la llaman el árbol nacional.

Además de cobija da palmiche...

Soy feliz cuando cubren mi trapiche

yaguas y pencas de la palma real.

263

EL AVISPERO

Cuentan que un día decidió un sitiero

recorrer su heredad de punta a cabo,

y en la copa florida de un guayabo

descubrió, sorprendido, un avispero.

El enjambre, agresivo, salió fiero,

como tigre que ataca. Como rabo

de nube tormentosa. O como nabo

que se pasó de hora en el caldero...

El sitiero roció un perfume fuerte

y el furioso avispero fue a la muerte

como si fuese volandera chispa.

Ya no hay panales ni agresividad,

y dicen que en aquella vecindad

¡no se vislumbra ni una sola avispa!

264

LA CUEVA

Es de piedra su piso como el techo

y las paredes. Seriedad de roca

tiene su cara que el temor provoca

cuando yace callada en turbio lecho.

Sobre su techo nace verde helecho,

que su tapia sin mármoles disloca,

y el cacto que se eriza cuando evoca

la fértil mansedumbre del barbecho.

De piedra son sus rasgos y de piedra

sus perfiles oscuros que, con hiedra,

la entrada a su recinto desfigura...

Por la espesa agonía de su calma

se pudiera decir que toda su alma

se formó de insensible grava dura

.265

LA PIEDRA

Ha tiempo, cuando yo viví sin tino,

y vagaba entre el viento y el chubasco,

junto a un monte de zarza y de peñasco

me encontré con la roca del camino.

Comprendí los dolores de mi equino

por la sangre en la llaga de su casco

y entendí que la ruta hacia Damasco

fue la ruta normal del peregrino.

El hombre, con las piedras de la vida

cementa su camino hacia la gloria

¡o tapia de su tumba la salida...!

A veces con la piedra tira y medra.

¡Que la piedra es origen de la historia

y una vida sucumbe ante una piedra!

266

ESA PUERTA

Cuando encuentres la ruta consumida

y la puerta hacia el bien esté cerrada,

vuelve tranquilo a la primera entrada

por donde entraste a conocer la vida.

La puerta que te dio la bienvenida

nunca cierra su marco ni es tapiada

por el polvo feroz, ni condenada

todo el tiempo a negarte la salida.

Quizá la ruta se tornó extraviada

con alguna intención desconocida.

Pero el Todo, que vino de la Nada,

puede hacer una puerta de una herida.

¡Busca esa puerta siempre iluminada

por donde entraste a conocer la vida!

267

VALPARAÍSO

Ciudad de piedra y de fulgor celeste

que deslumbra la vista del viajero;

perla engarzada en cuarzos del Oeste,

joya caída de un azul lucero.

Eres almohada para que recueste

la poesía su candor cimero.

Atalaya del arte viva en este

instante de buscar un sol postrero.

Pasar por ti sin desear quedarse

es lo mismo que amar para no darse

con plenitud de amor a quien nos quiso...

Ciudad romántica y acogedora.

¡Soñé con descubrir mi nueva aurora

y al fin la descubrí en Valparaíso!

268

ESTAMPA DE MONTE ADENTRO

I

Por la orilla escarpada de verde-oscuros cerros,

a cien leguas terrestres de pueblerinas voces

y entre el ruido heridor de relinchos y coces,

van ladrando jadeantes enloquecidos perros.

Siguen ecos confusos de lejanos cencerros,

de rebaños que cruzan las estepas precoces,

huyendo de monteros con látigos atroces

que rastrean audaces azorados becerros.

Cuando al fin los monteros, con ayuda canina,

recogen la manada, los cuartones de alambre

mugen ante los vahos de la oleada vacuna.

Llega la noche al llano. Con su luz mortecina

se ve una choza pobre comida por el hambre

y en su techo de paja cae a chorros la luna

.269

II

Sobre mullida cama de guijarro y floresta,

donde sólo la calma la quiebran junto al trillo

los monótonos cantos de un barítono grillo…

bostezada de luces, la noche se recuesta.

Cesan esos bullicios de la mundana fiesta

de la fauna y la flora; cesan música y brillo.

Distante canta un gallo. Como hiriente cuchillo

corta en tiras la noche. Cuando su larga siesta

termina en los primeros rayos del nuevo día,

otra vez sobre piedras se agarran las raíces,

y muestra su pesada casucha el caracol.

La historia se repite: la choza gris vacía,

con igual pesadumbre de viejas cicatrices

mientras sobre su techo cae a chorros el sol.

270

CEREMONIAL

Sigue el hombre creyendo los falsos testimonios

que otros hombres iguales escribieron antaño,

de un forma tan fina, que, a través del engaño,

se forjaron romances de eternos matrimonios.

Se llenaron las arcas de faustos patrimonios;

alcanzaron los templos gigantescos tamaños.

En medio del tumulto de amigos y de extraños

mezclaron a los dioses con santos y demonios.

Descubrieron el oro las manos enlodadas

de mineros con alma también de lodo impune,

y el oro —ya enlodado— perdió cabales brillos.

La gente se fecunda de ideas mal pensadas

y en los mismos conceptos casi siempre reúne

los humanos en castas para hacerlos caudillos.

271

ESPACIAL

Después de galopar las campiñas hirsutas

con acento de fuego sobre ardidos peñascos,

para estrenar distante sus charolados cascos,

mis corceles galopan las más lejanas rutas.

Desde aquellas regiones parecen diminutas

las montañas llovidas de ligeros chubascos,

y lucen las ciudades minúsculas damascos

perdidas entre nieblas de celestes virutas.

Se aligeran los trotes, las crines se alborotan,

con idénticas voces se yerguen y relinchan

y de polvo de estrellas percuden los caminos.

Se diría que mueven al mundo cuando trotan:

rebelados corcovos las bestias desencinchan

y son como un radiante trotar de remolinos.

272

PURIFICACIÓN

Al volcán que vomita sus lavas en la cumbre

y por valles floridos sus ríos ha encauzado

no debe recordarse por el horror causado

sino por la belleza que produce su lumbre.

Es verdad que consume la terrena costumbre,

pero después que cesa de voraz, lo incendiado,

al fin vuelve la pausa y al llegar lo pausado

queda el terreno libre de toda podredumbre.

Si la gente mundana que vive en este mundo

sufriera en sus entrañas los físicos volcanes,

pudiera renovarse de esos males que sufre.

Mas el mal que padece, se sabe tan profundo

que quizás es preciso soltar todos los canes,

del cielo, y atojarlos a cien ríos de azufre.

 

273

PERSPECTIVA

Vivo oteando el futuro con los ojos absortos,

voy en busca de ocultos horizontes lejanos

desde un punto de ciertos y fijos meridianos

capaces de encontrar los más extraños ortos,

donde lunas y soles padecen sus abortos

en los amaneceres de huracanes tempranos,

en que, tras la tiniebla, no vemos los arcanos

y los días se vuelven miserables y cortos.

De la brújula ausente recabo luz y rumbo:

me hace falta saber dónde perdí la huella,

dónde varó mi barco sin bahía ni puerto.

El tiempo se despeña por el alto derrumbo

como quien sin timón en la roca se estrella

y el ancho mar se vuelve lejanía y desierto.

274

MIEL DE BIEN

Tu cuerpo es un ardiente trapiche donde muelo

las cañas más sublimes de mis tierras mulatas

los azúcares brotan de tus labios en gratas

eclosiones de mieles oliendo a caramelo.

La cosecha ha crecido debajo de tu pelo

donde soles y lunas le cantan serenatas

y más tarde se vuelven fecundas cataratas

de olores embriagantes para dulce desvelo.

Qué cañas más sublimes esas cañas molidas

que llenan abundantes la canal de tus senos

inundando mi boca que ha esperado sedienta.

Estas mieles de ahora curan viejas heridas

antídotos urgentes contra muchos venenos

de los viejos rezagos de una edad cenicienta.

275

EL CICLÓN

Con una fuerza de ciclópea escoba

barre los pisos de la faz del Orbe.

A su paso no hay cumbre que le estorbe,

mueve a su antojo la terrestre alcoba.

El cedro milenario se joroba,

montes y valles y plantíos sorbe,

espacio, tiempo y claridad absorbe,

derriba la palmera y la caoba.

Arrasa con las torres y los templos,

se ensaña con los pobres caseríos,

y, para terminar con sus ejemplos,

los deformes cadáveres oculta

en las turbias corrientes de los ríos,

y en las fosas marinas los sepulta.

276

NO HAY PAZ POSIBLE

Sigue la humanidad en guerras intestinas

complicando del mundo toda posible paz…

Es que el ente desea, bajo negro antifaz,

en lugar de las rosas colocar las espinas.

Así, cuando reparte las esencias divinas

que despiden las rosas de su huerto feraz,

tiene el filo del cardo que, punzante y voraz,

hiere la contextura de las vetas más finas.

Al vibrar de las notas del concierto mundano

danzan con ritmo igual gentuza y burguesía:

nada detiene el ritmo cuando canta el alcohol.

Por eso ese plomizo fulgor del meridiano

igual sirve a los brutos que a la sabiduría…

Todavía la insania no se ha robado el Sol

277

PRESUMIR A COSTA AJENA…

La luna, presuntuosa damisela nocturna,

con su traje de nubes y su lujo de plata,

sale a dar su paseo de rutina escarlata

sobre nuestro planeta de cara taciturna.

Disipa la pesada tiniebla que embadurna

de tiznes ancestrales el rostro que retrata,

y repite en la misma tristona caminata

la misma trayectoria. La potencia diuturna

del sol es la que nutre, lo que aviva y sujeta

a la luna orgullosa. Pero en nada se inquieta,

y se atreve a decirle ––con injusta ironía,

al sol, que ni siquiera presume de fantoche––:

que al verlo tan enorme nunca sale de noche.

¡Siendo el sol el autor de la noche y el día!

278

TODO TIEMPO PASADO PARECE MEJOR

Llorar sobre la tierra del pasado ya extinto,

es hacer de las lágrimas infinitos eriales,

es lo mismo que darle candela a los trigales

o perderse en el monte llamado “laberinto”.

Lo de ayer ya pasó; lo de ayer fue distinto.

Volver a las casuchas de viejos arrabales

a vivir como viven las naciones tribales,

es forjar un futuro lóbrego sobre un plinto.

Con esos “lloriqueos” vivimos los cubanos,

pensando en un regreso que no es posible ya:

sin primos y sin tíos, sin padres, sin hermanos.

Todo lo que fue nuestro lo tenemos acá;

los hijos y los nietos son norteamericanos,

¡los cubanos legítimos se quedaron allá!

279

ABRUMAMIENTO

Buscar la enemistad del auditorio humano

es hazaña de locos o de cortos de idea;

allí donde la vista del mundo se recrea,

los límites del hombre no abarcan lo lejano.

Pareciera locura secar al gran oceano

o querer convertirlo, por antojo, en batea.

El mar, que sube y baja por arte de marea,

nunca podría nadie desaguar con su mano.

Así, la muchedumbre ––llamada mayoría––

es la mar sin orilla: mar de gente que abarca

la redonda mirada de horizonte a bahía.

Al fijar ese término, que los “límites” marca,

es el mar infinito quien nos abre esa vía,

limitada, que mueve nuestra efímera barca.

280

AL QUIJOTE Y SANCHO PANZA

(Homenaje a 400 años de su nacimiento)

De La Mancha en el suelo castellano

se hallaban el Quijote y su Escudero,

Sancho Panza. Un Rocinante ibero

desordenaba la extensión del llano.

Relampagueante de fulgor la mano

diestra del “ingenioso caballero”

bajo el fuerte dominio del acero

y la plomiza luz del meridiano.

Las espadas hirieron los gigantes

de hierro; cabriolaron los equinos

—imaginarias bestias de Cervantes—.

Tiñó el fuego del sable el arrebol,

y exánimes, caballos y molinos,

chorrearon por la herida sangre y sol.

281

SEIS DEL MES SEIS DEL AÑO SEIS

Este seis del mes seis del año seis

os procuro el mejor de los regalos:

que os liberéis de los trajines malos

que en las noches viciadas vos tenéis.

A los supersticiosos vos no deis

cabida ni en el alma ni en los halos

de la casa del Ser. ¡A piedra y palos

echadlos del lugar si vos los veis!

Ninguna mente que se intranquilice

con lo que el vulgo trasnochado dice

puede tener, al fin, una paz propia.

Vosotros que gozáis en esta farsa,

bailadores seréis en la comparsa

de una copia copiada de otra copia.

06/ 06/ 06

282

MERCEDES MATAMOROS

(La Safo cubana)

La musa del más bello consonante,

para darse en románticos apegos;

en la blanca ribera de Cienfuegos

la vistieron con galas de diamante.

Se nutrió de la esencia que, distante,

venía sobre barcas de altos fuegos;

conforme Safo erotizó a los griegos,

Cuba la vuelve su más fiel amante.

De su erótico verbo hace derroche;

los desnudos encantos de la noche

gozan de Eros en la ardiente llama.

Junto al verde cubano y el turquesa

de aquel mar caribeño a Safo besa,

y Cuba, como Lesbos, le dio fama.

Miami, mayo de 2008

283

EL VASO PERDIDO

A mi edad, cuando un vaso se me pierde,

ni yo mismo me pongo a hacerme caso,

lo releva al instante mi otro vaso,

¡y dejo que el olvido lo recuerde!

¡Que un vaso se perdió en la calle verde

que conduce a mi triunfo o mi fracaso!,

qué más da, si yo sigo firme el paso,

y el perro de la envidia no me muerde.

Otro vaso, otra alcoba y otra cama;

otro barco, otro puerto y otra dama,

sin que cambie mi ruta ni mi estrella...

¡Cuando yo me preocupo de verdad

es cuando vuelvo a ver con sobriedad

y no encuentro en mi cuarto la botella!

20 de junio 2000

284

LA MUJER DEL PIOJOSO

(Epigrama)

¡Piojoso!, le gritaba a su marido

cada vez que tenía una ocasión,

y tanto molestó su indiscreción

que el esposo vivía compungido.

Cansado de escucharla, enfurecido,

en un pozo la echó, con su razón;

pensaba que con esta decisión

habría con la ingrata concluido.

Pero luego creyó que él era el malo,

sin darse cuenta que del mismo palo

siempre han salido las peores cuñas.

Asómase al brocal del pozo, a ver,

y oyó que desde el fondo su mujer

le gritaba ¡piojoso! con las uñas.

285

COGE EL CUBO Y VAMOS

La fauna de las aves una vez

tuvo una junta urgente monte adentro,

llegando de mil puntos al encuentro

las especies de más exquisitez.

Acordaron, con mucha rigidez,

que los vistosos se quedaran dentro

ya destinados para ser el centro

de un homenaje, por su lucidez.

¡Los más feos irán a buscar agua!

—dijo un pájaro azul con mucha magua—.

El búho y la lechuza, sin reclamos

ni protesta posible, hicieron dúo...

y se escuchó cuando graznaba el búho:

¡Oye, lechuza, coge el cubo y vamos!

286

PARA SER POETA

I

Para ser un poeta y ser profundo

no sólo basta con tener talento,

sino desarrollar un pensamiento

que vea todo la tensión del mundo

Para llegar al manantial fecundo,

donde toda mirada tiene aliento,

palas y picos del vocablo invento

y en el abismo del saber lo hundo.

Como el minero que la tierra cava,

la mano recia en los filones clava

y barre cuanto sedimento estorbe.

Brotan soles al pie de la penumbra

Esa penumbra celestial que alumbra

la llanuras sin límites del Orbe.

287

II

Cuando el Orbe de Dios desaparezca

y la neblina en la borrasca bogue,

y en las últimas ánimas se ahogue

del último suspiro la fe, y crezca

el desamparo, donde nada ofrezca

una puerta de luz que desahogue

la penuria interior, donde epilogue

la pena y otro mundo reamanezca…,

sólo entonces el mundo será mundo

creado por un soplo en un segundo.

Sólo entonces el cielo será un cielo…

Y el mundo del abrazo y del adiós

podrá entonces creer que vino Dios

a enmendar la tristeza de este suelo.

288

RIMAR BIEN O NO RIMAR

I

Aquí varios defectos como norma

le impiden al llamado “sonetista”

que un soneto de clásico se vista,

ciñéndose a la más correcta forma.

La exigente razón no se conforma

con la nueva visión del modernista

que el fácil consonante lo despista

y las rítmicas cláusulas deforma.

Me parece una falta de respeto

contra la pluma de gentil esteta

deformar la figura del cuarteto.

Si en el arte buscamos una meta

no lo hagamos a costa del soneto

ni violemos las leyes del poeta.

289

II

Sabemos de la estrofa que han escrito

muchos bardos, en raro serventesio

y en vez de buen soneto, un adefesio

le han dejado a Cervantes, sin prurito.

Riman ansia y fragancia, gran delito,

y nos riman aprecio con magnesio

o consuenan desprecio y polinesio

como cosa normal en cualquier rito.

No creo que las leyes de la estrofa

merecen que se traten con tal mofa

cuando riman aprecia con amnesia,

o riman universo con almuerzo,

o arriman verso a la palabra fuerzo,

o juntan necia con la voz iglesia.

290

III

Carroza nunca es rima de la rosa,

ni playa es una rima de batalla;

no se debe rimar, nunca, medalla

con atalaya, porque es fea cosa.

La rima debe ser bien armoniosa:

la elle con la ye no da la talla,

que la Y griega sonora sólo halla

rima con “aya” para ser preciosa.

No es correcto rimar adiós con voz,

pues con eso causamos pena atroz

colocando al soneto en una cruz.

No se debe rimar jamás con paz

ni compás y quizás con capataz

ni se debe rimar Jesús con luz.

IV

He visto con asombro muchas veces

muchos bardos rimar feliz con lis,

que riman infeliz con tal país

y los meses con peces y sandeces.

Otros riman expreses con dobleces

o maíz y desliz con gris y anís,

cuando se sabe que desliz y gris

son rimas de distintas fluideces.

El caso y el abrazo; casa y raza;

y amasa, pasa y tasa con tenaza:

no son rimas que rimen, y por eso

evitar es preciso que a la brisa

le rimemos ceniza en vez de misa,

y el rezo no se arrime con el beso.

291

V

Los buenos juicios a lo bien rimado

de los clásicos versos que aquí copio,

aunque sean arranques de amor propio

llevan todo un principio equilibrado.

Es que el verso hay que oírlo musicado

––quizá verlo con vista libre de opio––

o a través del estricto microscopio

del audio filtrador de un ritmo alado.

Un soneto es igual que una guitarra

que si el músico experto no la afina

su música es un ruido que desgarra.

Catorce cuerdas de exquisitas notas

será el soneto que feliz culmina…

¡y no guitarra de las cuerdas rotas!

292

VI

Una vez escrutado lo de afuera

pasemos a mirar los pormenores

de los versos de tantos creadores

que lograron del arte justa esfera.

Padecemos de baches, que, a manera

de vulgares pedruscos sin colores,

les perturban las formas interiores

que Violante a los bardos exigiera.

Si Violante volviera en este día

y topase con tanto desacierto,

seguro que a morirse volvería,

tapiando con sordera cada oído…

pues sería mejor quedarse muerto

que sufrir el pavor de tanto ruido.

VII

Exentos de idiomático artificio,

poetas que pasaron a la historia

presentan al dosel de la memoria

la estética estructura de su oficio.

Recordarlos es justo beneficio,

pues están en la cima de la gloria

y no son de materia transitoria

sino como la esencia del silicio.

Cada uno de ellos fue mandado

por el Violante de su edad hacer

un soneto con verso bien rimado.

Por eso para estar del arte a tono

siempre es bueno estudiar o releer

a quienes honran del soneto el trono.

Miami, 2009

293

EL VIGÍA

Desde el alto dosel del colgadizo

lanza el lente de vidrio su azagaya

y se ve la marea cuando explaya

sobre el salitre del oleaje rizo.

Un sol ardiente, de caer plomizo,

se esfuma de la última atarraya;

deja que el viento desbocado vaya

por el valle del mar. Es el hechizo,

todo luz, todo cielo... Todo ensaya

torrentes de fulgores tras la raya

que sella el horizonte tornadizo.

Un prisma de colores se desmaya

junto al borde rocoso de la playa,

y la arena empercude el colgadizo

294

II

Pesca peces de lunas, El Vigía

que vela por la playa en altas horas

bajo el cielo de estrellas voladoras

que protege el confín de la bahía.

Coge perlas urgentes. Se diría

que un hato de ballenas paridoras

en un parto de mares hundidoras

parieron, en la noche, un nuevo día.

Porque Marte sacude oscuras proras,

la misión de las ansias pescadoras

su atarraya no cumple todavía.

Pero el fondo marino, de sonoras

llevadas y traídas, entre auroras

y oleajes, ¡será todo de El Vigía!

295

SÍMIL DEL MAR

I

Líquido tigre en una jaula ingente

construida de playas, sol y arenas;

ondas airadas curten tus melenas

y un halo de salitre se hace puente.

Distante orilla tu mirada abrasa

con fulgores de cielos sin país,

y reinos de sirenas de alma gris

perlas reciben en rocosa casa.

Cuarto creciente tu colmillo afila

y ruges de mareo en la tranquila

distancia que tu voz apenas toca...

¡Oh mar iluminado de azul bello!,

¡secuestra mi sonrisa en el destello

que aprisiona tu furia en una roca!

 

296

II

Monstruo marino de afiladas fauces

que hiere hueso y carne de la orilla

cubierta con la gracia de la arcilla

que te sujeta en apretados cauces.

La fuerza del oleaje bulle y salta

sobre una cordillera de arrecifes

cuando suelta la tarde los esquifes

y el horizonte de carmín esmalta.

El vaivén de las olas de tu vientre

abre puertas azules para que entre

la flota de los astros ––mil navíos—,

y te bebes de un sorbo casi largo,

para aliviarte del intenso amargo,

las dulces aguas de sinuosos ríos.

297

LLUEVE

Hoy ha llovido intermitentemente:

ha llovido tan fuerte y del tal modo

que el agua casi lo destruye todo

con una fuerza de bestial torrente.

Pasa el río corriendo bajo el puente

llevándose con furia piedra y lodo

y ha dejado en el borde del recodo

piedra y lodo y gravilla, la corriente.

Donde el río incesante serpentea

las aguas han formado una batea

que parte la corriente por el medio.

A lo lejos, y al pie de las montañas

los labriegos sin tierras ni cabañas

se mueren angustiados y de tedio

.298

FANTASÍA

I

Como campana del más alto timbre

con el badajo del metal más puro,

quiero timbrar del inmutable muro

todo silencio…, del jardín de mimbre

ha de cruzar por la copiosa urdimbre

como si fuera un musical conjuro

que, abriéndole caminos al futuro,

haga que el roble de la gloria cimbre.

Que el piano del jardín se desordene

para que el río una canción estrene

sobre la cuerda magistral del valle…,

que toda la natura se haga estreno,

que se hinche la nube con el trueno

y en la extensión del universo estalle.

299

II

Una lluvia de soles y de estrellas

caerá sobre el mar de la llanura

para borrarle de la noche oscura

los penúltimos visos y las huellas.

Soltaré mi rebaño de centellas

a que paste del llano la verdura,

a que beba en el río el agua pura

y se recree de montañas bellas.

Desde una verde sideral baranda,

el duende de la noche, su bufanda

de neblinas se puso. Ya la noche

llega en puntillas a la azul laguna…

Con celestes encantos ya la Luna

recorre la campiña en áureo coche.

300

LA MORDEDURA

Nació para morder mi dentadura,

mas no muerde con ansias de homicida;

cuando muerde, el lugar de la mordida

como en marcas de luz se transfigura.

Su signo de pureza es la blancura,

y en vez de dar la muerte da la vida;

no se nota ni rastro de la herida

que debiera dejar la mordedura.

Lo mordido me dice que yo muerdo

y queda tras el acto ese recuerdo

que no es posible que la marca pierda.

Morder es acto que su ardor no pierde

si quien muerde anestesia lo que muerde

y después la mordida lo recuerda.

301

EL AVARO

El mundo nunca expira en su confín

ni en la charca podrida del batracio;

el mundo, según Dios, es un espacio

en donde el genio desconoce el fin.

Las luchas de los necios es trajín

muy propio de los mozos de palacio.

¡Sus quejas sólo son un cartapacio

de inútiles papeles! De este esplín

tedioso, la ilusión se aburre y cansa...

¡Hasta la bestia más humilde y mansa,

cuando la empujan sin cesar, patea.

Con los tontos de siempre no termina

la contienda estrambótica que arruina

los más nobles conceptos de la idea.

302

TRÍPTICO A COATEPEQUE

(Ciudad en flor y cuna de “Nando”)

(José Bernardo  Pacheco (Nanodo), periodista

salvadoreño, murió en California.

I

Tú, ciudad perfumada por la brisa

del cafeto. Por ti mieles derrama

la colmena del cielo. El panorama

que circunda en tu paz de sol te irisa.

Tú, ciudad que te hiciste una sonrisa

del tamaño sin fin de tu oriflama...

Yo te quiero cantar porque me llama

la piedra de tus calles... ¡Vengo aprisa!

Quiero ser una noche huésped tuyo.

Caminar por tu campo sobre cuyo

suelo fértil se incendia el aura pura.

Quiero darme a tu voz, estar presente.

Mezclar mi sueño con los de tu gente.

¡Ser un grano de arena en tu cultura

303

II

Coatepeque de soles y riachuelos;

de palomas de plumas blanquecinas,

que irrumpen en llanuras y colinas

con el arrullo de sus mansos vuelos.

El intenso azulino que en tus cielos

se inflama de centellas vespertinas,

se sumerge en las aguas cristalinas

y el lago de tu nombre siente celos.

Entre tu flora “intensamente verde”,

como un encanto natural se pierde

triste y monótono, el dichosofuí...1

1 Especie de ave en El Salvador.

Pericos, clarinetes y chiltotas

terminan picoteando las bellotas

que no son el manjar del colibrí.

304

III

Coatepeque. Ciudad en flor. Mimada

y hermosa tierra. Sin igual pedazo

de América. ¡Jardín! ¡Qué noble lazo

te fundió con el monte y la llanura!

Coatepeque de ensueños. Cuna alada.

La bondad es un niño en tu regazo.

Siempre gustosa para el noble abrazo,

eres himno y conciencia y llamarada.

Tu zenzontle canoro cuelga el nido

en tu árbol de fuego, que, encendido

de hermosos tintes, la pradera nimba.

Y en tus noches nostálgicas y bellas

se desgrana el maíz de las estrellas

sobre el surco de miel de tu marimba.

305

LAS TRES MEDALLAS

Para ese bardo que la lengua trata

como si fuese una moneda pobre,

traigo pulido medallón de cobre

y así le ofrezco mi noticia grata.

Que empine su infinita serenata

donde la vida del pudor zozobre;

tal vez con esto la razón recobre

y se consiga un medallón de plata.

La palabra requiere transparencia,

porque, a falta de música y esencia,

pierde el verbo la gracia del decoro.

Si fuera consecuente con su idioma

le podría ofrecer mejor diploma

con un radiante medallón de oro

306

LO TRANSITORIO

Tenuemente se ve en la oscuridad

una imagen de dos que yace quieta

(digo una imagen, porque la silueta

de los dos tiene forma de unidad).

Debe ser que el amor —necesidad

que sufren los vivientes del planeta—

sólo se logra cuando se concreta

la unión de una mitad y otra mitad.

Más tarde, si pueriles tempestades

dislocan la unidad, las dos mitades

ruedan perdidas hacia opuestos polos;

persiguen, a la vez, distintos puntos.

¡Por eso tantos que vivieron juntos

vagan ahora por el mundo solos!

307

A MIGUEL HERNÁNDEZ

En el centenario de su nacimiento

Este inmenso español de pura cepa

subió montañas e inundó los prados,

y trepó con sus versos los estrados

adonde el sol de los humildes trepa.

Quien apreciar su magnitud no sepa

es porque habita con los desterrados

o porque el fuego de temibles hados

en lo estrecho del alma no le quepa.

No sigo a don Miguel por esos toros

ni porque tenga sangre de los moros

(si la tiene) y le inunda su alta veta.

Lo admiro por rebelde y porque tuvo

los temples de poeta cuando anduvo

los caminos de espinas de un poeta.

308

CEGUEDAD

I

Anduvo en busca del hermoso sino

de la piedra fulgente y de la rosa,

pero a su cueva de intrincada losa

le tapiaron la puerta y el camino.

Cada humano se forja su destino

y se vuelve un esclavo de su cosa.

Una vez que sucumbe ante la fosa,

no distingue entre el ceibo y el espino.

Idolatra los dioses por herencia,

pero no se descubre la conciencia

por temor a que salga la mentira.

Es mejor comulgar con el engaño,

obediente al pastor de su rebaño,

que sufrir los embates de su ira

.309

II

El hombre sabe simular su empeño

bajo cierta apariencia de verdad,

al ponerle un fulgor de realidad

a la tiniebla que circunda el leño.

Se viste él mismo de señor y dueño

y oculta la soberbia en la humildad,

para que, cauta, en él la sociedad

piense que alcanza el añorado sueño.

Así a la ingenua muchedumbre pierde,

porque en el polvo miserable muerde

confundiendo la gloria con un cirio.

Sigue sus pasos la radiante huella

y descubre asombrada que la estrella

sólo alumbra el sendero del martirio.

310

EL LOBO

Estaba el lobo en su cubil tendido,

acechando el pasar de alguna oveja.

La atención alertada en cada oreja

le traía el mensaje a cada oído.

Pero el sabio pastor, que conocía

los fines de la fiera agazapada,

distrajo, con un ruido de manada,

al lobo, que, taimado, se escondía.

El pastor le echó mano a su trabuco,

aulló como otro lobo y ese truco

mantuvo al animal entretenido.

¡Disparóle un balazo entre las cejas!

Mas aun muerto intimida a las ovejas,

allí a la entrada del cubil, tendido.

311

EL NIÑO

(Fenómeno natural)

I

El Niño estuvo anoche aquí, en mi casa;

se ensañó con mi huerto, enfurecido.

El árbol de aguacate ha demolido

y del árbol de mango hizo una masa

de gajos retorcidos... Si rebasa

mi patio el ventarrón que lo ha batido,

podrá contar, después, reflorecido,

¡lo que sucede donde El Niño pasa!

Cuando este Niño colosal se ofusca

convierte la arboleda en charamusca

y con las flores del jardín arrasa...

Al ver todo el sembrado vuelto escombro

los vecinos descubren, con asombro,

¡que El Niño estuvo anoche aquí, en mi casa!

312

II

Este Niño —señor de piedra y palo

no parece tan Niño cuando llega.

A su paso los árboles doblega

y hace del bosque su camino ralo.

Se cree que el caserío es un regalo

que cual dócil paloma se le entrega.

Después que toma su botín, lo riega

con todo su impudor de Niño malo.

Talador sin conciencia, tiene un hacha

que suele manejar de racha en racha

y tala aquello que yo nunca talo.

Donde impone este Niño su paliza,

de las sombras esparce la ceniza,

mientras mata la luz a piedra y palo.

1998

313

TRÍPTICO

I

Desde los templos de la tarde el coro

de los dioses del bien busca la umbría

de la noche en silencio. En la vacía

tumba de un héroe recubierta de oro,

el angélico grupo irrumpe en lloro

triste que llena de región sombría,

como una queja que la luz envía

con música del himno más sonoro

que jamás ha cantado coro alguno.

La misión se termina y, uno a uno,

la tropa de querubes se disuelve...

Pero al día siguiente, en la mañana,

se ve al coro que en una caravana

hacia el palacio de la tarde, vuelve.

314

II

La misión de la hueste es repetida

de tiempo en tiempo: repetida llama

que palidece cuando el héroe clama

que está perdiendo su señal de vida.

En el mundo real, que el hombre cuida,

sobre los héroes que han ganado fama

no todo el tiempo su nación derrama

el honor sepulcral..., y hasta se olvida

la causa de sus actos y sus nombres.

Si los héroes forjaron a los hombres

con la sangre, y la lucha y el decoro...

¿Por qué negamos el hermoso ejemplo?

¿Por qué nos revelamos en el templo?

¿Por qué nos cubre mundanal desdoro?

315

III

Si lo mundano canaliza el juicio

de la moderna sociedad reinante,

¿qué dantesco camino alucinante

ha de ser corredor al precipicio?

Condenada a fallar desde su inicio,

la humanidad es ente deambulante,

que, si toma la piedra y el diamante,

de la luz diamantina hereda el vicio.

Y así, de infaustas ilusiones medra.

La piedra, que fue piedra, será piedra

mientras el Genio con sus llamas arde.

Y cuando el mundo la verdad recobre

y el fausto cese de humillar al cobre,

volveremos al templo... ¡Si no es tarde!

316

LA CHOZA

¿Ves allá, como brilla la cumbrera

de la choza del hombre labrantío?

¡Cuánta lluvia desciende rumbo al río

por su alero de guano y de madera!

Con el peso del tiempo, cual si fuera

la efigie de una bestia en el bajío,

con su carga de sol, luna y rocío

domina la extensión de la pradera.

Bajo el techo, que humea la colada,

somnolienta se va la madrugada

seguida por el último lucero.

Y frente al resplandor del nuevo día

denunciando la pena labrantía

lagrimean los ojos del alero.

317

MUERTE Y RESURRECCIÓN DE LA TARDE

Los aullidos lejanos de los perros nocturnos,

que resuenan allende las montañas de hielo,

son augurios de muerte descendidos del cielo

y estrujados por horas de continuos vulturnos.

Pasean unos duendes de elegantes coturnos,

de cadencias sombrías y en carrozas de duelo.

La tarde, que expiraba cantando un ritornelo,

se extinguía entre suaves inciensos taciturnos.

Una diosa embrujada por tormentas divinas

sepultó su cadáver sobre ardientes colinas

sin señales de muerte, donde Febo la llora...

Mas, de noche, en puntillas, sin que nadie lo sepa,

se sale de sus túmulos y corre hacia la estepa

de la inmensa campiña, disfrazada de aurora.

318

AMAR AFUERA

Un faro parpadea en la distante

extensión de mi tierra sin orilla.

El oleaje parece una flotilla

que no encuentra la ruta del Levante.

Recorro los astrales pasadizos

como quien ha perdido todo acierto

y busca la ribera de algún puerto

que le salve los días enfermizos.

Este mar que mi vida convulsiona

también tiene su luna y su marea

y vive de las muertes que ocasiona.

¡A veces me seduce a que zozobre!

Mas, si el genio fenece en la odisea,

¡el alma vivirá de lo que sobre!

319

ILUMINADOS VUELOS

Los sueños aletearon sobre un muro

que corre paralelo al horizonte.

Hallaron en el vértice de un monte

los amplios miradores del futuro.

Volaron presurosos por la cumbre

de los altos veneros de la suerte,

como un soplo divino que los vierte

en cascadas de música y de lumbre.

Empluman con el lujo de las aves

que recogen cadencias en las suaves

orillas de los lagos del estío...

Son bandadas de nítidas palomas

que persiguen los fúlgidos aromas

de las fértiles márgenes de un río.

320

SISMO

Me siento con las musas asustadas

por tormentas de auroras confundidas,

por altos vendavales consumidas,

en muchas primaveras olvidadas.

Me siento que perdí las alboradas

en la vida de ahora y de otras vidas,

en las etapas por mi ser vividas

en épocas distantes, ya pasadas.

Aparentes desórdenes me asombran:

Parece que las voces que me nombran

me cerraron la puerta desde adentro

y tiraron la llave en el abismo...

¡Si el epicentro no señala el sismo

llegaré por el sismo al epicentro!

321

SUICIDIO DEL RÍO

Por los altos caminos de los cerros

transita el agua en su lunado coche.

Distante, ladran tenebrosos perros

heridos por los dardos de la noche.

Como un espejo que asustó la sombra

más allá de la hermosa rosaleda,

al pie de la colina es una alfombra

la poca luz que en el espacio queda.

Se quiebra el cosmos con el trueno rudo,

y el río corre como un dios desnudo

y loco, por la tierra estremecida.

Sigue de prisa por la sed del llano,

y en los pozos del mar, como un anciano

que trasnocha en el tiempo, se suicida

322

UN RARO RÍO

Soneto sin sinalefa y sin la conjunción y.  (Nota del autor). *

Corre veloz el transparente río,

derriba puertas de cristales puros.

Traspasa los antiguos intramuros

con sus fuerzas de fiero desafío.

Por extraños parajes desemboca

la constante corriente que socava

duros perfiles de rugosa grava,

¡que tiene siglos de llamarse roca!

Lo mueven fuerzas de fluvial empuje,

toda calcárea resistencia cruje:

se vuelve pobre, desigual arena...

Por el último miedo de la bruma

pasan navíos de sutil espuma

con hojarascas de la tarde buena.

323

TIEMPO TORMENTOSO

Porque el ancho universo no es de nadie

—no se sabe que a nadie pertenezca—

no se admite que el hombre lo oscurezca

y, cuando quiera su pasión, lo irradie.

No puede el fuego de infernal Vesubio,

en la divina placidez de un cerro,

pedirle al orto que el rosal y el hierro

se consagren y vivan en connubio.

Cuando el tiempo se rompe nos maltrata...

Igual que una tormenta se desata

en la noche de miedo y de ludibrio;

por ríos desbocados en sus cauces,

por mares que nos tragan en sus fauces

y montañas que pierden su equilibrio.

324

A MI PATRIA

Patria lejana. Por mis noches solas

me sigue la nostalgia del regreso,

y dulcemente me descubro y beso

la bellísima enseña que enarbolas.

Tu recuerdo palpita en las corolas

de las rosas que miro en mi embeleso,

y mis penas más íntimas te expreso

por la lengua del viento y de las olas.

Para cantar a tus reminiscencias

no son bastantes todas las cadencias

ni bastarían todos los arpegios...

Por eso al verte en la distancia oscura,

como un impulso de sin par locura

se me salen por ti estos florilegios.

325

ESTAS CANAS

Bajo estas canas de poeta adulto

—señal de clara senectud serena—

canta en perenne juvenil verbena

el niño viejo que me queda oculto.

Es el pasado que dejé insepulto

en las noches oscuras de la pena,

cuando vagaba por la calle ajena

perdido con la bulla del tumulto.

Juventud y vejez: hondo contraste.

Consiento que la vida se me gaste

y a su dictado la existencia ciño.

Me busco la respuesta en el espejo,

y descubro que tras el rostro viejo

vive latente la ilusión de un niño.

326

EL HOMBRE ES SÓLO UN ÁTOMO

El hombre es sólo una pisada leve

que siempre cubre polvoriento rastro.

Finge o pretende parecerse a un astro,

pero ni el monte ni el oleaje mueve.

Todas las veces que a reinar se atreve,

perturba el esplendor del alabastro.

Su cama no es de luz, es un camastro

o el colchón del olvido que es la nieve.

El hombre le mintió a la Humanidad:

Le contó que el rosal había crecido

para el nido de un ave pudorosa...

Pero el árbol —herido de maldad—,

en vez de abrir al ruiseñor el nido,

¡echó a volar la iluminada rosa!

327

EL HOMBRE

(Soneto eneasílabo)

El hombre al nacer es montón

de simple materia carnal;

principio de bien o de mal

según encamine su acción.

Si logra sembrarse ilusión

convierte en jardines su erial,

y alcanza la meta final

cumplida su santa misión.

El hombre no nace con una

estrella de gloria y fortuna

echando fulgor en el hombro...

El hombre tan solo es cimiento

que puede elevar el talento

o puede quedar para escombro.

328

EL TORRENTE

Este río no dice lo que trae

en sus aguas melódicas y puras,

pero deja un reguero de premuras

sobre los precipicios donde cae.

Tanta luz terrenal le pesa encima

y parece un cansado peregrino,

que en la dura mitad de su camino

la carga que lo alumbra lo lastima.

Amigo de los tórridos vergeles

transita por el sur de los laureles

con sus voces de arrullos y cristales.

Como un potro cerrero se desboca

y solo se detiene cuando toca

los arrecifes de los litorales.

329

EL TRUENO

La atmósfera de súbito se alumbra

desde una nube de sombría entraña.

Por una estribación de la montaña

desciende trepidante en la penumbra.

Cuando su estruendo la tormenta crispa

y arrecian por su furia los chubascos,

el trueno —bruto de encendidos cascos—

transforma el cielo en gigantesca chispa.

Un fuego se encabrita en la pradera:

como en un galopar de primavera

se desbocan los cauces de los ríos...

La campiña se nutre de agua y lumbre,

y desde el verde llano hasta la cumbre

florecen jubilosos los plantíos.

330

MILAGRO

Un milagro del prisma le retrata

los recónditos puntos a la idea,

en su mágico espectro los dilata

cuando el ojo del mundo parpadea.

Bajo el marco del iris escarlata

un río de palabras se hermosea;

al romperse en sonora catarata,

el ritmo de sus aguas centellea.

Al influjo febril que funde soles,

consigo que los pétreos caracoles

se presenten con alas luminosas:

Ya conocen los hábitos del vuelo

y pueden compartir el mismo cielo

que mis otras ardientes mariposas

.331

SIN HORA

El tiempo se ha quedado detenido:

El reloj —un redondo itinerario—,

sin la exacta secuencia del horario

y el minuto puntual, se llama olvido.

Las horas se deslizan al descuido,

ni siquiera se siente el campanario.

Queremos prolongar un calendario

que en el último mes quedó vencido.

Habrá que comenzar un mundo nuevo:

otra vez la semilla, el asno, el huevo,

la chispa, el leño y el reloj de arena.

A no ser que la historia cambie el curso,

al hombre no le queda otro recurso

que cumplir en la sombra su condena.

332

PERDÓNALOS, POESÍA

Poesía, perdona tanto insulto

de los que tienen la mentalidad,

que deben producirte en cantidad

para venderte calculada al bulto.

Tanto el poeta del estilo culto

como el que escribe por casualidad,

saben que en la virtud de la humildad

está el misterio de tu amor, oculto.

Tú no puedes morir ahora ni nunca.

La vida sin tu luz no tiene metas,

es como estar con la mirada trunca.

Solamente un prosaico aceptaría

un mundo despoblado de poetas

con una sociedad sin poesía.

333

EL TERRUÑO

Todo es claro y sereno. Ni un rasguño

se atreve a perturbar la serranía.

Tal un toro encendido llega el día

a la tibia fragancia del terruño.

Distante, como en una cordillera

de verdores de abril, reposa el monte.

Las palmas, para ver el horizonte,

engalanan de nuevo su escalera.

Por el fondo soleado del bajío,

sobre piedras de mágica blancura,

cual sierpe de cristal, serpea el río.

El viento de perfumes se satura

y moja con un llanto de rocío

sobre el verde esplendor de la llanura.

334

MÍO Y TUYO

Este soneto mío, es tuyo y mío,

que el sueño de tenerlo es mío y tuyo.

Con mis hondas tristezas lo construyo;

con mi anhelo sublime lo atavío.

Lo busco grande como un sol de estío,

y con noble intención lo disminuyo

a la dulce humildad con que un cocuyo

entra en la noche del jardín umbrío.

Es mío este soneto: es de los dos,

pues yo lo escribo pero tú lo inspiras

y llenas de alas, porque vaya en pos

del edén de un ensueño, en manso vuelo.

Es mío y tuyo, porque en él suspiras

y hermanas mi desvelo a tu desvelo.

335

IDILIO

Es noche y tarde ya. Sobre el paisaje

desciende vertical la luna llena.

Un misterioso encantamiento ordena

la uniforme espesura del boscaje.

Hay un leve temblor entre el follaje

y su gala mejor Natura estrena.

Suave coloquio perceptible suena

más allá del color y del ramaje.

El tiempo sigue su misión redonda...

El profundo secreto de la fronda

se descubre al impulso de la brisa.

Al quedar a la vista un claro trecho,

el noctívago fiel admira un lecho

y dos siluetas que se van aprisa

336

EL CARBONERO

Va el triste carbonero con su arria

de carbón de madera, cuesta abajo.

No pretende que nadie, con fanfarria,

celebre la virtud de su trabajo.

Entre el llano y la cumbre, la cazcarria

sus driles destiñó del tiro al bajo.

Valiéndose del pico y la mandarria

construye cuesta arriba nuevo atajo.

Por el áspero borde de la loma,

un día tras el otro baja y sube.

Doma las bestias, la montaña doma,

y doma el tiempo cuando está cerrero.

¡A unos pies del regazo de una nube

hornea su dolor el carbonero!

337

MÁXIMA

Me exaspera y repugna ese lenguaje

del que es pudiente y al pedir demanda

y no entiende las penas con que anda

el hombre que ha nacido sin linaje.

No tiene más valor que el de su traje

—este lo viste pero no lo agranda—.

La dureza del alma no se ablanda

y el valor no le pasa del ropaje.

Pero al salir en la final partida,

se ven con apariencias casi iguales

los que fueron distintos en la vida.

La máxima no es nuevo lo que encierra,

pero puede enseñar a los mortales

a vivir más humildes en la Tierra.

338

EL AMOR ES TODO...

El amor es todo, es

el alma eterna de un dios,

que se ha dividido en dos

para juntarse después.

                     Jesús Orta Ruiz

El amor es un todo, es un latido.

Mitades apartadas del gran todo.

Dos esencias iguales... de ese modo

se junta lo que “un dios ha dividido”.

Las dos partes del todo son unidas

al tener la atracción de su mitad.

Tras formarse esa rítmica unidad

el amor se alimenta de dos vidas.

La mitad de ese todo siempre aguarda.

La mitad de ese todo a veces tarda.

¡En muchas ocasiones ya es muy tarde!

Remiso o pobre, si fugaz se inmola.

Pero si una mitad se queda sola,

¡acaba el todo y en delirios arde!   

339

ELLA... SIEMPRE ELLA

Alguien me espera, sin hablar, afuera

—afuera del silencio que me abrasa—.

No le pregunto ni por qué no pasa,

ni qué le debo, ni por qué me espera.

¿Quién la sedujo para que viniera?

Temible, muda, la quietud traspasa.

Yo le diese la sombra de mi casa

si ello bastase para que se fuera.

Pero ella sigue con su acoso avieso...

La boca ahueca para darme el beso

que es el preludio de la despedida.

Al fin me envuelve con su escalofrío

y yo la observo, tras perder lo mío,

que se va como un duende con mi vida.

340

RECUERDOS

Te recuerdo en la casa vespertina,

tras los rayos que pulen la distancia,

en la hora doliente en que mi estancia

con los fuegos de Venus se ilumina.

En la fuente que bulle cantarina

para darle calor a la prestancia,

en el lis que recoge la fragancia

y en la noble pasión que te domina.

En el lampo de un místico horizonte,

en la tarde perdida tras el monte

y en el cielo tapiado de fulgencia.

En la sombra que cubre cada olvido,

en la angustia de un sol palidecido

y en los dolores de la indiferencia.

341

YO SOY

Yo soy una existencia dividida

por un sinnúmero de sinrazones,

que sigue con agudas intuiciones

los puntos razonables de la vida.

Cuando busco la fuente repetida

junto al fresco fluir de las pasiones,

una montaña de interrogaciones

se levanta en las rutas de la herida.

Me siento, por la sangre, transitado,

como el río de un tiempo inusitado

que cruza por el polvo que me abrasa:

Como viento que pasa sin un nombre,

que pasa por el hombre, para el hombre,

pero el hombre no sabe por qué pasa.

342

LA ESPINA

Un amago de espada en el perfume,

para no ser ofensa, compartida.

Es parte del vivir, y da la muerte

desde el pálido seno de la rosa.

La rosa crece crédula en el huerto

y vive descuidada en su refugio

de pétalos de fuego, nacarados

por brisas de joyeros cardinales.

¡Cómo puede su filo, tan de corte,

convivir con la flor, tan de azucena,

tan de lirio azuloso y perseguido!

La cadencia, que hiere pero suave,

es espina en la hora de la angustia

y rosa cuando el beso la reclama.

343

¿CARDO SANTO...?

¿En dónde está la santidad del cardo?

¿Será en la multitud de sus espinas

que punzan como lanzas asesinas

sobre la noble candidez del nardo?

¡Ah, cardo!, ¿qué santísimo resguardo

en tu punzante alrededor dominas?

¡Si no sirvieras para medicinas,

fueras mi más encarnizado dardo!

Eso te salva de mi espada ardiente,

si no te llamaría: Cardo hiriente

con la daga del físico más duro.

Pero, hablando de espinas venenosas,

¿acaso no hay espinas en las rosas

y las rosas nos hablan de amor puro?

344

EL FÓSFORO

De tamaño pequeño, su apariencia,

por la forma que tiene, poco vale,

pero a un golpe de mano sobresale

la llama que ilumina la existencia.

En el mundo moderno su eficiencia

no ha tenido una pluma que lo avale,

aunque a dar su servicio siempre sale

cuando apaga sus luces la opulencia.

Le despeja las sombras al fogón

al hacer que la noche del carbón

transforme las negruras en fogata.

Y basta que lo atraiga la cerilla,

para darle a la vieja lamparilla

la lumbre con un círculo escarlata.

345

¿PAZ O GUERRA?

Dispersos por los valles de la Tierra

van los hombres hablándonos de paz,

con los rostros que cubre el antifaz

que enmascara los gestos de la guerra.

A quien pida o proteste se le cierra

la ruta de lo justo y lo veraz,

y, perdidos los bienes y el solaz,

para hacerlo un esclavo, se le aterra.

Toda voz que se eleva la derriba

una fuerza mayor que más arriba

con canciones paz enciende fraguas

de guerra. Deja al hombre arrinconado,

moribundo, sediento... O casi ahogado

bajo el torrente de sus propias aguas.

346

CUANDO MUERE UN POETA

Cuando muere un poeta marca el duelo

sus límites, con rayos tremebundos,

y en las horas se vuelven los segundos

como enjambres de penas en un vuelo.

La noche impone sobre el sol su velo,

y se ahueca de abismos tan profundos

que ladran como canes iracundos

los clásicos panteones. ¡Y arde el cielo!

Converge su camino en un recodo

del sueño ilimitado, donde el lodo

jamás se ha visto ni con voz remota.

Yo le auguro, de mármoles, un parque:

¡Base de un nicho superior que abarque

los ámbitos que el tiempo nunca agota!

347

¡ROSA ROJA...!

¡Ah, rosa! Rojo pájaro que trina

tonalidades de color y esencia,

junto a la enjardinada residencia

que la festeja como su inquilina.

Vive cerca del muro y de la esquina,

borracha de esplendor y de cadencia.

Si pierde su irisada incandescencia,

se refugia esquinada en una espina.

Cierta gracia de mirlo la trasciende.

¡Pájaro rojo! Rosa, chispa... Prende

los penúltimos cirios de la tarde.

Hace fulgir la anochecida estancia

hasta que se evapora la fragancia,

y al fuego de la luna a solas arde

.348

LA NOCHE

Más allá de los muros de la tarde

la penumbra camina torpe y ciega.

Con un paso impreciso pero cierto,

se adueña de la faz de la llanura.

Tal un monstruo sombrío, sigilosa,

avanza sobre el prado verde-oscuro.

No hay día que su niebla no mutile

ni piedra que no quede oscurecida.

Cuando llega a la orilla abandonada

por un sol del otoño, encandilado,

conmociones de fuego sorprendido

le incendian la pared al campo roto.

Y la luna, allá arriba, se detiene

¡tal un hueco en el techo de la noche!

349

CORRIENTE SUBCUTÁNEA

Nadie ha visto los ríos de mis manos,

pero las cuencas de las manos mías

son corrientes tan hondas y bravías

que endulzan los sedientos oceanos.

Entre soles de ardientes meridianos

trascienden las inmensas galerías,

repartiendo un caudal de sinfonías

a través de los valles cotidianos.

Son ríos que terminan en los dedos

de mis manos. Los líquidos viñedos

que les crecen a cada coyuntura...

Es toda arteria un subcutáneo río

que, cuando pasa por el cuerpo mío,

halla en mis manos desembocadura.

350

LA TARDE VA DESCALZA

I

La tarde va descalza bajo un cielo

de chispeantes añiles vespertinos.

Son símiles de múltiples caminos

los caminos de sol del arroyuelo.

Si traspone fulgente el alto monte,

cada huella esencial cifrada queda

sobre el piso de flor de la vereda

que recorre el confín del horizonte.

¡La tarde va descalza! Si retoza

aparenta la gracia de una moza

que huye del fogón y la ceniza.

¡La tarde va descalza! Libre como

quien escapa del mundo policromo

que viene de la luz donde se hechiza.

351

II

La tarde va descalza sobre piedras

y troncos marginados. Bajo vientos

desnudos de pudicias. Vaga rumbo

al lindero de un tiempo inusitado.

La persiguen los canes de la sombra

que temen a los truenos repentinos

—las voces que se callan de repente

mientras roban el huerto y el aljibe—.

Los fuegos siderales la calcinan

en plomizos horarios del invierno

que purpuran con éter la distancia.

¡La tarde va descalza! Pisa el polvo

fulgente que las horas les sacuden

a los rostros inmensos del paisaje.

352

¿QUÉ ES POESÍA?

Una cárcel de amor que me aprisiona:

un arroyo, un palmar, una montaña;

un arcángel de bien que me acompaña

donde un mundo funesto me abandona.

Sementera feraz: inmensa zona

que me ofrece los frutos de su entraña.

Amanecer que en su fulgor me baña

y cielo que de estrellas me corona.

La paz espiritual del sueño mío.

La quietud inviolable de un bohío.

Una bella que adoro con locura.

Un niño que me quiere con ternura.

El desvelo sin límites de un padre

y el beso curativo de una madre.

353

SOMBRA

“Mi sombra va detrás”, y perseguida

por ella va la voz de mi memoria.

Mi sombra viene a ser una ilusoria

reminiscencia que agostó la vida.

Río inmenso de sombra detenida

en el muro del tiempo. Transitoria

linfa que nadie bebe. Promisoria

ruta, ¡más clara cuanto más perdida!

Ya no queda ni sombra para un ruego.

Voy a tientas, sin luces... Ando ciego.

Con el peso del sol la fe se abisma

y en un hueco del alma se me esconde.

¡Pero es dardo de luz cuando responde

las tenaces preguntas de ella misma!

354

TU VOZ

Tu voz le puso a mi jardín un piano

para que cante allí la primavera,

y el jardín floreció como si hubiera

recibido un torrente de verano.

Sobre el surco fulgió tu ardiente mano

y lloró de rocío la alta esfera

para que el nuevo ruiseñor supiera

por qué se desplomaba el meridiano.

La mañana corrió por ancho trillo

y yo seguí tu voz como un chiquillo

que caza mariposas como un loco...

Si el piano vibra enloquecidamente,

no lo saben la brisa ni la fuente;

no lo sabe el fulgor... ¡ni yo tampoco!

355

EL SOL

Caballero ambarino de alto coro

que baja y besa la región extinta,

y a cuyo soplo la natura encinta

da a luz un vasto ruiseñor de oro.

Reviste el Orbe de un latir sonoro.

Montes y nubes de arcoíris pinta,

—sabio pintor de renovada tinta—

pinta el alba, la tarde, el meteoro...

Este infinito celestial monarca,

parte del mundo terrenal abarca

al vestirlo con túnica de huerto.

Mas siendo amo de la claridad,

va perseguido por la oscuridad,

de la nieve y la arena del desierto.

356

LA LUNA

Argenta dama que incesante ronda

los pétreos huertos de las azoteas,

y a veces baja por las chimeneas

con una ingenua placidez redonda.

Camina por el verde de la fronda

y las calles sin luz de las aldeas.

Impulsa la eclosión de las mareas

y se columpia en su añilada onda.

El mundo cubre con un tul de plata:

Se queda prisionera en la escarlata

belleza de la mística nocturna...

Después que sobre el universo gira

rumbo al negro poniente se retira

con un rostro de anciana taciturna.

357

CLARIDAD NOCTURNA

¡Que la noche es oscura! Ya nos consta.

Pero hay noches sonoras como un himno:

las noches esas que se duermen contra

los altos muros donde está el Olimpo.

¡Que la noche es oscura! Ya es un dogma.

Mas hay noches tan claras como un filtro:

las noches esas con que el cielo colma

de luces nuevas la extensión del limbo.

De la noche sabemos que es un monstruo,

pero hay noches serenas como un árbol,

que nos salvan del viento del insomnio.

De la noche sabemos que es perpetua,

aunque hay noches con hálitos de pájaro

y noches con perfumes de cuaresma.

358

¿QUÉ BUSCO?

Aquí estoy, frente a frente al universo.

¿A qué temo, qué busco, qué me ata?

Los fugaces arcángeles del mundo

ni siquiera me saben ni me han visto.

¿De qué huyo y por qué, cómo raciono

la porción de la culpa que me toca?

¿Cómo reparto, sin contar con ella,

la fortuna que tengo y que no guardo?

Vivir el esplendor del oro, el pobre

oro, que maravilla y que empobrece,

deslumbra por lo alegre y por lo triste.

De paso, la ilusión ha desnudado

un cofre de diademas retroactivas

que acepto como el último recurso.

359

EL PODER DE LA MUSA

La musa tiene el cielo por veranda,

desde cuyos asomos mira al mundo.

Un ojeo que indaga en la distancia

del recóndito ayer, lo más oculto.

Trasciende de lo ignoto la muralla

y toca más allá de cualquier muro.

La grieta, ni por honda ni por alta,

detiene la potencia de su impulso.

La musa brujulea el mar del tiempo

y divisa su Norte y marca un puerto

a donde siempre sus bajeles lleva...

La musa no naufraga en el oleaje:

Si seguimos la estela de su nave

al puerto de partida nos regresa.

360

AL REVÉS

Un soneto al revés pudiera andar

sereno por las calles de una nube

y los ojos anclados en el mar.

Un asombro endiosado de querube

se asoma por el júbilo solar

para ver, cuando sube, cómo sube.

Imagino que puede —pies arriba—

caminar el jardín de las estrellas,

y dejar en sus pétalos las huellas

que el tiempo no perturba ni derriba.

No sufro si el abstracto pavimento

estrena las pisadas de sus pies.

Yo pienso que, pensándolo al revés,

puede abrirme su puerta el firmamento.

361

LA CONSTANTE EVOLUCIÓN DEL AGUA

De regiones rugosas baja de banco en banco

el arroyo que brinca como un potro cerrero.

Recorre la florida dimensión del potrero,

y cruza de la sierra por el agreste flanco.

La luna que lo mira correr junto al barranco

lo sigue por las noches que van de enero a enero,

cuando, limpio de nubes, después de un aguacero,

se ve desde la cumbre como un hilillo blanco.

Ya es río y se desliza sobre la piel terrena;

se dijera que enmarca similitud de vena

y que esa vena nutre del mar la inmensa vida.

Después en forma acuosa del mar al cielo sube,

y, una vez en la atmósfera, se vuelve densa nube

que desciende en las gotas al punto de partida.

362

SECUESTRO

Las rutas del secuestro, casi agoto:

Esa ruta del tiempo —la más clara—,

la que parece que mejor ampara,

sólo me muestra su trayecto roto.

La ruta de la noche, la que noto

que quizá mis impulsos ayudara,

solamente me lleva a la más rara

presencia con reflejo de lo ignoto.

¿Por el secuestro de una rosa bella

secuestro la beldad de una doncella,

la idea de algún dios raro, siniestro?

No, yo sólo secuestro los encantos

de tus ojos azules, donde hay tantos

motivos con impulso de secuestro.

363

PARA SOÑAR

Cuando quiero soñar me voy al río

a contarle las piedras una a una,

le sigo las mudanzas a la luna

y le auguro rosales a oro estío.

Hermano la canción del extravío

al rumor de la plática montuna,

o navego en la paz de esa laguna

que rodea de verde el campo mío.

Les cuento los canutos a las cañas,

me deslumbro mirando las arañas

cómo tejen sus redes en las cuevas...

Espero por los rayos aurorales

y vuelvo con mi jaula de zorzales

por una ruta de ilusiones nuevas.

364

EVOLUCIÓN DEL AMANECER

Un hechizo de estrella taciturna

se cobija en la noche derrumbada,

y con tinieblas de la madrugada

los muros y los patios embadurna.

Cierra su cofre la deidad nocturna

y se duerme entre cirios, enjoyada;

por la puerta de luz de la alborada

se sale el sol de su radiante urna.

La aurora huye de la noche extinta,

y con la gracia de una moza encinta

da a luz al río sobre el nuevo prado.

Clava los ojos donde el día empieza

y los ojos transforman la belleza

en el himno del surco y el arado.

365

ENCARCELADO

Apenas puedo, el corazón herido,

sostener en las manos temblorosas;

a veces lo confundo con un mirlo

—minúsculo trovero de las frondas—.

Lo quisiera dejar gozando el trigo

que bandadas de místicas alondras

picotearon de sol junto al camino

alumbrado de espera, por las horas.

La tarde me secuestra, me subyuga.

Con un peso de asombro cotidiano

en su cárcel brillante me encarcelo...

Cada vez la mirada más confusa,

el corazón, que sigue mutilado,

¡apenas me permite sostenerlo!

366

LA POESÍA

La poesía siempre es una perla

que pocos tienen el valor de asirla;

como dijo un poeta: “Para verla

son los ojos del alma”. Podrá uncirla

quien abra el corazón para tenerla

y encuentre la paciencia de pulirla...,

no hallará simbolismos para hacerla

quien piense, a martillazos, esculpirla.

Para verla crecer y para amarla,

para estar orgulloso de abrazarla,

hacer que nos socorra y socorrerla,

no basta con pensar que vas a serlo

—que vas a ser poeta—, ¡sino hacerlo!

¡La poesía, amigo, es una perla!

367

POETAS DE VERDAD

Mis versos de esta edad son diferentes

a mis versos de ayer, de otros albores.

Acepto que los necios me critiquen

porque soy insensible a sus ñoñeces.

Los quiero acompañar en su camino

—por lástima quizá, no porque debo—.

Y es lógico que sepan que no dudo

que tengan un porciento de poetas.

Por esos que no saben que la rima

es franela esencial de este vestuario,

yo quiero hacer oír este mensaje:

No llaméis calderilla a las palabras

iguales, de los versos en las puntas,

que riman los poetas de verdad.

368

INQUIETUD

Un mundo sin fronteras ni destino

renuevo tras la lluvia que me acosa.

La tarde es más azul y más lluviosa

hacia el largo final de este camino.

Aunque tenga la miel, el pan, el vino,

y comparta los predios de la rosa,

un alma que anda errante no reposa

si cumple la misión de un peregrino.

Al calmar un instante el pensamiento,

vislumbra los fantasmas del tormento

bajo un cielo nublado y tempestuoso.

De regreso a las márgenes tranquilas

le embrujan de sosiego las pupilas

las palomas del bien y del reposo.

369

EL SILENCIO

I

El silencio abismal que me rodea

acosa con un ruido tan hiriente,

que pasa por encima de la mente

y destruye los ruidos de la idea.

En silencio constante torpedea

como una tonadilla persistente.

Me derrumba la voz ruidosamente

cuando, sin admitirlo, me vocea.

Debajo del silencio me acongojo,

calladamente el cascabel recojo

a donde no lo deshilvane el ruido.

En silencio ruidoso me sumerjo,

y del hondo mutismo nunca emerjo

por no verme callado, sin sonido.

370

II

Esa calma es igual que un grito mudo.

Retrospectiva voz que nos despierta.

Es como el alma de una cosa muerta

que vive presa de silencio agudo.

Hiere más, es más terco, raro y rudo

que la zarza en las rosas encubierta.

Lo mismo que el cerrojo de la puerta

que nos cierra las voces y el saludo.

El silencio se agacha entre la turba

y en lenguaje inaudible nos perturba

con la fuerza explosiva de una bomba...

No se sabe si es ancho, estrecho, corto,

largo... Se sabe que se queda absorto

quien perezca atrapado entre su comba.

371

VACÍO

El silencio es un hueco moribundo.

Sobre cuyos brocales, ¿quién solloza?

Charco de soledad donde se empoza

la corriente de un río nauseabundo.

No es ancho, ni sereno, ni profundo,

pero en él se sumerge la voz moza

de la joven conciencia que retoza

y se burla del bien de todo el mundo.

Este hueco, este charco, como mancha

se hace dueño del tiempo, si se ensancha

o busca un eco desde el pétreo fondo.

Este silencio, cada vez más parco,

traza las rutas de un inmenso barco

por su espacio minúsculo y redondo.

 

372

EL LLANTO

Frente a la tumba donde yace el llanto

,no con nostalgias de ilusión tropiezo,

sino que me arrodillo y canto un

¡Más bien le empino mi gozoso canto!

La paz del hombre ha padecido tanto

que a dudar de los místicos empiezo,

quebrando con martillos de bostezo

la mudez infernal del camposanto.

De ese llanto sin causa que a deshora

cierta parte infantil del mundo llora,

ni una pizca humedece el noble suelo.

Porque el llanto vertido sin decoro

nunca puede igualar el dulce lloro

de quien sufre de veras bajo el cielo.

373

DESDE MÍ MISMO

Nada importa que en vano me refugie

en las cosas de lujo que me compro,

y en silencio abismal mis penas rumie

respondiendo a los gritos que no oigo.

Nada importa que el ánima se angustie:

¡debo ser para el vulgo claro y sobrio!

Hay un tanto del hombre que me nutre

que a pesar que no es mío, lo remolco.

Nunca un mal ha podido ser perpetuo,

ni acepta más de un mal un solo cuerpo

sin morir bajo el peso que lo diezma.

Este mal se me va cuando lo sufro.

Parece que se asusta con mi triunfo

y toda la intención se vuelve neutra.

374

AMOR COMPARTIDO

Tengo un minuto de silencio, puro,

sincero, universal y compartido,

por esos acosados que se han ido

sin propia voluntad y con apuro.

La muerte se aparece con oscuro

antifaz de fantasma sin sentido.

Ha calculado para qué ha venido,

así traspasa el tenebroso muro.

Por eso sufro cuando un niño muere.

Un niño aporta lo que menos hiere:

la sonrisa en lugar de la violencia.

Para los seres que el recelo humano

no derrama las mieles de su mano,

¡cultiva su rosal la omnipresencia!

375

EL MENDIGO

Tras de burlarnos en su propia cara

vamos al templo a confesarlo al cura,

pero en el templo no hallaremos agua

para limpiarnos la inmensa culpa.

Para entender su soledad hambreada

preciso es ir a su intemperie muda;

hay que llegar a su arrabal sin casa

y compartir su callejuela sucia.

Acércate a su acera sin abrigo

y acaricia sus míseros despojos

desnudos de metálico egoísmo...

Al palpar su orfandad y su miseria,

sentirás que te grita por los poros

la voz de sal de su callada pena.

376

LÁSTIMA

Dulce muchacha de la risa triste

en nocturnal exhibición constante.

Vendedora escondida y ambulante

que al amor verdadero se resiste.

Te denuncia la gracia que te viste

—menos valiosa cuanto más brillante—.

La mano que te ofrece su diamante

es la misma que luego te desviste.

El torpe comprador a quien le vendes

no entiende tu penuria, ni tú entiendes

el gusto con que él paga tu penuria.

Te mira como a un vaso desechable

o una flor de papel... ¡Tan inestable

como el tiempo que dure su lujuria!

377

AL FILO DE LA MEDIANOCHE

La lluvia cae estrepitosamente

tocando el filo de la medianoche,

cuando la oscuridad es más oscura

y la distancia aúlla como un lobo.

En medio del temblor de tanto miedo

—la lluvia en alta noche siempre aterra—,

yo me escondo debajo de la colcha

y rezo, a no sé quien, un rezo largo.

Comprendo que no tengo quién me ayude,

porque el mundo se muere ensordecido

por las voces del tiempo y del tumulto.

Después de mi trasnoche interminable,

me asomo a la ventana y me ilumina

el sol encaramado en la montaña.

378

CONTRASTE EN LA MADRUGADA

Entre la sombra de la madrugada

y con el canto arrullador de enero,

felizmente camina un carretero

hacia donde dormita su boyada.

Al pie de la carreta, ya cargada,

enyuga y encuadrilla, muy ligero.

De allí despunta, sin narigonero,

rumbo a la pesa. Con la brisa helada

el rocío, en la paja, se congela.

De un caguazo contiguo, la candela,

un viejo esclavo de la zafra atiza.

Y, sobre el campo que la llama dora,

lentamente en el viento se evapora

el tibio resplandor de la ceniza.379

 Caguazo: (cubanismo) Caña de azúcar de baja calidad. 

 

EL POZO

Un pozo es un camino vertical

hacia la fuente de un país redondo.

Oscuro, estrecho. De perfil redondo:

Desde el mismo misterio del brocal

hasta donde comienza el manantial

hay un secreto indescifrable y hondo.

Bulle en su firme redondez, orondo.

El agua envuelve vibrador cristal.

No sé qué noria, con qué amor rural,

lo ronda siempre del pretil al fondo.

El pocero, ese artífice que cava

en piedra dura o movediza grava,

¡ya tiene su diploma de minero...!

Un pozo en realidad es una mina

con el oro del agua cristalina

que pule la paciencia del pocero.

 

380

AL OLMO LO SALVA UN SIGNO

“No pidas frutos al olmo.”

Bajo el toldo de un árbol frutecido,

un pillo, con maldad en la mirada,

experto en el pillaje y la pedrada,

apedreaba el ramaje, enfurecido.

No sólo le tiraba el muy bandido,

a la fruta en sazón y madurada,

sino que, de manera despiadada,

destruía el botón recién nacido.

Desde un olmo cercano, un labrador,

al ver la ingratitud del malhechor

murmuró con pesar: “Esto es el colmo,

este ingrato maldice de quien medra,

sin embargo, no tiene ni una piedra

con el fin de lanzarla contra el olmo”.

 

381

PUENTE

Si supiese el instante lo que ansía

su majestad el corazón, le diera

el dulce canto del jardín. Hiciera

centenares de ríos. Les pondría

—inventados de nueva fantasía—

bajeles de color de primavera,

o por un mar azucarado fuera

en larga y fascinante travesía.

Inventara una forma diferente

de juntar las orillas. Ola y puente

como mis ayudantes contratara...

Nada distante ha de quedar lejano

y bajo los dominios de mi mano

no habría división que no juntara.

382

IMPREVISTO

Armado de valor, de pico y pala,

cava un mozo infeliz en campo seco.

A medida que cava crece el hueco

y un húmedo vapor la tierra exhala.

La negra roca, donde el pico cala,

herida suelta la canción de un eco.

—La roca se deshace fleco a fleco

como una rosa que se despetala—.

Tira a paladas la deshecha roca,

con su polvo y su cieno, por la boca

del vacío cuadrado. El aire zumba

como tromba que baja de la sierra,

y el montón infernal de grava y tierra

sobre el ingenuo cavador, derrumba.

383

LA JACA

La jaca trota y trota, con lentitud se aleja.

Trota rumbo al mercado desde su gris manigua,

sobre su lomo herido lleva una albarda antigua,

sobre la albarda antigua lleva una alforja vieja.

Sobre la alforja vieja va un anciano; va y deja

su carga de ilusiones en la plaza contigua

a la iglesia del pueblo. La tensión amortigua

y por horas la jaca disimula su queja.

De regreso, en la tarde, de una carga distinta

viene llena la alforja. Por la pradera encinta

de frutos pasa un ave. Y tras la verde ceja

de monte, a la derecha, como un disco candente

que huyera de la noche que parece inminente,

sobre un potro de luz, el Astro Rey se aleja.

384

ROSA BLANCA

Rosa blanca, de mármoles y losas

—argénteo pájaro de tardes lilas—,

que en vuelos de lavadas clorofilas

despliega la belleza de las rosas.

Aun la rosa crecida entre las fosas

tañe fragancias como las esquilas.

Al entrar en su bosque, las pupilas

se turban de luciérnagas hermosas.

Se enflora de resol y, enajenada,

deja los pétalos en la cascada

donde lava los polvos del verano.

Vestida de rocío, se hace reina,

y la brisa olorosa que la peina

torna rosal de nieve el meridiano.

 

385

LA ABUELA

¡Parecen perlas sus callosas manos!

Con el rostro de dicha envejecido,

la nieve de la edad es como un nido

que anida nobles devenires canos.

Su vida se gastó en los cotidianos

quehaceres del tejer y del zurcido.

Su cuerpo angelical está curtido

por soles de benévolos veranos.

Las arrugas que afloran en su tez

son símbolos de honor de la vejez

—medallas concedidas al respeto—.

Su mirada se vuelve más alerta

cuando siente que tocan a la puerta

las sutiles manitas de su nieto.

 

386

EL TEIDE: FABULOSO MIRADOR

Arriba, espacio inmenso y azulino.

A un lado, milenarios murallones.

Al otro, de las viejas erupciones,

peñascos que vigilan el destino.

Distante, el horizonte cristalino

con luces de celestes dimensiones.

Las nubes pasan como embarcaciones

sobre el reflejo del azul marino.

Subyacente, ese mar de retamales

cubriendo los oscuros roquedales:

lava que los relentes han curado.

Al descender, con estupor, perplejos,

El Teide nos parece, allá, a lo lejos,

como un gigante gris petrificado.

387

EL PAVO REAL

Un día, en una feria, un pavo real,

haciendo ostentación de su belleza,

sus alas extendió con gentileza

y cubrióse los pies. En el corral

la admiración por él fue general:

lo creyeron un miembro de la alteza

de un reinado divino... Una rareza

de artístico esplendor ornamental.

¡Que cante el pavo real!, gritó un borrico,

y el lustre esmeraldino del plumaje

abriósele a manera de abanico...

Pero al oír su rústico lenguaje,

la fauna murmuró: “Que calle el pico

antes que arruine su vistoso traje”.

388

PÁJARO CARPINTERO

Picoteó laborioso al resistero

cual si tocase una perenne aldaba.

Con los golpes del pico perforaba

la corteza de un tronco. El agujero,

a manera de nido, en el madero

le sirvió de cobija: allí guardaba

olores de la piel de la guayaba

y esencias de la flor del cocotero.

Un reptil invadió su casa estrecha

y tuvo que marcharse sin amparo,

expuesto a los rigores de la flecha

que un mozuelo lanzaba en plena huida.

Mas, no murió por el hostil disparo

sino de ver su dignidad herida.

389

EL DICCIONARIO

Cofre que guarda la sabiduría:

Nos basta, por ejemplo, que se abra

y se lea el vocablo “abracadabra”,

¡ya con eso aprendemos fantasía!

Si queremos saber de astrología,

nos deja fascinado esa palabra,

y si pasamos a la voz “macabra”

lo que entendemos nos escalofría.

Este joyero del vocabulario,

en lugar de llamarse diccionario

debería llamarse caja de oro...

Porque su espacio, casi reducido,

es tesoro de un sol desconocido,

¡y amerita encontrar ese tesoro!

 

390

REFLEXIONES

“La cama del pesebre resplandece”

y termina la noche de la Tierra.

¡Hay cantares de paz! Pero la guerra

no demora en llegar... Y se aparece

al reinado de Cristo. Lo estremece,

avasalla a su pueblo, al niño aterra...

El hombre se hace el sabio pero yerra.

La torpeza lo obliga a que tropiece

y repite el tropiezo. Luego, un rezo;

se olvida del tropiezo y de la roca

y con la misma roca aquel tropiezo

se repite una vez cada segundo.

Y quiere así, que en su carrera loca,

lo salve el sabio Salvador del mundo.

 

 

391

LA PAZ

I

¡La paz! ¿Qué es eso? La predica el hombre

desde que Cristo anduvo por la Tierra,

pero el mundo ha vivido siempre en guerra

porque el hombre la inventa y le da nombre.

De la paz, sólo quiere que lo encumbre

sobre el triste que muere en el suplicio,

pero es la guerra su mejor oficio

y la lleva en la sangre por costumbre.

La paz ha de venir tan sólo cuando

el hombre no se alíe con el bando

que corrompe el ambiente con el robo...

La paz alcanzará su permanencia

el día que no exista divergencia

y la oveja perdure sobre el lobo.

392

II

Para lograr la paz entre la brusca

madeja que enredó la humanidad,

busca el hombre la luz de la verdad

¡pero no tiene fe cuando la busca!

Por eso vive en general conflicto,

se olvida del hermano colindante,

y creyéndose Juez, dicta arrogante,

su injusto, inapelable veredicto.

La paz está a la vuelta de la esquina.

Basta con deshacerse de la inquina.

No llevarse del prójimo las luces,

y cumplir simplemente ciertos puntos:

¡Que el hombre no ventile sus asuntos

con las palabras de los arcabuces!

393

III

Cuando sea la paz establecida,

y del justo reparto esté a la vera,

la debe hallar la humanidad entera

al pie del monte del amor tendida.

No tiene que formarse a la medida

de quien la parte de más oro quiera,

sino puesta a crecer de una manera

que dé al género humano plena vida.

Que proteja a los pobres y dé abrigo.

Que el perdón no haga falta ¡ni el castigo!

Que persista un fulgor de bienandanza.

¡Que terminen el odio y la lujuria!

y acabe para siempre esta penuria

que le cierra el camino a la esperanza.

394

TRAGICOMEDIA

Tragicomedia: Si la vida es eso,

comedia trágica hasta el mismo fin,

¿a qué se debe el infernal trajín

que tiene el mundo para ser avieso?

Si todo llega por normal proceso,

a nuestra meta, el ideal jardín,

el cuerpo pasa por un raro esplín

y no resiste el abrumado peso.

Así vagamos sin saber por qué,

el alma triste, la razón sin fe,

el tacto muerto, la mirada en otros.

Pero, al mirarnos a nosotros mismos,

nos asustamos ante los abismos

que nosotros abrimos en nosotros.

395

LA MONTAÑA DE LA VIDA

Una vida es igual que una montaña:

un día tras el otro la subimos;

al llegar a su cumbre recibimos

la luz divina que la meta baña.

En algunos, las fuerzas de las alas

no tocan de la altura los bautismos,

y mueren visitando los abismos

sin glorias, sin ascensos, sin escalas.

La montaña invisible cuenta cien

divisiones que forman el sostén

de su base de tiempos y peldaños.

Los que logren la gloria de la cima,

seguro que el Señor los aproxima

a la meta feliz de los cien años.

396

MEDIA CAMA

Entre mi esposa y yo quedó acordado

partir a la mitad cuanto existiera

en nuestra posesión, de esa manera

tomaba cada cual lo que ha ganado.

Hasta la misma cama hemos cortado,

pero, en vez de cortarla y que saliera

cada parte con pies y cabecera,

la cortamos de un lado al otro lado.

Pero ahora ella cuando verme quiere,

al ver mi triste posición de rosca

en mi fracción de cama, casi muere

de una risa burlona, mientras clama

que parezco una sierpe, por la tosca

manera de yo usar mi media cama.

397

SONETO DE MADERA

Construir un poema es muy sencillo:

bastan tiempo y espacio y una mesa;

un serrucho, unos clavos, un martillo

y unos cuantos maderos. Ya con esa

cantidad de materia y un cintillo

ayudan a sanear la parte gruesa.

Después una escofina y un cepillo

lo depuran un poco. Lo procesa

para darle figura, el ebanista...

Un poema es así: madera dura,

si no viene a salvarlo un estilista

que con tonos artísticos lo pueble.

Un poema sin alma y sin ternura,

en vez de ser poema es tosco mueble.

398

TU CORAZÓN NO ES CORAZÓN

Para admirar tu corazón de diosa,

quise abrirle a tu pecho una ventana;

tu corazón no es corazón, es rosa

que un jardín de ilusiones engalana.

Además de ser rosa es otra cosa:

no de sangre de corriente humana

que irriga de ternura venturosa

el marchito vergel de mi mañana.

Al quedar tu interior al descubierto,

ya sé que crece de tu ser un huerto.

¡Lo que late en tu ser es una flor!

Una flor que perfuma mi existencia.

Tu corazón es rosa cuya esencia

le embriaga los sentidos al Amor.

399

UNA BELLA

Tal un suspiro que tuviera un ala,

me enmielo con la abeja luminosa

que habita los palacios de la rosa,

la rosa que tu risa despetala.

Como un poema que tuviera escala,

me pierdo por la tarde primorosa

para darle mis versos a una diosa,

la diosa que tu sueño deshojala.

Herido de rebeldes primaveras,

a dos auroras del sutil rosal,

¡dos auroras divinas: tus ojeras!,

ya no queda más sol: el de tu paso:

¡con la aurora del lirio y del panal

me siguen las tinieblas del ocaso!

400

EL ASTRO REY

El Sol está tendido en su camastro

de plumas siderales, allí duerme,

pero no oculta, porque yazga inerme,

la magnitud universal de un astro.

Dormita o juega sobre el limpio rastro

sin que su fuerza omnipotencia merme.

El mundo acabará cuando se enferme

y quede convertido en alabastro.

Las estrellas se salen de su sombra

cuando este sol la inmensidad abarca

y hace con ellas rutilante alfombra.

No existe sombra que a su luz estorbe,

porque el Sol es el único monarca

que rige el reino colosal del Orbe.

401

CAMINO AL CEMENTERIO

Voy hacia él por el camino viejo

que se cansó de soportar mis pasos,

cuando, yendo camino a los ocasos,

buscaba el último fulgor bermejo.

Por lo pobre y sombrío del cortejo,

se ve que los amigos son escasos.

Los tiempos de prisiones y fracasos

no atraen como el goce y el festejo.

Nos quieren por los vinos y manjares,

pero en días de sombras y pesares

nos huyen, nos esquivan o nos dejan.

Lo demás ya se sabe: ¡pura historia!

Pero basta quedar en la memoria

de quienes se nos van y no se alejan.

402

TENTACIÓN

Muchacha deleitosa y casquivana,

por mis ojos intrusos descubierta

a través del cristal de la ventana

que dejaste en la noche medio abierta.

Como sintiendo una pasión profana

pusiste los sentidos en alerta,

y mostraste a la luz de la persiana

el marco semi abierto de la puerta.

Aunque era fácil alcanzar el lecho,

antepuse al ardor de los antojos

la inviolable pureza del derecho

—más segura que todos los cerrojos—.

¡El deslumbrante brillo de tu pecho

clausuró las ventanas de mis ojos!

403

EL POETA

Es mensajero del Señor, que tiene

en sus viñas fragantes y profusas,

el embrujo inviolable de las musas

y el rumor infinito de Hipocrene.

Tras el signo de luz de la sandalia

de cirios nuevos que calzó Pomona,

un misterio de ritmos lo eslabona

a las místicas ondas de Castalia.

Yo imagino que sube en su Pegaso

a repetir los encuentros de su lira

por la cumbre infinita del Parnaso,

y se llena de gloria, porque sólo

su numen colosal prende la pira

que alumbra el reino natural Apolo.

404

INVERNAL

Una noche de invierno, la más fría

la más larga del año, la más sola...

el fuego de tu sangre y de la mía

prendieron el instante. Con la estola

de mis besos tu gracia se cubría.

Te protegí del viento y de la ola

que azotaban el patio de la umbría

estancia de tu frágil amapola.

Tus labios, como idílicos otoños,

crecieron en románticos retoños

y tuve el néctar de tu cáliz tierno.

Quedé prendado del sutil vergel.

¡Por el recuerdo del momento aquel,

el alma goza de un otoño eterno!

405

EL REBAÑO

I

El día, con fulgor de primavera,

llegaba por el verde acantilado.

El color de la rica sementera

despertaba el instinto del ganado.

Al abrirse la rústica tranquera

no quedaba una res en el cercado;

aquel enjambre de las reses era

como un bibijagüero sobre el prado.

Después de ratos de pastar tranquilo,

el inmenso rebaño hallaba asilo

junto al fresco rumor de un arroyuelo.

Abrevaba en el agua cristalina

y se echaba a rumiar en la colina

bajo un sol detenido a medio cielo.

406

II

Al abrirse las tumbas de Occidente

se desordenan sol y meridiano.

El rebaño, uniforme y diligente,

se reagrupa y regresa al verde llano.

La misión repetida es complaciente

a pesar que el trasiego es cotidiano.

Distraído en la tarde opalescente,

el montero gentil, sonríe ufano.

Cuando llega la noche, aquella grey

a la afín mansedumbre del batey

con genial maestría pastorea...,

El pastor se retira a su casucha

y en la negra región solo se escucha

el ladrido de un perro que rastrea.

407

DESAFÍO

Señor, me desconcierta el desafío

con que llega Luzbel a vuestro establo;

en el instante mismo en que a vos hablo,

quiere atacaros con su hierro frío.

Si su furia os hiriera, Señor mío,

el Bien tendría que acosar al Diablo,

arrancarle el veneno a su venablo

y tirarlo en el pozo del vacío.

Es increíble que su mal se atreva

a concebir desde su oscura cueva

que el mundo debe dirigirlo Él...

Es fácil distinguir entre los dos,

al mundo debe dirigirlo Dios

sin la sombra maldita de Luzbel.

408

EL FUTURO

Si el pasado del mundo mal ha sido

responsable indirecto del presente,

¿quién le niega al futuro ser ausente

en un punto lejano y confundido?

Haciendo historia de lo no vivido

y pensar que la cosa está vigente,

es solo propio de un clarividente

que la senda futura ha recorrido.

Para el ente común, el tiempo sobra,

porque nada que vale le concierne.

Gasta la vida en perennal zozobra

y no ve la tormenta que se cierne

como signo inmortal sobre la obra

visionaria y febril de Julio Verne.

409

EL MILAGRO DE TU VOZ

Cuando regreso de escuchar tu canto

traigo tanta dulzura en cada oído,

que creo que mi huerto está llovido

por las nubes del cielo del encanto.

Y pudiera jurarte por Dios Santo,

que tu voz amanece en el sentido,

que me pone a vivir con su latido

y me cubre de dichas con su manto.

Tu voz es un lucero que reintegra

la quietud a mi ser que se abatía

en la noche más frígida, más negra.

Es brújula, es aliento y claro día

que al irradiar el horizonte alegra

un alma que en la sombra se perdía.

410

PARA HALLAR A MARTÍ

Para ver a Martí no es necesario

transitar por fastuosas avenidas,

porque todas las rutas conocidas

nos llevan al jardín de su ideario.

Para hablar a Martí el vocabulario

no requiere de frases escogidas,

pues tenemos aquellas aprendidas

en su hermoso y divino itinerario.

Para entrar a Martí basta con ser

un patriota que sigue su idealismo,

sin pasiones de fama o de poder...

Para oír su palabra hecha un crisol,

hay que emular su santo patriotismo

y morir por la Patria, cara al sol.

411

UN FALSO ADORNO

No creas que el sonoro consonante

tiene un puesto esencial en poesía.

Lo poético siempre está escondido

en la imagen sutil, en la rareza.

La rima solamente es una forma

endulzando el oído a quien la oye,

porque en lírica música nos hunde

aunque siga vacío todo el verso.

La rima viene ser como un arete,

un collar, un anillo, falso adorno…

¡o un túnico de pobre zurcidura!

Un poema medido y bien rimado

que le falte belleza en lo que dice

pasará sin saberlo, por el mundo.

II

Si la rima aparece simple y llana,

sin tener que vestirla de artificio,

412

es muy bueno acoger su beneficio

pues el verso con ella se engalana.

El ritmo de la lengua castellana

hace al verso rimado más propicio,

pero debe exhibir desde su inicio

la fuente virginal de donde mana.

La rima rebuscada o la que abunda,

se apodera del verso y lo circunda

como sombra de tiempo indeseado.

Si la rima no brota con limpieza,

resulta con más gracia la belleza

del verso que la rima ha rechazado.

413

PRIMAVERA

Amo la gracia de la enredadera

que, bajo el iris que la tarde flama,

asciende al árbol de la seca rama

entre el arrullo de la primavera.

En medio de amarilla sementera,

reverdece y enflora el panorama

mientras el cielo su fulgor derrama

y endulza mayo la campiña entera.

La fauna entona su canción montuna.

Los espléndidos rayos de la luna

quiebran la sombra de la rama herida...

La nueva savia sobre el árbol vierte

y viste la penumbra de la muerte

con la verde esperanza de la vida.

414

CUATRO SONETOS OBLIGADOS

No busques palabras cadenciosas

de un idioma castizo y estudiado.

Las praderas del trópico dan rosas

sin que nadie las haya cultivado.

Juan de Dios Peza

I

Cultiva la expresión con alto esmero,

que, limpia como brisa de verano,

toque la gracia del jardín lozano

y disfrute su embrujo mañanero.

Que parezca tu lira, de un jilguero

los trinares dispersos por el llano,

suavísima de esencia en el temprano

coloquio entre las mozas y el montero.

Por cada rosa que al rosal desprendas

haz que al fulgor de tu vocablo prendas

con voces de cadencias luminosas.

Pero sé bien sencillo, en su medida.

Para hablar de lo simple de la vida

no busques las palabras cadenciosas.

415

II

Sigue del río la corriente suave.

Contempla apasionado la grandeza

que nos deja, al pasar, naturaleza

con el vuelo y el cántico del ave.

La luna, arriba, cual celeste nave,

derrama su fulgor, y es una alteza

que ha dejado esculpida su belleza

en las alturas de la noche grave.

Sobre todo el encanto de natura

cantaron los poetas sin cultura

en verso libre y en renglón rimado.

Porque para cantarle al mundo bello

nunca el poeta se valió del sello

de un idioma castizo y estudiado.

416

III

Al suelo de su patria, esmeraldino,

cantó El Cucalambé con fresco arrullo

y no hubo un bardo que con más orgullo

comprendiera el dolor del campesino.

Con un nombre a la altura del Turquino

y un Cauto regalándole el murmullo416

desprendió de la espiga y del capullo

perfumes para el verso cristalino.

Con la miel del cafeto y de la caña

y esencias de la flor de la montaña

se puso a emborrachar las mariposas...

Dio rosas a Rufina en cada encuentro

pues, aun bajo el rigor de tierra adentro,

las praderas del trópico dan rosas.

418

IV

Por las anchuras que el planeta abarca,

¿quién el jardín universal cultiva

y en su forma distante y primitiva

refleja siempre su indeleble marca?

Lo mismo en la hortaliza del monarca

que en la huerta del pobre, una emotiva

fuente ha de iluminar la perspectiva

de todos los que habiten la comarca.

Los árboles crecidos forman monte

y con tintes de añil del horizonte

la cúpula despliega su bordado.

Por los valles del mundo y las riberas,

ceibas crecen, acacias y palmeras,

sin que nadie las haya cultivado.

418

GOTA A GOTA

No es la palabra que irascible brota

la que logra grabarse en otra mente;

es la palabra cadenciosa, ardiente,

la que nos deja su indeleble nota.

Se hace más en un año, gota a gota,

que en un solo minuto de torrente.

Nada vale un efluvio en una fuente

que está vacía, desolada y rota.

Pon un grano de arena y otro grano.

Dedícale a tu afán amor profundo,

mirando en cada prójimo un hermano.

Usa la savia de tu ser fecundo,

y habrás alzado con tu propia mano

el más hermoso pedestal del mundo.

419

DESENGAÑO

¡Desengaño! Jamás pensé que un día

el silencio sellara tu palabra,

y quedara en la sombra el alma mía

sin que esa puerta luminosa se abra.

Ya no siento tu voz con su armonía

regando el prado que mi sueño labra.

Nunca fue, de la espera, la agonía,

tan larga, tan terrible, tan macabra.

Hoy le pido al Señor como consuelo,

cual mendigo que pide su mendrugo,

alguna luz de tu abundante cielo...

Mas sucumbe mi vida en su desvelo,

porque darme esa dicha a nadie plugo

y queda trunco mi divino anhelo.

420

BRINDIS

¿En qué copa mejor que un soneto

brindarte puedo de mi afecto el vino?

¿Qué cristal es más limpio y más genuino

que el que se funde con un noble objeto?

Al hacerte este brindis, cuán inquieto

se me ha puesto este numen que domino,

que no es fácil servir licor tan fino

en cadenciosas cláusulas sujeto.

Pero si logro que esta copa empines

desde el fondo hasta el borde en sorbo largo,

dormirás tu embriaguez en mis confines...

Y tus sueños más hondos y más tersos,

sentirán en dulcísimo letargo

las catorce campanas de estos versos.

421

DIVINO HALLAZGO

Risueño amanecer de mi existencia

fuiste tú, que llegaste hecha canción,

trayéndome una aurora de ilusión,

de amor divino, de divina esencia.

Cuando yo dormitaba la inocencia

en la noche eternal del corazón,

vinieron a encenderme de pasión,

de tus ojos insomnes, la fulgencia.

Acabóse la noche en que yacía

sin tu voz, sin tu aliento, sin tu abrigo…

Y he soltado a volar mi fantasía

por el bello esplendor de mi pradera.

Ya me siento feliz porque contigo

es la vida un jardín en primavera.

422

TIEMPO Y DISTANCIA

El tiempo y la distancia no son nada

si esperando un amor el tiempo se ha ido;

esperando tu amor es que he vivido

y me llegas al fin, mujer soñada.

Me dijiste que sí una tarde alada

y nunca tan dichoso me he sentido;

lució como si hubiera florecido

un hermoso jardín por tu mirada.

Desde entonces tu sí, tu prometida

palabra de ser mía es claridad

que alumbra mi existir en esta vida.

Por eso cuando busco la verdad

del motivo feliz que en mi alma anida,

se me vuelve este sueño realidad.

423

MENSAJERA

¡Mensajera sutil!: Tu voz es fuente

donde el verbo romántico se posa,

como una iluminada mariposa

en vuelo sideral incandescente.

Gota de luz que se volvió torrente

a las quejas sublimes de una diosa;

acento de una lira cadenciosa

en riego musical intermitente.

¡Qué delicado este conjunto siento

cuando la reina mágica del viento

me la viste de lírico atavío...!

Para ver el feliz florecimiento

de tu huerto bañado de rocío,

yo me crezco con ímpetus de río.

424

DOS VERDADES

Me invitaron a entrar en un certamen

y he salido a cumplir a toda vela,

como alumno que va para un examen

en la tarde más dura de su escuela.

Si triunfara, presumo que me aclamen;

si perdiese, me iría con cautela,

pues temo que a mi pluma y mi velamen,

un mundo sin amor, les den candela.

Los que ganan, aun siendo con errores,

reciben entre aplausos delirantes,

diplomas y medallas y favores.

Los que pierden, aun siendo conocidos,

los llaman prematuros e ignorantes

y quedan para siempre escarnecidos.

425

LA MÉTRICA

Aunque suele negarlo la caterva,

en el arte, la métrica es un molde.

Cualquier verso creado nulo de ella,

se deshace raquítico y deforme.

Tal vez suene divino en la taberna,

si no sabe de verso quien lo oye,

pero, dicho en la alcoba del poeta,

se descubre enseguida por discorde.

Una simple cabaña sobre un cerro,

se construye basada en las antiguas

costumbres de los cálculos: el metro.

Un verso que no quede suave y limpio,

con todas las cadencias requeridas,

le rompe las escuadras al sonido.

426

A MI ESPOSA

Ocho lustros tenemos transitados

de todas las maneras concebidas,

con flechas en el alma y los costados

y escollos torturándonos las vidas.

Vivimos muchos días angustiados

al final de las rutas recorridas,

en un viaje de penas por los lados

de un valle de pasiones destruidas.

La senda ha sido larga, triste y dura,

por instantes, tan áspera y oscura

que fue túnel sin fin ante la suerte.

Mas, pidámosle al cielo lo Divino,

a ver si nos ayuda en el camino

que tenemos que andar hasta la muerte.

1991

427

EL TAJO

El alma tuve como un río seco

con un piso de piedras por debajo.

El pecho daba la visión de un hueco

de donde un árbol se salió de cuajo.

Marchéme a España, y en España un eco

de cadenciosa elevación me atrajo:

Sentí que el brazo colosal del Greco

pintaba un río del color del Tajo.

Entró en mis venas desbordado un río:

el río musical de aquel terruño

se hermanó con amor al tajo mío.

Ya no queda del hueco ni un rasguño.

Ahora canto y escribo a mi albedrío

como si el Tajo me pulsara el puño.

428

LA BANDERA CUBANA

La bandera cubana, mi bandera,

esa, que libre de rencor tremola,

perdura circundada por la aureola

que reúne los triunfos de una era.

La dignidad eternizó la hoguera

donde la Patria su valor inmola.

El agua del martirio la acrisola

con púrpura del tiempo, dondequiera.

Un mambí la vistió de patriotismo

y le dio la visión de lo inmortal

al rociarla con sangre de heroísmo.

Junto al mármol del limpio pedestal

se levantan las voces del civismo

que defienden la enseña nacional.

429

OÍR MUCHO Y HABLAR POCO

Al defecto de un hombre de hablar poco

lo salva la virtud de escuchar mucho.

Por medirme al hablar, no me equivoco,

y aprendo un poco si callado escucho.

Si hablara mucho me dirían loco

y en contra de esa desventaja lucho;

con lenguaje muy simple reciproco

a quien me educa para hacerme ducho.

Tenemos los dos oídos y una boca

para que oigamos más y hablemos menos,

o hablemos solamente si nos toca.

Hablar mucho no es causa para sabios,

pues siempre ciñen a inflexibles frenos

los corceles que trotan por sus labios

430

SONETO TRIDECASÍLABO

(Sin sinalefa)

Inspirado poeta, tus versos halagan.

La dulzura por ellos expuesta, sublima.

Interpreto que tienen cadencias. Embriagan

a los seres amantes del ritmo: la rima.

He notado que vibran, susurran, indagan

y recorren el vasto rosal de la cima.

Al sentirte, los astros sus luces apagan.

La voz tuya se torna fulgor de la prima.

Yo te diera, del peso del mundo, lo sano

y lo puro, que guarda la vida del hombre

indulgente, vestido de modo cristiano...,

si me dieras la forma divina del arte,

que prestigia tu pluma, tu numen, tu nombre,

y no pueden los sabios sin verso, quitarte.

431

LAS MANOS DE LOS CUADRÚPEDOS

Si en los cuadrúpedos existen manos

estas tienen que ser las dos traseras.

Notemos que sus patas delanteras

tienen rodillas, cual los pies humanos.

Con las patas de atrás suelen rascarse

y las patadas son sus manotazos.

Las patas delanteras no son brazos,

ya que las usan para arrodillarse.

Es obvio que hay un gran contrasentido:

la mano no es la pata con rodilla,

es la que tiene codo, ¿esclarecido?

No sé cómo explicarme de otro modo,

o de forma más clara y más sencilla,

que la mano es la pata con el codo.

432

¡AH!, LOS BÍPEDOS NO TIENEN PIES

¡Ah!, los bípedos; bípedos no son,

porque sus únicas extremidades

—las que resuelven sus necesidades

de movimientos o de traslación—

tienen sus codos y, en su animación,

las usan como “manos”. Son verdades

que el humano a través de las edades

nunca ha hecho tan clara distinción.

¡Cómo llamarles pies a los extremos

que claramente se les ven los codos!

¡Estas son manos!, porque como vemos

carecen de las clásicas rodillas…

¡Debiera ser muy fácil para todos

entender estas cosas tan sencillas!

433

MEDITANDO

¡Amor! Amor que todo lo redimes.

Virtud hermosa que al humano alienta.

Cuando el alma sucumbe en la tormenta,

en nuestras penas la bondad imprimes.

Con tu inviolable paz juzgas y eximes

de toda culpa al que una culpa cuenta,

y como antorcha tu razón sustenta

los principios más nobles y sublimes.

Porque amé mucho, en tus ternuras cupe;

y porque entraste en mí como un torrente,

de tus primicias y dulzuras supe...

Y sintiendo el placer de ser amado,

voy de tu influjo a la serena fuente

a posar mi suspiro enamorado.

434

MUJER-DIOSA

Diosa y mujer: Tu plenitud de rosa

se prolonga en la luz de tu sonrisa,

y en el piano sublime de la brisa

se difunde tu forma cadenciosa.

¡Tu palabra es tan bella y luminosa!

¡Tu mirada es tan honda y tan precisa!

Florece el suelo que tu planta pisa

y te sonríe el mundo, mujer diosa.

Así campeas entre lauro y cirio;

así te embriagas entre beso y lirio

al influjo sensual del sentimiento,

y florece tu amor en armonía,

por un bello jardín: tu fantasía.

y un manantial de luz: tu pensamiento.

435

HIJA ANA MARÍA

¡Cómo pasan los años! Aquel día

en que viste la luz por vez primera,

me hiciste muy feliz. Como si hubiera

amanecido en ti mi fantasía.

Te cantaron entonces la armonía

del valle, del arroyo y la palmera,

y el sublime vergel de mi quimera

retoñaba en mi pecho y florecía.

Al volver al pasado el pensamiento

y mirar el rincón donde naciste,

me pareces venida de algún cuento,

pues, tan irrealizable me pareces,

que toda aquella dicha que me diste,

agiganta el placer que ahora me ofreces.

436

DIANA

Para ser dulce es demasiado fina;

para ser buena, demasiado buena.

Luce gota de risa nazarena

o capullo de rosa que camina.

Es tan tierna, tan grácil, tan divina,

que parece de un alma ultraterrena;

su vocecilla-luz todo lo llena

en diminuta gracia qua fascina.

Cuando la tomo entre mis brazos viejos

ya quisiera enseñarle el buen camino;

ya quisiera decirle mis consejos...

Y al prevenirla de infecunda pompa,

la apretujo hacia mí con gesto fino

porque no se me caiga y se me rompa.

437

MI NIÑA INVÁLIDA

Mi niña vive inmóvil... a mi niña

no le importan las flores ni el perfume.

En un mundo muy suyo se consume.

No siente ni el halago ni la riña.

No le inquieta si llueve en la campiña,

que se aclare la atmósfera o se abrume,

que aparezca una estrella o que se esfume,

o que el cielo se tiña o se destiña.

Sin moverse, en su asiento mira absorta,

como quien busca un algo en un vacío...

Pero, ¿cómo sabré que no le importa

el mundo material que la rodea?

¿Acaso me demuestra su extravío

si puede coordinar alguna idea?

438

ANTONIO MACEO

Un siete de diciembre

Valiente General: Por la entereza

con que empuñar supiste tu machete,

es que salvaste a Cuba del grillete

y forjaste una Patria con grandeza.

Tus hazañas crecidas en nobleza

adornadas están de áureo ribete;

si peleabas en forma de jinete

brillaba en tu bravura la proeza.

Hoy, al cumplirse un nuevo aniversario

de tu muerte gloriosa en Punta Brava,

resplandece tu sueño libertario...

La bandera te llama como entonces,

porque está triste y sola y vive esclava

esperando tu brazo hecho de bronces.

439

NUNCA ES TARDE

En tus ojos se asoma la tristeza

de un amor no olvidado y ya perdido;

tu mirada me dice que has sufrido

y que amaste en la vida con terneza.

Fue tu amor tan profundo en su pureza

que no puedes echarlo en el olvido.

¿Acaso por lo mucho que has querido

quiere Dios castigarte con rudeza?

Yo no creo que merezcas sufrir tanto,

y si viertes por ello amargo llanto

alguien puede tus penas enjugar...

Y recoge de paso este consejo:

En amor y en amar nunca se es viejo.

Todavía hay tiempo de volver a amar.

440

INCENSARIO

Algunas primaveras he pasado

junto al rosal de tu cariño inmenso,

y mi amor no se apaga; es más intenso

cada vez que me tienes a tu lado.

Tú fuiste la ilusión, el bien soñado;

el ánfora, la llama y el incienso;

así me sublimizas cuando pienso

regalarte mi beso enamorado.

A lo largo del tiempo transcurrido

prodigando ternuras y caricias,

con amor sin fronteras me has querido.

Y es por eso que en cada aniversario,

más se crece el placer en mis primicias,

y más arde el amor en tu incensario.

441

CANTO MATERNO

Fue lo primero que arrulló tu cuna,

quizás cantado por tu madre buena;

canción sublime, inspiración serena

rebosada de gracia y luz de luna.

Luego, en la infancia, te llevó por una

ruta de dichas —existencia amena—

y no la viste como cosa ajena

porque volviese tu canción montuna.

Desde entonces la llevas en el alma

—arrullo tierno de la verde palma—,

espíritu emanado de la flor.

No la olvides, ultrajes, ni renuncies

a su encanto divino. No lo anuncies,

no te des a ti mismo ese dolor.

442

EXIGENCIA

Un soneto me exige un petulante

y piensa que me pone en un apuro.

No sabe que el soneto lo procuro

con la misma pureza del diamante.

Lo puedo componer en un instante,

pero quiero de todo estar seguro,

por eso las palabras no apresuro

y busco, cuidadoso, el consonante.

Para hacerle creer que soy un tonto

al tiempo de Violante me remonto...

Él goza cuando ve que no me llega

el terceto final. Ya se imagina

que me puede enseñar esta rutina

que Violante ensayó en Lope de Vega.

443

EL ESTRAMBOTE

Si un soneto requiere un estrambote

ya pierde su valor como soneto;

un hombre conocido por un mote

ya pasa de ser hombre a ser sujeto.

En las catorce líneas hay un brote

de verdadera concepción. Yo veto

la añadidura de cualquier bigote:

el estrambote, que parece un peto.

El estrambote lo inventó un poeta

que no le cupo su noción completa

en catorce jirones como es norma.

El estrambote para mí es un rabo

que viene a resultar en menoscabo

al clásico soneto y su actual forma.

444

UN SONETO ESTRAMBÓTICO

Añádele al cuarteto otro cuarteto:

Si logras dos cuartetos parecidos

ya puedes comprender por los sonidos

que lograste el dominio del soneto.

Le arrimas al terceto otro terceto

con cadencia agradable a los oídos,

y, si sientes que laten tus sentidos,

ya sabes que el poema está completo.

Mas, eso nada más, es tontería.

Luego debes ponerle fantasía

y hacerlo que camine por sí solo.

Debes ir en las alas de Pegaso,

recorrer las fontanas del Parnaso

y beber de sus linfas con Apolo.

Si después de acabado está confuso,

añade el estrambote (ya en desuso),

y te harás entender de polo a polo.

445

A UN ESTILISTA DEL VERSO

Explícame estilista del verso alejandrino,

cómo caza tu pluma las imágenes bellas.

¿Acaso te remontas a soles que, de estrellas,

barnizan las alturas sin barro del camino?

No habrá zonas lejanas que no sientan el trino

de tus aves canoras y sus hondas querellas.

Entrarás a la historia para cantar con ellas

las nuevas expresiones del glorioso destino.

Explícame, pocero del agua que te nombro,

si el peso que fatiga las cargas en el hombro

es parte de la carga que el Hado te acrecienta.

Explícame, joyero, si el verso que se parte

en crudos hemistiquios se puede llamar arte.

Explícamelo en versos y pásame la cuenta.

446

SIN DUDAS

En la casa vetusta del planeta

se aglomeran ateos y creyentes.

Esperan con oídos impacientes

la anunciada visita del Profeta.

Lo esperan el prosaico y el poeta

para verlo con ojos persistentes.

Cada cual entre dudas diferentes

lo ve por el abismo o por la meta.

El poeta le cree y así lo nombra

creador de la luz y de la sombra;

de la ruina fatal y de la fama;

de la gota de llanto y de la risa;

del violento simún y de la brisa;

de la lluvia sutil y de la llama...

447

SIN NADA

Yo quiero cuando me muera

sin patria pero sin amo…

                                              José Martí

Después de proveerse con otros militares

de las armas mejores fabricadas en Prusia,

un soldado de América se fue a pelear a Rusia

del lado de los ricos; al mando de los zares.

Perdió la guerra inútil en los hielos polares,

cerca de la Siberia, por su falta de astucia;

al volver a su predio, con su avitualla sucia,

lavó sus uniformes con aguas de pesares.

Regresaba más viejo, más herido, más triste,

su casa había perdido; sus hijos, su mujer;

su patria ya no era la misma que él dejara.

¡Volver tras ese tiempo donde ya nada existe

no marca un fin seguro, pues es triste volver,

y volver a la estepa que ya ni Dios ampara!

448

INALÁMBRICA

Extraño tu palabra si no llega

por el hilo invisible del correo;

lejana como estrella azul te veo,

la luna de tu cielo casi ciega.

¡Cómo la luz de tu palabra riega

mi jardín agostado de ajetreo!

Me crece el corazón por el deseo

del agua que la vida ya me niega.

No me niegues tu río ni tu fuente,

ni te vuelvas un valle indiferente...

Mis pájaros se mueren sin nidales.

Permite que los ricos surtidores

que te llenan de lirios y rumores

fertilicen de nuevo mis eriales.

449

LA CAMPANA REPICA

A los viejos que pronto van a guardar el carro

en ese hueco oscuro que otros llaman garaje,

les advierto que es hora de dar el justo viaje

que dejaron dormido detrás de algún cacharro.

Como viejos, recuerden que hasta por un catarro

pueden perder de pronto su pellejo y su traje;

volvérseles de noche la aurora en el paisaje

y hacérseles el oro montañas de guijarro.

No esperen por el hombre ni por el sustituto.

¡Que si mueren ahora, o si mueren mañana;

que si mueren diez años a contar de este día…!

Escucha la campana, mi amigo, no seas bruto.

Tan sólo por un muerto repica esta campana.

¡Si puedes escucharla, no has muerto todavía!

450

EL VALOR VERDADERO

Pedirle al Hacedor felicidad

con amor para ti, no es pedir mucho:

tú mereces la dicha y mucho más,

la dicha deparada para el justo.

Tú mereces, por noble y pasional,

la dicha que produce todo el mundo.

A los seres que viven de agua y pan

la tierra los bendice con su arrullo.

Tú tienes que ser rica por ser buena,

tú tienes que ser buena por ser justa,

tú tienes que ser justa porque en esta

caminata terrena, con tu ayuda

alcanzamos la gloria que es eterna,

y adoramos a Dios que no se oculta.

451

INESPERADO ROSAL

Ni el mágico país que tuvo el cuento

de las Mil y una noches, me daría

este embrujo de inmensa fantasía

con que tú me engalanas el momento.

No sabes lo dichoso que me siento

al tener tu palabra y su armonía.

¡Ha tiempo que mi pecho no sentía

tan hondo-espiritual arrobamiento!

Con tus voces de arroyos y trigales,

viniste desde el sur de tus rosales

a mi estrella clavada en septentrión.

El mensaje poético ha llegado

como una mariposa que ha volado

desde las rosas de tu corazón.

452

LA ENVIDIA

Envidia es la planta que en el alma pobre

crece cultivada por la mala sombra.

Venenosa sierpe que en rastrear salobre

la razón socava; sinrazón se nombra.

Del Señor reniega si esculpida en cobre

la mostrara un templo con sutil alfombra,

pero a un Judas de oro lo coloca sobre

la virtud del cielo, su fulgor le asombra.

La envidia trabaja contra el buen ejemplo,

trepadora yerba que, si se enraíza,

destruye las bases del humano templo.

Debemos temerle porque, cual rescoldo,

prende la candela que nos carboniza

y queda encubierta con su falso toldo.

453

TUS OJOS

Tus ojos son dos cirios que del cielo

del austro descendieron cierta noche,

¡y era Dios que bajaba en un derroche

de estrellas y de llamas a tu pelo!

Entonces de la cumbre bajó un río

sobre caminos de incendiada roca,

y al sentir los rumores de tu boca

te dio el encanto de su murmurío.

Y fuiste rumorosa y danzarina

viajera del amor... Desde una esquina

del viento, caminaste hacia mis dalias.

Después te fuiste en desdeñoso giro...

¡Yo soy un soñador que, en un suspiro,

persigue el resplandor de tus sandalias!

454

HA MUERTO UNA MADRE

La muerte de una madre ¡duele tanto!

que rasga el pecho como herida dura.

Madre es esa que cubre de ternura

las horas de inquietud y de quebranto.

¡Que vuele el pensamiento al camposanto

donde hoy reposa inmaculada, pura...!

Allí se torna en manantial de albura

el suelo que se nutre con el llanto.

Su monte se pobló de siemprevivas;

sus árboles, de lámparas votivas,

atenuando la angustia que me puebla.

Es su última casa, augusta casa,

con un techo de estrellas que rebasa

los hollines del tiempo y de la niebla.

455

¿QUE SI TE QUIERO, AMOR...?

¿Que si te quiero, amor? Me lo preguntas

con gesto triste de desilusión.

¿Acaso no oyes a mi corazón

cuando tus besos a los míos juntas?

¿Que si te quiero, amor? ¡Cómo me asustas

cuando te pones a juzgar mi amor!

¿Acaso no oyes desde mi interior

el grito que te dice que me gustas?

¿Que si te quiero, amor? ¡Torpe sospecha!,

pues de tu amor me atravesó la flecha...

¿Que si te quiero, amor? Todas las puntas

del signo de Cupido, que venero,

te dicen que te quiero, ¡que te quiero!

¿Y todavía, amor, me lo preguntas?

456

PARA QUERERTE, AMOR...

Para quererte, amor, para quererte

como lo ordena el corazón amante.

Para sentirte cerca, para verte

reír ilusionada en todo instante...

Para aspirar tu aliento, para hacerte

un camino de flor, en lo adelante.

Para tener tu amor, para tenerte

como una fuente de pasión vibrante...

Tu paso sigo con delirio loco,

en cada cosa tu recuerdo evoco

y te juro mi amor hasta la muerte.

Para quererte así, tal sólo vivo.

¿Habrá quién goce de mejor motivo

para quererte, amor, para quererte?

457

GRACIA PLENA

Prendida de sublimes llamaradas

ardió su vida en voluptuosas horas,

como si hubiera, en un jardín de auroras,

recogido las ígneas pinceladas.

Nos dice de las cosas elevadas

que laten en las almas soñadoras

que han abierto con manos seductoras

las puertas de las nuevas alboradas.

Conoce el río que creció la lluvia,

gusta del monte que aparece altivo,

sabe del sol de la sonrisa rubia...

Aprendió con el canto y con la queja

la búsqueda de un sueño fugitivo

que está cercano cuando más se aleja.

458

EL ÁRBOL DE LA BANDERA

El árbol inmortal de la bandera,

para cada patriota da un retoño.

Sus flores del invierno y del otoño

son frutos de verano y primavera.

Del árbol de esta gloria, la madera,

excede en cualidades las del olmo.

Es leso criminal quien llegue al colmo

de querer consumirla en una hoguera.

Es Árbol que creció para que irradie,

no para darle una fogata a nadie

en el gesto fatal de inútil ira,

ni para ser consumo de la llama

de un deseo mezquino, aunque se inflama

de patriótico amor ¡como una pira!

459

A LA MADRE PATRIA

La genial intuición de un gran marino

en intrépido viaje hacia Occidente,

descubrió, de este embrujo esmeraldino,

la belleza vibrante y esplendente.

Al final del misterio ultramarino,

abrióse para el mundo un Continente

de exuberancia tropical, ¡divino

a los ojos del buen Clarividente!

Dotado del esfuerzo y la paciencia,

construye primitiva residencia

en la extensa campiña americana...

Y al sembrar en su suelo la semilla

musical del idioma de Castilla,

le creció árbol de la lengua hispana.

460

VENGO POR TI

He venido por ti, vengo inspirado.

Ya me cansé de que no estés presente.

Te quiero desterrar del subconsciente

y verte de perfil, maravillado.

Soy hombre, soy poeta enamorado.

La mujer me fascina intensamente.

Yo corro con locura tras la fuente

que ilumina mi sueño sublimado.

Te he venido a decir cosas sencillas:

estoy muriendo por amor de antojos

y pretendo vivir de maravillas.

No quiero que te crezcas en sonrojos;

no quiero que me sientas de rodillas

si vengo por tus labios y tus ojos.

461

ERES LA GLORIA Y LA ILUSIÓN, MUJER

Te vislumbran mis sueños como una

princesa del reinado de los cielos,

que ha vivido bailando sus desvelos

en el salón celeste de la luna.

Quizás pudiera descubrir alguna

que pretenda emular tus altos vuelos;

mas, quien sienta tu amor y tus anhelos,

sé que no voy a descubrir ninguna.

Tú naciste del sol, de sus fulgores,

y creciste en la esencia de las flores.

Eres llama de un nuevo amanecer.

Eres pan, eres paz, eres abrigo.

La bondad del Señor llega contigo.

Tú eres la gloria y la ilusión, mujer.

462

COLOQUIO

Estábamos tú y yo cerca del llanto,

de la noche divina bajo el peso.

Jamás me vi tan cerca del encanto

ni vi tan cerca, de tu boca, el beso.

Llorar es mi costumbre si no canto.

Es como limpio el corazón de exceso

de pesares, de angustia y de quebranto.

¿Acaso tú también lloras por eso?

El coloquio ya estaba hecho un destello.

Me parecía demasiado bello,

demasiado hondo... Se acabó el coloquio

como cosa que acaba de repente,

pero tú estás sin marchitar, vigente

en mi eterno y vibrante soliloquio.

463

MI DOLOR

Échame a mí la culpa, yo soy fuerte,

yo la puedo cargar, yo la resisto.

Acúsame si quieres de no verte,

de no verte sufrir como te he visto.

Acúsame de inerme; esa es mi suerte

—una existencia donde yo no existo—.

He de llevar mi cruz hasta la muerte

y morir sin blasfemias, como Cristo.

Yo tengo mi dolor, dolor muy mío.

Es la irrealización de lo que ansío;

ansia sublime que ha quedado trunca.

Así se gasta, sin cesar, mi vida,

en un perenne desangre por la herida

que no veré cicatrizada nunca.

464

NIETA LAUREN

Menudita y sutil, como un capullo

de rosa sin abrirse todavía,

es tu risa de arcángel un arrullo

que supera en acordes la armonía.

Te contemplo extasiado con orgullo

—es orgullo de abuelo, nieta mía—,

y te quiero decir en un murmullo

lo mucho que ha crecido mi alegría.

Tu llegada me abrió brillantes puertas,

que, para entrar al mundo de la fe,

jamás imaginaba ver abiertas...

Y, como ahora por ti feliz camino,

le he pedido a la suerte que te dé

el tesoro más bello del destino.

465

DOS BANDERAS

Hoy icé la bandera americana,

con legítimo orgullo, en el alero

de mi vieja morada; el mundo entero

la admira por gloriosa y soberana.

Y mi heroica bandera, la cubana,

la puse a tremolar sobre el cantero

de mi eterna ilusión, porque no quiero

que muera sin mi beso, allá en La Habana.

Esa estrella con franjas; ese hechizo,

un mañana que veo muy cercano

adornará otra vez mi colgadizo.

Que el hecho de sentirme americano,

no ha mermado mi amor y no deshizo

el derecho a existir y a ser cubano.

466

DESDE EVA

Desde el bíblico tiempo de Adán y Eva,

alcanzó la serpiente un digno espacio

lo mismo entre las plumas de palacio

que entre rocas hirsutas de la cueva.

La serpiente sensual es la que lleva

insinuante ante Adán el ceño lacio

y la grácil figura que, en despacio

gesto, desnuda cada vez más nueva.

La serpiente se tiende junto a él

y le enciende y provoca el cascabel

en sus noches eróticas y ardientes.

Después de consumado el acto erótico,

regresa con su atuendo más exótico

al nido donde incuban las serpientes.

467

FAMILIA DE LAS AVES

Hubo días que fueron las serpientes,

como los pájaros, con bellas alas,

y anduvieron por todas las escalas

de las regiones entre continentes.

Sobre lagos de fuego y lava ardientes

hicieron nidos entre hirsutas balas

y defendieron de unas fieras malas

sus pichones de cobras inocentes.

En la edad que brillaron los reptiles

eran cuerpos con almas muy sutiles,

compañeras de santos y de brujas,

que salían llameantes de las rocas

mostrando la negrura de sus bocas

y dientes afilados como agujas.

468

SERPIENTE CLOROFILA

Atado junto al cuerpo lleva un haz

de aquietadas serpientes venenosas,

tan adorables en sus mismas cosas

que se confunden con la misma paz.

Hay veces que las suelta en el solaz

de su patio, entre lirios y entre rosas,

y allí conversan con las mariposas

que adornan de la tierra la gris faz.

Al verlas con la piel rosada o lila

o el verde o el azul… el clorofila

brillante de la tarde se nos pierde.

Las serpientes, al sol que reverbera,

ondeantes como mares sin ribera,

hacen la tarde una culebra verde.

469

SENSUAL

Toda la fuerza del amor se inflama

cuando en Eros intrépido se anuda

la serpiente del sexo y se desnuda

Afrodita en el blanco pentagrama.

Lo dulce del veneno que derrama

la serpiente del poro que más suda

hace que un dios universal acuda

y queme los inciensos de la cama.

La serpiente, muy rítmica y sensual

tanto en la carne como en lo ideal,

según leyendas de la prehistoria…

sostienen una estrecha relación

con los deseos de la excitación:

¡el efímero instante de la gloria!

470

SON OVÍPARAS

La serpiente procrea cual las aves

y de ovales estuches, los embriones,

salen las serpentinas. Los pichones

antaño fueron de plumillas suaves.

Tiempos de fratricidios, días graves,

dieron a las serpientes maldiciones,

se fueron a silbar en los panteones,

exentas de sus plumas y sus naves.

¡Pero el huevo está ahí!: la suficiente

historia de que el ave y la serpiente

estuvieron, ha siglos, hermanadas

por la misma costumbre de alto vuelo.

Por eso ahora hay que pedirle al cielo

que deje a las serpientes liberadas.

471

NIDO DE VÍBORAS QUE DIOS JUNTA

Cuando en “nido” se piensa, se figura

un remanso de paz dulce y sagrado,

donde todo es de idilio consumado

bajo la luz de la esperanza pura.

Pero hay nidos de víboras en dura

piedra que conduce a pozo helado,

donde queda el pudor petrificado

y la noche se vuelve una locura.

Las serpientes son nobles, pero, juntas,

para verles los cabos y las puntas

hay que buscar la punta por el cabo.

Una vez que separes cada pieza

por los ojos verás que la cabeza

en nada puede parecerse al rabo.

472

CHUPANDO EL PEZÓN

Hay la leyenda extraña del majá

—especie de serpiente del Caribe—

que fresca leche con placer recibe

del lechoso pezón de una mamá,

si a su hijo en la noche el pecho da

quien recién ha parido y se lo exhibe.

A dormir con su hartura en el aljibe,

tras chuparle la leche, después va.

Leche y sangre se roba del pezón

lo cual provoca la desnutrición

del hijo que, famélico, se cría

¡sin saberlo la madre, que, inocente,

ha nutrido en su pecho una serpiente

en vez del hijo que nutrir debía!

473

DIABÓLICAS CULEBRAS

Tu nombre, por sí solo, es el modelo

de cúmulos de honor que da la gloria.

Quien ponga piedras en tu trayectoria

sólo entiende el camino a ras de suelo.

Donde la gloria de tu voz es vuelo

no llegan ni la infamia ni la escoria.

No es igual darle vueltas a la noria

que darle vueltas al color del cielo.

De sus cuevas de fango y egoísmo,

las voces del rencor y del cinismo

sacaron sus diabólicas serpientes...

Pero tú, que con águilas transitas,

¡las conviertes en mil estalactitas

y te sirven de hamacas relucientes!

474

SERPIENTE PITÓN

La serpiente se asocia con el Diablo

pues alguna maldad el alma encierra

desde lo más indigno de esta tierra

hasta lo más sublime de un establo.

Parece que el veneno del vocablo

ha descendido desde la alta sierra

y en negra celosía el alma cierra

tras cerrojos de espina y de venablo.

¿Por qué tanta desidia y tanto horror?

¿No fueron la serpiente y el amor

matrimonio casual desde el origen?

Aquí vemos en marco transparente

que el rostro virginal de la serpiente

nos refleja la cara de una virgen…

475

EVA REPETIDA

(Por el día del amor)

En el principio de la humanidad

una idea brotó de Adán por Eva;

en el fondo sombrío de la cueva,

el amor incendió a la oscuridad.

Al paso de los tiempos —de la edad—

el amor crece a diario y se renueva;

desde ayer su virtud sutil nos lleva

hacia esos mundos de felicidad.

Ha pasado en la vida más de un evo

y en Amor continúa un niño nuevo

(el alma del amor es siempre nueva).

Los mismos pedestales se le erigen

al grandioso misterio de su origen,

porque en cada mujer repunta Eva.

476

LA PALMA REAL

Como faro prendido en la llanura

—esplendente de sol y clorofila—

bajo el fuego del alba, su pupila

se dilata en el río que murmura.

Cuando llega la noche, la negrura

que el verde de los árboles trasquila,

cada penca es cual ojo que vigila

la distante región, desde su altura.

En el punto elevado de su antena,

descubre la borrasca que resuena

tras el denso barómetro de mayo...

Y resiste, inmutable, su veranda,

la furia que en el trópico desanda

el dueño de las nubes y del rayo.

477

ESTAMPA CAMPESTRE

Un toro de Don Pancho está perdido

y ya se presupone que esté muerto;

ni su can oteador ha descubierto

el punto donde estuvo desvalido.

Solamente las auras, en sentido

circular, han de darle punto cierto;

dos días han pasado; monte abierto

le muestra la verdad, y (adolorido,

desliga la ternera de la vaca)…

monta don Pancho su briosa jaca

y galopa hacia el fondo del potrero.

Se agotan la esperanza, la paciencia…

y padece don Pancho en impotencia

el fastuoso festín de aquel aurero.

478

RECORDANDO A ROSQUILLA

Unión de Reyes tuvo su viandero

con el nombre sonoro de Rosquilla,

quien colocaba sobre su rosilla

los cerones con vianda. Bodeguero

ambulante. De malanga amarilla

y todos los productos del sitiero,

aquel lomo rosillo era un venero

de melones de agua y de Castilla.

En frutas no faltaban mamoncillos;

ciruelos verdes, blancos, amarillos;

¡ah!, y la muy cubanísima batata

(el boniato). Y sus hablas picarescas:

Traigo, señoras, mis posturas frescas

y está mi yuca que se desbarata.

479

A QUIEN PUEDA INTERESAR

Yo no digo que tengo si no tengo

pero desdigo a los que tienen trono

y ostentan lujos que no van a tono

(acordes con su rango, su abolengo).

Si yo digo que tengo, lo sostengo

con firmeza y razones que pregono,

esas visiones que me dan su abono;

a lo que pueda suceder me atengo.

No me va a distraer quien vano diga,

ya sea que me ofende o me bendiga

y diga que posee industrias tales…,

lo que tengo lo tengo bien logrado;

en los muros del tiempo recostado,

reviso las opuestas credenciales.

480

CONGRESO AVIAR

Hay tantas golondrinas en el foro

que la viña se va quedando pobre;

no sé qué van hacer con tanto cobre

cuando retome su prestigio el oro.

Ha de cerrar su pico el torpe loro

cuando sobre su pluma nada obre;

el ancho mar, en su plañir salobre,

remedará en su canto al tocororo.

Y, entonces, a vestir a la lechuza

y al búho con linajes de gamuza

y atavíos de plumas de un zorzal.

La inmensa envidia por la codorniz

es que duerme en el suelo y es feliz,

¡y que mande la granja el pavo real!

481

SOY POETO

Si ciertas encantadas poetisas

insisten en decir que son poetas,

habrá que convertir varias facetas

y dejarlas usar nuestras camisas.

Iremos a los misos y a las misas

a confesar secretos y secretas,

y si las profetisas son profetas

dejarán de existir las profetisas.

Si las cosas se cambian de esa forma,

contrarias al sentido de la norma

del correcto decir y del respeto...

Yo le juro a Cervantes, por San Pablo,

que he pensado inventar otro vocablo:

desde ahora diré que soy poeto.

482

DIOS PERVERSO

La gente, con un credo santurrón,

pretende apaciguarnos tanta fiebre;

yo no creo en la Virgen del pesebre,

en Cristo, ni en milagro, ni en Sansón.

Yo entiendo en la primera creación

quien creó el universo: el gran orfebre;

no es justo que a cualquiera se celebre

por hechos de tan simple dimensión.

Mucho antes del cuento de la mula

y la Virgen y el niño... ¡se calcula

que millones de años!... Universo

fue creado por Dios Omnipotente.

Y apenas ha dos siglos, rara gente

ha venido a crear un dios perverso.

483

NAVIDEÑO 2019

La gente se ha cansado de lo mismo,

se ha cubierto el pinar de marabú,

vencido por la sombra y su tabú,

reciclado por burdo dogmatismo.

No teniendo otra forma de lirismo,

lo conforma una flauta de bambú;

dormido han la paloma y el sijú

en el muerto rosal del fanatismo.

En este mismo mundanal terreno,

lo malo, a veces, nos parece bueno

(depende de la plata con que brilla).

Y, si en el cielo el marabú creciera,

el hombre encontraría la manera

de sembrar en su predio su semilla.

484

REYES MAGOS

Me dijeron de chico que los Reyes

Magos bajaban por la chimenea,

y les puse en el piso azul batea

que llenaba la noche de mameyes.

Junto a esta dejaron unos bueyes

con su arado de hierro; una tarea:

esa obligada asignación que crea

el mismo ente con “divinas” leyes.

Y aré la tierra y la sembré de todo

lo que daban los reyes. De ese modo

me enteré del misterio y los halagos

de esta historia sutil de los camellos,

cuando, crecido, me junté con ellos

y yo fui uno de los “Reyes Magos”.

6 de enero de 2016

485

EL POLÍTICO CRIOLLO

Recuerdo que un político cubano,

en tiempos de reñidas elecciones,

a gentes en terribles condiciones

se llegaba estrechándoles la mano.

Ofrecía de todo, y siempre ufano:

carreteras, caminos y mansiones;

“hemos de mejorar los barracones

y las míseras chozas”: yagua, guano.

“Vamos a hacerles elevado puente

para que pueda transitar la gente

bien desde el uno al otro caserío”.

Aquí su subalterno se le acerca:

y le dice: “Señor, no hay ríos cerca…”.

“¡Pues entonces fabríqueles un río!”

486

EN BLANCO Y NEGRO

Trataré de escribir este momento

como si mi recuerdo más sangrante

fuera una pesadilla, que, ignorante,

continúa negando lo que siento.

Arrugada la nuez del pensamiento

me anula lo que fuera ya distante;

yo asumo, en la derrota, vacilante,

el antídoto amargo y polvoriento.

Pueden juntarse el cielo con la tierra

y cambiar nueva ruta de proyectos

de un águila real que un ciclo cierra.

Mas nunca olvidaremos los efectos

que les causan al monte y a la sierra

la plaga de los hombres, como insectos.

487

DEL TIEMPO

Voy rigurosamente en contraataque

voy incansablemente en defensiva,

si lograra encontrarme a la ofensiva

fuera entonces más fácil el ataque.

Quizá nunca el ataque se me aplaque

y bajo el mismo ataque siempre viva

no entiendo si culpar por la deriva

a los vientos que sopla el almanaque.

Si a la saga que apila tanto lastre,

al hacerse inventario del desastre

en catástrofe anónima deviene….

El resultado irrumpe en todo clima

y les pasan al tiempo por encima;

el mismo tiempo, ni su tiempo tiene.

488

ES DE MATAS

Hoy ha venido un podador de matas

a podarme, de mango, el árbol mío;

mi cuerpo se cundió de escalofrío

cuando trepaba por el palo, a gatas.

Los podadores son como las ratas,

van detrás de la presa: lo sombrío;

lo arengo a que inmunice el sitierío

cundido de un millón de garrapatas.

Cada vez que me podan este palo

es el año siguiente año muy malo

en producción, el árbol que refiero.

Yo, cerca de mi estancia no querría

a quien venga a matar la mata mía:

¡matadores de matas no los quiero!

489

PARA DECIR PADRE

Si digo padre pienso en bien: aludo

que quizá no ha llegado a ser abuelo,

ni han crecido las canas en su pelo

que reclamen bastón perdido, mudo.

Recuerdo que mi padre siempre pudo

levantar dura carga en cualquier suelo,

y quien fue para mí un padre modelo;

para todos en casa: estrella, escudo…

Cuando al fin llegó a ser abuelo y padre,

cierto día expresó a mi anciana madre

que sus tiempos febriles se habían ido.

Y empezaron sus sueños por las cañas

(los bastones) que suben las montañas

y ayudan a bajar las que han subido.

490

EL DIÁLOGO

Yo pienso que la luz siempre salió

de fuertes discusiones, en la historia;

cerrar justa salida a la oratoria

es cortarle el camino al “tú” y al “yo”.

Callarse porque al “otro” no gustó

una falta que es sólo transitoria,

es ponerle un vacío a la memoria

y nunca descubrir ¡dónde se erró!

Aquí pega la historia bien sabida

de esconderse debajo de la arena

por no ver las miserias de la vida.

El mundo debe abrir más ese puerto

a la palabra que perdió la escena

cuando quien discutía cayó muerto.

491

LA TIERRA

La Tierra es un suburbio de trabancos

que cualquier día de estos se despeña

desde un nuevo Himalayas de alta peña

y cae cual pedrisco en sus barrancos.

Al mundo entero llenará de mancos

con vida temporaria, muy pequeña,

y sólo ha de tener como gran dueña

la muerte que vistió de lirios blancos.

No se sabe si acaso los poetas

podrían emigrar a otros planetas,

porque, en contra del caso de Noé,

la creencia del Ser es muy distinta:

¡ya la Natura no se queda encinta

con el simple milagro de la fe!

492

GANDHI

Gandhi quiso estudiar en Inglaterra:

se propuso graduarse de abogado;

con altos porcentajes fue graduado

(una especie de sabio de su tierra).

Su patria liberó sin hacer guerra

ni ser del cristianismo un rescatado,

ni ser del opresor un doblegado,

ni terrorista que al humano aterra.

Un día, al almorzar junto a los tercos,

su profesor le dijo: ¡Oiga, los puercos

nunca ves con las aves almorzando!

Y Gandhi respondió con gran aplomo:

Pues si tal es el caso, aquí no como:

¡querido profesor, me voy volando!...

493

DIEZSILÁBICO

Matamos tiempo mientras nos mata.

este es un tiempo que no se muere,

o tiempo muerto que más nos hiere

cuando matarlo gris sombra trata.

Matamos tiempo de forma ingrata

sin conocerlo si así os lo quiere,

porque la vana ambición sugiere

que tiempo herido no nos delata.

Tampoco pienso que mis catorce

renglones breves la ley escorce,

las dimensiones que se procuran.

Así que pienso que quien lo mate

ha de estar muerto cuando le trate

las mil edades donde lo apuran.

494

CARTEREADO

Robaron a mi amigo en Buenos Aires

una cartera en que tan solo había

unos papeles de inferior cuantía;

almacén de recuerdos y desaires.

Huyó de allí el sujeto con desgaires;

fue chatarra infeliz lo que valdría,

cuyo importe no sé a qué llegaría;

al paso de las noches y otros aires.

Nunca tuve que ver con tal evento

pero de pronto me observó violento

habiéndole sido yo niño muy manso.

En la noche castigo cruel me puso:

a que roncara sin cesar me impuso

y le ronqué a su amigo sin descanso.

495

CANTO CÉLICO POR EL NIÑO DE LAURA

Columpia, Laura, en el azul columpio

de algodones y gasas de tu vientre,

un niño blando donde se enternece

la ninfa desvelada del Danubio.

Un niño blando, como el alba, puro,

traído de la mano de algún duende,

del monte, del rocío y del relente

acariciado de un ensueño pulcro.

Parece, Laura, angelical, tu niño;

¡cómo le tiendes colorida alfombra

bajo el techo de soles de tu nimbo!

¡Deja que cante desde estancia bella,

la que lo mira cuando se te agolpa

la sangre de tu río en cada vena!

Julio 13, 2019

496

YO LO HICE

¿Has oído hablar, tú, del tal Mar Rojo?,

¿quiénes pintaron su profunda agua?,

¡fuimos yo y un pintor de Nicaragua

que superar a Goya fue su antojo!

Otro mar (el Mar Negro) con enojo

lo pinté de pintura de majagua,

sobre inestable y rústica piragua,

y ayuda de un pintor cegato y cojo.

Un día me enfadé con el Mar Muerto,

y la muerte le di cuando su puerto

me negaba que anclase en su bahía.

Luego nos escapamos hacia el Bósforo

yo y mi novia, que ardía como fósforo

y nos dieron refugio allí, en Turquía.

497

TORNERO

Si este joven tornero sigue en torno

a su padre el tornero, y torna bien,

no tengo dudas que será también

un gran tornero para su contorno.

Este tornero no será un bochorno

para quien a tornar lo enseñe. En

los talleres del padre ya lo ven

como torna su idea en un adorno.

Espero que si en todo sigue al padre

haga las cosas que mejor le cuadre,

y si acaso le nace escribir verso,

que no lo haga como sacrificio

sino como descanso del oficio...

¡que del arte no vive el Universo!

498

ELOGIO DE UNA MADRE

A mi amigo Francis

Al morir nuestra autora se nos cae

el infinito espacio, igual que piedra

de un muro que vestía verde hiedra,

y el más amplio horizonte se contrae.

Ya nada nos envuelve o nos distrae;

nada en los riesgos este viaje, medra;

la más mínima angustia nos arredra

(que nada, por muy bello, nos atrae).

Ya no se oye en los vientos la guitarra;

ruin nudo en el garguero nos amarra;

callan las voces de armonioso timple…

Todo paso que damos torna en grave

consecuencia la vida, ¡y ya sin llave

afrontar el camino no es tan simple!

26 de agosto de 2018

499

NUESTRO ANIVERSARIO 67

A Eloísa

Cada día que pasa más me admiro

de haberla conquistado como esposa;

si aquel día la vi dulce y hermosa

hoy la siento que vive en mi suspiro.

Es más, puedo añadir que no deliro

si dijera que es alma de una diosa

que en las alas de excelsa mariposa

aún es un vuelo sobre azul retiro.

Ya en momentos difíciles, ya fáciles,

ha sido pródiga, de gestos gráciles;

dispuesta para regalarme el hombro…

¡Ya tras sesenta y siete años de unión,

entre las sombras de este corazón

no puedo menos que sentir asombro!

Agosto 25, 2018

500

ASEDIO

Ya no me quejo más. Ya no habrá forma

que me pueda servir de algún remedio,

quejarse algunas veces es el medio

del que ya, sin remedio, se conforma.

Enfermedad no admite formar horma,

que es en la vida como un falso tedio

que buscamos usar como un asedio

contrario a lo que ya perdió́ su norma.

Pero en la oscura noche vi un destello:

agarré a la serpiente por el cuello,

la arrastré por el suelo malherida.

A rastras se escapaba, moribunda;

allí la rematé, porque la inmunda

no merece ni un átomo de vida.

Junio, 2021

501

DESASTRE

Aquí vedme tranquilo, en este banco

donde duermo mi sueño más profundo,

hasta ver como el dueño de este mundo

lo despeña del tiempo en el barranco.

Si la faz terrenal quedase en blanco

o se convierte en lodazal inmundo,

entonces ya en el último segundo .

pudiéramos a Dios hablarle franco.

Cuando el huerto se torna en marabú

nada como hablarle a Dios de tú a tú,

lejos de intrusos y de intermediarios

que repartan parcelas en compendios.

No se puede acabar con los incendios

mientras servimos a los incendiarios.

Junio, 2021

502

CAMBIO DE PERSPECTIVA

En el principio imaginé a la muerte

confiable, dependiente, evolutiva,

con pena como esta, quien la viva,

la muerte resultaba mejor suerte.

Pero me dije: mira, que has de verte

sin tener otra opción en perspectiva

de encontrar una senda regresiva,

porque la muerte nunca se revierte.

Entonces decidí darle otro paso

diferente, camino hacia el ocaso,

haciendo cambios en velocidad.

Total, allá dispongo de bastante

tiempo para matar a ese gigante

que es conocido por Eternidad.

Mayo, 2021

503

MI NOVIA JARDINERA

Eloísa, mi esposa, cumple años,

y yo le cantaré de madrugada

lo mejor de mi lírica tonada,

exento de ñoñeces y regaños.

Reconozco de cerca sus amaños,

distinto a conocerla de pasada,

y ya sé que, de oírles su balada,

ha podido dormir a mis rebaños.

En los anafes hechos para mí,

me tuesta cucuruchos de maní

mi Eloísa, mi novia jardinera,

que con relentes del atardecer

ha enseñado las nubes a llover

y enjardina mi sueño a su manera.

Mayo 31, 2021

504

LOCURA COMPARTIDA

Un psiquiatra tenía su demente

y empezó a contagiarlo la locura,

pero aquella locura prematura

desarrolló en locura permanente.

Entonces, por acuerdo del docente,

viendo que él mismo requería cura,

del hombre más cercano la procura

y de docente se volvió un paciente.

Y mucho tiempo, sin mayor urgencia,

fue escena de locura compartida

el techo de la misma residencia.

A veces por razón desconocida

debemos apartarnos de la ciencia

y ahondar en las raíces de la vida.

Mayo, 2021

505

VISIONARIO

Allende noche fría, sin contacto

que tanto vidrio universal imanta,

hay un vacío colosal que espanta

y cualquier infinito es inexacto,

me vacío mis aguas por el cacto

de secaos y piedras que diamanta,

en donde canta la paloma y canta

la corriente del río, más exacto,

y la moza cerril carga su cesta

la madura eclosión de la floresta,

y canta el gallo de la madrugada...

allí me encontrarás (sonriente gozo),

mirando en lo profundo de mi pozo

estrellas de la noche, constelada.

Mayo, 2021

506

LA TOLERANCIA

Llega el momento en que la tolerancia

se agota, como todo en la existencia,

a pesar que hagas uso de paciencia

hasta la más extrema circunstancia.

Tolera quien conserva una distancia

entre ambiente sereno y la violencia;

es el vivir en paz con la conciencia,

pero darle a tu signo su importancia.

La tolerancia es parte de una ciencia

que rinde frutos para la indulgencia

y te estrena el impulso en consonancia.

No requiere de mucha inteligencia,

sino de dualidad, y que en su anuencia

te hagas acreedor de una constancia.

Mayo, 2021

507

DIVORCIO CON RENUNCIA

Ha terminado al fin nuestro divorcio

de veinte abriles de un concubinato,

(equivale a quererse sin contrato)

pero termina siendo buen consorcio.

No hay ataduras como en matrimonio,

ni el más mínimo gesto de un regaño,

en lo que se contrata siempre hay daño,

puede meter sus manos el demonio.

Para no sumergirla en desconcierto

yo la puse a creer que yo era muerto

y con la muerte todo se termina.

Nadie nunca envidió su azul oscuro

me dio varios problemas, se los juro,

pero en verdad extraño mi Lumina.

Mayo, 2021

508

EL VEGUERO Y SU VEGA

Antes habrá de echarse el semillero

y esperar a que nazcan las posturas,

se trasplantan a surcos sin honduras

para que libres crezcan. El veguero

las calza con llovizne mañanero,

verdín y abono, desbotonaduras,

cuando las hojas ya lucen maduras

van, del corte, al encuje y secadero.

Llega el momento del despalillado,

remojo en cocimiento de empalado

y untado, con ron y miel oscuros.

Al fin viene planchado y escogencia

de la rama que tiene más esencia...

¡para que la elegancia inhale puros!

Mayo, 2021

509

UN CANARIO EN CUBA

En Cuba ves los pesos a patadas

(isla situada allende el oceano,

les contaba el viajante cotidiano

a los hijos de las Afortunadas.

Así fueron canarios en manadas

a la espléndida tierra del cubano,

(los criollos llaman, al dinero, guano

o yira) entre sus formas alocadas.

Este canario sale hacia La Habana

y se amanece en Cuba una mañana

con brisas del Caribe, y el canario

halla en el muelle un peso, lo patea:

¡ya empiezan a joderme!, y se recrea.

¡Nunca más en el piso vio un erario!

Mayo, 2021

510

BASADO EN UN CUENTO

A don Guillermo, el de la esclavitud,

mucho esclavo fingía estar enfermo:

“Yo sentirme muy mal. amo, no duermo,

angustia horrible quiebra mi salud”.

Un sanitario ordenóque un ataúd

se colocase afuera, en patio yermo,

y le dijo en voz alta a don Guillermo:

“Mañana, a los más graves de actitud

los mata y hace un caldo bien caliente

y alimenta a los sanos, muy paciente”;

todos, o cada cual, llevóse al hombro

su apero de trabajo. En poco tiempo

todos estaban bien, sin contratiempo,

y la hacienda creció, con gran asombro.

Mayo, 2021

511

NO ES IGUAL PERO PARECIDO

Si el tomar es lo mismo que el beber,

yo me tomo esta rosa, me la bebo,

y de aquí me saldré como mancebo

por los caminos de otro amanecer.

Ya con todo ante mí para “yo ver”

todas las cosas como verlas debo,

en su espacio veré rayos de Febo

y en mi ardiente solar “veré llover”.

Si ya todo el tumulto se calló

y hasta el más elevado se cayó,

nos sentiremos sosegados hasta

que el amor a la patria nada mine,

y por siempre los aires ilumine

la bandera que amamos en el asta.

Mayo, 2021

512

EL GRAN ENGAÑO

Felicia se fue al pozo de la fe

y vino con un cubo de fe loca,

pero la fe cobarde se le apoca,

vacía regresó por lo que fue.

Para encontrar lo que buscaba se

necesita tener mente de roca,

pero de la locura que disloca

esa que, por abstracta, nadie ve.

La fe ha de mirarse como a un muro

que existe terco, irracional y duro

y le cierra la entrada a la verdad.

Que llega tarde o la que nunca llega,

que toda luz a la verdad le niega,

¡el gran engaño de la humanidad!

Abril, 2021

513

SOMBRA Y LUZ Y VICEVERSA

Los chinos dicen que nosotros hemos

ya heredado lo oscuro de esta tierra,

donde se instiga al odio y a la guerra

y nos vamos a todos los extremos.

Pero también nosotros acá vemos

que a ellos un horrible mal aterra,

y que a toda injusticia los aferra:

“allá no tienen lo que aquí tenemos”.

Yo no le encuentro solución al caso,

mientras ellos están en pleno ocaso

nosotros disfrutamos plena luz.

A todos igual sombra nos embarga,

y cargamos, iguales, la igual carga,

la miserable carga de igual cruz.

Abril, 2021

514

PERSECUCIÓN

Le persigo los pasos a su sueño

que sueña lo mejor de Navidad,

a pesar que los días de la edad

carbonizan la aurora con su leño.

Este mal nada tiene de pequeño:

ya llega al punto de calamidad;

ni Dios con su infinita Potestad

se presenta con cara de risueño.

Vivimos un presente sin futuro

pues el día resulta más oscuro

donde la noche se retira, negra.

La luz no la posee nadie, nada

sugiere coloridos de alborada…

¡y la idea más nimia nos alegra!

515

EL GALLERO

Angelito, el mulato, era gallero

y mozo de labranza de papá,

disponible al minuto si mamá

requería limpiar el gallinero.

Un día se asomó bajo mi alero,

me regaló un gallito, desde ya

era una parte de mi hacer allá

el gallístico lance dominguero.

Lo preparamos para la batalla,

un domingo la cita fue la valla

en contra de cenizo más experto

que además parecía ser “untado”,

fue un único revuelo y el malvado

¡dejó por tierra, mi gallito, muerto!

Abril, 2021

516

ALUCINACIÓN

El pozo de la vida es muy profundo

y por ir hacia el fondo las querellas

discuten cual si fuesen mil doncellas

en tropeles de un ruido tremebundo.

Cuando mis ojos en sus aguas hundo,

no más busco el fulgor de las estrellas

que descendieron como ninfas bellas

desde cielo que abarca nuevo mundo.

Bajé desde el brocal al mismo fondo

y vi que en él, su azul claro y redondo

en vez de aguas inmensas es la mina

que ponen en las manos del pocero

las diosas fulgurantes de un lucero

dueño de alguna fuente diamantina.

Junio, 2021

517 

BOTIJA DE ABUELO PANCHO

Abuelo Pancho fue de Gran Canaria

y en Cuba pensó hallar fácil erario

que dejase escondido algún corsario

desde oscura leyenda centenaria.

Aun de anciano iba, en obsesión diaria,

abriendo hoyos en su entorno agrario,

persiguiendo un tesoro imaginario

de una historia ya vuelta legendaria.

Abuelo nunca halló aquella botija

que procurara con su mente fija

como el más anhelado de un tesoro.

Pero obtuvo, al final, en la vejez,

un preciado tesoro, la honradez,

brillantísimo y caro como el oro.

Mayo, 2021

518

ESTA PIEDRA

No sé desde dónde arrastro esta piedra,

quizá desde la fecha, o la hora

de un ancla de aureola

choqué con ella.

No voy a tropezar jamás con esta,

me dije al verla triste y loca,

te meteré por horma

bajo protesta.

Me la llevé colgada a dondequiera,

la protegí junto a la choza

de toda la floresta...

Ahora es ella misma quien tropieza

conmigo, se hace sombra

¡y cae muerta!

Abril, 2021

519

¡ESTE RÍO!

Al río San Andrés —novillo gacho—

las lunas le bebió mi potro pinto,

cruzaba por la finca el Laberinto

como si fuera trovador borracho.

Esta ermita de agua donde agacho

mi espíritu a rezar, es mi recinto,

una jaula de sol de un astro extinto

que ilumina de nuevo mi penacho.

Aquí quedó la primavera encinta

de una rosa que debe ser distinta

a las tantas que ya parió Natura...

He logrado mi sueño: desde ahora

arriendo los balcones de la aurora

¡para oír cómo el río este murmura!

Abril, 202

520

MI EPITAFIO

(Para usarlo 10 años más tarde)

Aquí yace el poeta don Francisco,

apellidado Henríquez, sin más sello:

sin medallas colgándole en el cuello

y más fibras de dócil que de arisco.

Francisco del arado y del aprisco,

que buscó de la vida lo más bello.

No vivió destellado en un destello

ni creyó merecerse un obelisco.

A los que leen mi epitafio ahora

también les llegará la misma hora

teniendo que vivir igual angustia.

Es hora de que escriban su epitafio

a no ser que les toque un cenotafio

bajo cipreses de enramada mustia.

4 de enero, 2010

521

 

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Fredo Arias de la Canal, presidente del Frente
de Afirmación Hispanista con sede en México,
entrega a Francisco Henríquez la medalla de
Premio  José Vasconcelos. Sentadas a izquierda
Eloísa Henriquez, esposa de Francisco y Arleen
King, esposa de Fredo. Extrema derecha don
Odón Betanzos Palacios, Director la Academia
Norteamericana de la Lengua Española,
con sede en Nueve York.
12 de octubre de  2005

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El mismo día 12 de octubre de 2005, don Fredo
Arias de la Canal, de pie, con su esposa Arleen
King. su derecha Francisco Henríquez.

1-vasconcelos-2005-1

Revista Norte dedicada Francisco Henriquez, 
premio José Vasconcelos, Miami, 2005.

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Francisco Henriquez visita a la poeta Carilda
Oliver Labra, en su hogar en la ciudad de
Matanzas, Cuba, junio de 1998. Carilda es
Premio José Vasconcelos 2002´.

5 Vasvoncelos 5

Cinco ganadores del Vasconcelos: Brígido
Redondo Domínguez, México, Rodrigo
Pesántez Rodas; Ecuador, Francisco Henríquez
Dominguez, EUA-Cuba.,, Odón Betanzos
Palacios, EUA-España, Alfonso Larrahona 
Kästen, Chile.

1 Telde Picture5 Telde

.Recibe la Medalla  Mérito Cultural
del Gobierno de Telde, en la isla
Gran Canaria, Canarias, 2013.

1 Mii rioMi rio

Visita su lugar de origen. En el río San
Andrés, Finca El Laberinto,  Unión de
Reyes, Matanzas, Cuba.

Juan Ruiz de Torres

Juan Ruiz de Torres, premio José Vasconcelos
2004.  Fue un poeta, narrador y ensayista español. 
Después de una carrera como profesor e ingeniero
principalmente, se dedicó a la promoción cultural
desde 1980, en la Asociación Prometeo de Poesía,
y a la creación en poesía, narrativa y ensayo literario.
Fecha de nacimiento13 de julio de 1931.
Fallecimiento24 de abril de 2014

Manuel de la Pueba 3

Manuel de la Puebla, España 1924-Puerto Rico  2021
Premio José Vasconcelos, 2001.
BIOGRAFÍA.
Bárcena de Campos, Palencia (España), 1924. 
Reside en Puerto Rico. Dr. Estudios Hispánicos.
Profesor universitario de Literatura (jubilado).
 Fundador, director (1979-1999) de la revista
y ediciones Mairena, revista Julia (2000). Crítico
ensayista, cuentista, antólogo. Colaborador del.
I.R.P.E. Caballero Orden de la Encina, Miembro
Honorario, A.P.P. Pasó su juventud en Argentina.
Poemarios publicados: "Unos apuntes líricos" (1972),

Presentación / 11

En la vetusta Casa del Planeta

I / 14

II / 15

III / 16

IV / 17

V / 18

VI / 19

VII / 20

VIII / 21

IX / 22

X / 23

Sonetos de fe

I / 27

II / 28

III / 29

IV / 30

V / 31

VI / 32

VII / 33

VIII / 34

IX / 35

X / 36

XI / 37

XII / 38

XIII / 39

XIV / 40

Romance entre patos

En el patio floridano de Ana y Frank. Bajo el techo de la tarde / 43

La cosecha / 44

En el séptimo día / 45

El proceso / 46

Sigue el proceso / 47

El parto / 48

Pariendo / 49

El primer aventurero / 50

La primera experiencia / 51

Erotismo vegetal

Papayo / 55

Evolución vegetal / 56

Erotismo vegetal / 57

La enredadera / 58

El musgo / 59

El maíz / 60

Los jagüeyes / 61

El cacto / 62

Gestación / 63

La chayotera / 64

Erotismo senil

Erotismo senil / 68

Rapto / 69

En el baño / 70

Un nido / 71

Violado / 72

Aventura / 73

Inmaterial / 74

Nocturnal / 75

Recuerdo / 76

Búsqueda / 77

Camino de Belén / 78

Sublimación / 79

Éxtasis de medianoche / 80

Primorosa / 81

Afiebrado beso / 82

Ex profeso / 83

¡Esta dama...! / 84

Sexo / 85

Sonetos de la Buena Muerte

I / 93

II / 94

III / 95

IV / 96

V / 97

VI / 98

VII / 99

VIII / 100

IX / 101

X / 102

XI / 103

XII / 104

XIII / 105

XIV / 106

XV / 107

XVI / 108

XVII / 109

XVIII / 110

XIX / 111

XX / 112

XXI / 113

XXII / 114

XXIII / 115

XXIV / 116

XXV / 117

XXVI / 118

XXVII / 119

XXVIII / 120

XXIX / 121

XXX / 122

XXXI / 123

XXXII / 124

XXXIII / 125

XXXIV / 126

XXXV / 127

XXXVI / 128

XXXVII / 129

XXXVIII / 130

XXXIX / 131

XL / 132

XLI / 133

XLII / 134

XLIII / 135

XLIV / 136

XLV / 137

XLVI / 138

XLVII / 139

XLVIII / 140

XLIX / 141

L / 142

La Conquista de América

I / 145

II / 146

III / 147

IV / 148

V / 149

VI / 150

VII / 151

VIII / 152

IX / 153

X / 154

XI / 155

XII / 156

XIII / 157

XIV / 158

XV / 159

XVI / 160

XVII / 161

XVIII / 162

XIX / 163

XX / 164

XXI / 165

XXII / 166

XXIII / 167

XXIV / 168

XXV / 169

XXVI / 170

XXVII / 171

XXVIII / 172

XXIX / 173

XXX / 174

XXXI / 175

XXXII / 176

XXXIII / 177

XXXIV / 178

XXXV / 179

XXXVI / 180

XXXVII / 181

XXXVIII / 182

XXXIX / 183

XL / 184

XLI / 185

XLII / 186

XLIII / 187

XLIV / 188

XLV / 189

XLVI / 190

XLVII / 191

XLVIII / 192

XLIX / 193

L / 194

LI / 195

LII / 196

LIII / 197

LIV / 198

LV / 199

LVI / 200

LVII / 201

LVIII / 202

LIX / 203

LX / 204

A José Santos Chocano. “Autóctono cantor de Amé­rica” / 205

Adioses a personajes y cosas caídos

A Pablo Neruda / 209

A Juan Pablo II / 210

A Octavio Paz / 211

A Libertad Lamarque / 212

A Rafaela Chacón Nardi / 213

A Heberto Padilla / 214

A las torres gemelas / 215

Fábulas / 218

Poetas locales / 219

Vendemos propiedades... / 220

Creencia / 222

Soy patriota / 223

Ocho sonetos a un poeta tinerfeño

I / 227

II / 228

III / 229

IV / 230

V / 231

VI / 232

VII / 233

VIII / 234

Otros sonetos

Tríptico en homenaje / 237

Reflexión en tiempo de Navidad / 240

Cuando corría el año 2096 / 241

¡Navidad! / 242

La casa de Dios / 243

Cuando un año comienza / 244

Tiempos oscuros / 245

Todo viene de Dios / 246

¡Se espera otro diluvio! / 248

El mensaje desoído / 249

La hora umbría / 250

Como un divino colmenar... / 251

Navidad tardía / 253

Bendición de la hecatombe / 254

Cuando parta / 256

El pozo de la vida / 257

Remedio para volver a La Habana / 258

José Martí / 260

La Mariposa / 262

El Tocororo / 263

La Palma Real cubana / 264

El avispero / 265

La cueva / 266

La piedra / 267

Esa puerta / 268

Valparaíso / 269

Estampa de monte adentro / 270

Ceremonial / 272

Espacial / 273

Purificación / 274

Perspectiva / 275

Miel de bien / 276

El ciclón / 277

No hay paz posible / 278

Presumir a costa ajena… / 279

Todo tiempo pasado parece mejor / 280

Abrumamiento / 281

Al Quijote y Sancho Panza / 282

Seis del mes seis del año seis / 283

Mercedes Matamoros / 284

El vaso perdido / 285

La mujer del piojoso / 286

Coge el cubo y vamos / 287

Para ser poeta / 288

Rimar bien o no rimar / 290

El vigía / 295

Símil del mar / 297

Llueve / 299

Fantasía / 300

La mordedura / 302

El avaro / 303

Tríptico a Coatepeque / 304

Las tres medallas / 307

Lo transitorio / 308

A Miguel Hernández / 309

Ceguedad / 310

El lobo / 312

El Niño / 313

Tríptico / 315

La choza / 318

Muerte y resurrección de la tarde / 319

Naufragio mar afuera / 320

Iluminados vuelos / 321

Sismo / 322

Suicidio del río / 323

Un raro río * / 324

Tiempo tormentoso / 325

A mi Patria / 326

Estas canas / 327

El hombre es sólo un átomo / 328

El hombre / 329

El torrente / 330

El trueno / 331

Milagro / 332

Sin hora / 333

Perdónalos, Poesía / 334

El terruño / 335

Y tuyo / 336

Idilio / 337

El carbonero / 338

Máxima / 339

El amor es todo... / 340

Ella... siempre ella / 341

Recuerdos / 342

Yo soy / 343

La espina / 344

¿Cardo santo...? / 345

El fósforo / 346

¿Paz o guerra? / 347

Cuando muere un poeta / 348

¡Rosa roja...! / 349

La noche / 350

Corriente subcutánea / 351

La tarde va descalza / 352

¿Qué es poesía? / 354

Sombra / 355

Tu voz / 356

El sol / 357

La luna / 358

Claridad nocturna / 359

¿Qué busco? / 360

El poder de la musa / 361

Al revés / 362

La constante evolución del agua / 363

Secuestro / 364

Para soñar / 365

Evolución del amanecer / 366

Encarcelado / 367

La poesía / 368

Poetas de verdad / 369

Inquietud / 370

El silencio / 371

Vacío / 373

El llanto / 374

Desde mí mismo / 375

Amor compartido / 376

El mendigo / 377

Lástima / 378

Al filo de la medianoche / 379

Contraste en la madrugada / 380

El pozo / 381

Al olmo lo salva un signo / 382

Puente / 383

Imprevisto / 384

La jaca / 385

Rosa blanca / 386

La abuela / 387

El Teide: fabuloso mirador / 388

El pavo real / 389

Pájaro carpintero / 390

El diccionario / 391

Reflexiones / 392

La paz / 393

Tragicomedia / 396

La montaña de la vida / 397

Media cama / 398

Soneto de madera / 399

Tu corazón no es corazón / 400

Una bella / 401

El Astro Rey / 402

Camino al cementerio / 403

Tentación / 404

El poeta / 405

Invernal / 406

El rebaño / 407

Desafío / 409

El futuro / 410

El milagro de tu voz / 411

Para hallar a Martí / 412

Un falso adorno / 413

Primavera / 415

Cuatro sonetos obligados / 416

Gota a gota / 419

Desengaño / 420

Brindis / 421

Divino hallazgo / 422

Tiempo y distancia / 423

Mensajera / 424

Dos verdades / 425

La métrica / 426

A mi esposa / 427

El Tajo / 428

La bandera cubana / 429

Oír mucho y hablar poco / 430

Soneto tridecasílabo / 431

Las manos de los cuadrúpedos / 432

¡Ah!, los bípedos no tienen pies / 433

Meditando / 434

Mujer-diosa / 435

Hija Ana María / 436

Diana / 437

Mi niña inválida / 438

Antonio Maceo / 439

Nunca es tarde / 440

Incensario / 441

Canto materno / 442

Exigencia / 443

El estrambote / 444

Un soneto estrambótico / 445

A un estilista del verso / 446

Sin dudas / 447

Sin nada / 448

Inalámbrica / 449

La campana repica / 450

El valor verdadero / 451

Inesperado rosal / 452

La envidia / 453

Tus ojos / 454

Ha muerto una madre / 455

¿Que si te quiero, amor...? / 456

Para quererte, amor... / 457

Gracia plena / 458

El árbol de la bandera / 459

A la madre patria / 460

Vengo por ti / 461

Eres la gloria y la ilusión, mujer / 462

Coloquio / 463

Mi dolor / 464

Nieta Lauren / 465

Dos banderas / 466

Desde Eva / 467

Familia de las aves / 468

Serpiente clorofila / 469

Sensual / 470

Son ovíparas / 471

Nido de víboras que Dios junta / 472

Chupando el pezón / 473

Diabólicas culebras / 474

Serpiente pitón / 475

Eva repetida / 476

La palma real / 477

Estampa campestre / 478

Recordando a Rosquilla / 479

A quien pueda interesar / 480

Congreso aviar / 481

Soy poeto / 482

Dios perverso / 483

Navideño 2019 / 484

Reyes Magos / 485

El político criollo / 486

En blanco y negro / 487

Del tiempo / 488

Es de matas / 489

Para decir padre / 490

El diálogo / 491

La Tierra / 492

Gandhi / 493

Diezsilábico / 494

Cartereado / 495

Canto célico por el niño de Laura / 496

Yo lo hice / 497

Tornero / 498

Elogio de una madre / 499

Nuestro aniversario 67 / 500

Asedio / 501

Desastre / 502

Cambio de perspectiva / 503

Mi novia jardinera / 504

Locura compartida / 505

Visionario / 506

La tolerancia / 507

Divorcio con renuncia / 508

El veguero y su vega / 509

Un canario en Cuba / 510

Basado en un cuento / 511

No es igual pero parecido / 512

El gran engaño / 513

Sombra y luz y viceversa / 514

Persecución / 515

El gallero / 516

Alucinación / 517

Botija de abuelo Pancho / 518

Esta piedra / 519

¡Este río! / 520

Mi epitafio / 521

Desde el cósmico umbral de la memoria, «Antología de sonetos» de Francisco Henríquez, ha sido publicado por Ediciones Deslinde en Madrid en 2021, gracias al auspicio del Frente de Afirmación Hispanista, A. C., México. Tirada inicial: 500 ejemplares. Tanto la edición impresa como la versión digital de esta obra, y otros títulos de Deslinde, pueden adquirirse en el sitio web: www.edicionesdeslinde.com

Los textos  vendrán más tarde

 

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